sábado, abril 29, 2006

Empedrados Bizarros III (Esos raros volantes nuevos)

Todos los días que salimos a las calles, nos llenan los bolsillos con ofertas y promociones o novedades, desde las más lógicas hasta las más mundanas, desde las más insólitas, hasta las más sórdidas. Todo este microcosmos de mensajes cuenta sobre otra pieza de ese gran puzzle que en una multifacética ciudad-monstruo, nos habla de sus movidas, de sus preocupaciones; veamos...

Bueno, veamos... acá hay partuza, descontrol (descontrol bajo control, bah), parece que la joda viene para las chicas hasta la una; a esa hora, que ya les silva la pava que da miedo, podríamos ingresar los portadores de testosterona a lo que promete una noche bien divertida, de esas en la que uno siempre rescata algo y a la vez alguna se rescata con uno; con el aditivo de que todo el mundo tiene claro a qué se va, que no es a otra cosa que a divertirse, que la vida no para y es a menudo cruel... por qué negarse un poco de alegría. Al menos yo no quiero irme de este mundo con cara de culo afligido... Algunos amigos, más aventureros y menos comprometidos que yo, frecuentan todavía el Pinar y me cuentan que se pone lindo; en fin, Ramos siempre fue especial. Igual a mi hay términos que me impresionan: "apertura"; "japi hour", "regalitos"...



Acá solo amerita una reflexión: además de lo que cobran y lo que dan, por lo que nos convierte en tremendos nabos al consumirles; si te tomás el trabajo de leer esta convocatoria que apela a los beneficios del ahorro, mostrando nuestra supuesta concepción del mismo; te das cuenta por lo que nos tienen: una masa homogenea de infradotados. Y quizás sea así, ¿no?: mente superior domina mente inferior... (cliqueá la foto para leer con claridad)

Esto... bue, en fin... Si encuentran los suficientes infradotados para verse seducidos por la foto de este volante; a estos tipos habría que demandarlos por apología de la bulimia anorexia. Hacé clic en la imagen de abajo y entrá en el maravilloso mundo de la salud y el dinero.

En cambio, en la tarjeta de abajo la invitación es más tentadora para las féminas en celo... Hacé clic en la tarjeta y enterate de lo que significa "A puro esfuerzo"...


Y si querés un cacho de cultura, tenés que ir a este centro y anotarte con el "Profe de los Profes"... pufff

viernes, abril 28, 2006

Megalópolis: el nido (novela atroz por entregas) Parte IV


I V

A las ocho menos cinco llegó el intendente. Ante el anuncio de Guzmán, Azcuénaga salió a recibirlo y lo condujo hacia la zona afectada
-Huele como la misma mierda – comentó, enfundado en un sobretodo negro y con gafas oscuras.
Observando el abrigo, Azcuénaga recordó que él mismo sentía un frío inusual. Debería estar haciendo los típicos quince o veinte grados de esa hora en las postrimerías de noviembre; pero como mucho la temperatura arañaba los cinco en aquel sitio.
-¿Está todo el parque así? – preguntó Corradi
-Un setenta y cinco por ciento de la superficie
Los distintos grupos de hombres abocados a tareas de inspección y remoción de cenizas, trabajaban sin levantar la vista ni reparar en los funcionarios.
-Ya trabajan los peritos – comentó el administrador
-Vamos a informarnos bien – dijo el intendente y se dirigieron hacia la oficina de operaciones, adyacente a la administración.
Un helicóptero policial, despegando de la cercana escuela de cadetes, comenzó a descri-bir círculos sobre el área.
-Buenos días caballeros – saludó el intendente
En la sala se encontraban los tres ingenieros de la plantilla del parque; el coronel, gerente operativo de Alerta Seguridad S.A; el jefe de personal; el de tesorería; el jefe de capataces con sus encargados de turno; los tres guardias de seguridad y el comisario junto a otros dos oficiales de alta graduación.
-El intendente quiere una exposición rápida de los hechos, tenemos que tomar algunas determinaciones – anunció Azcuénaga
-Si me permiten... – uno de los ingenieros desplegó un croquis y un esquema aéreo del complejo sobre una gran mesa de trabajo. El grupo se acercó.
Tomás Levenssen, ingeniero jefe del parque, iluminó la mesa por su parte inferior para trabajar con la transparencia.
-Quisiera imponerles de cuanto hemos visto y sabemos, pues quiero liberar a mi gente de la reunión- se sentía algo incómodo con su oficina tomada al asalto – No sabemos todavía cuánto tiempo nos va a llevar reacondicionar esto y mis hombres son necesarios allá afuera – levantando la vista de la mesa, miró a los políticos - Ya saben que pasado mañana es ventiocho – agregó
El grupo intercambió miradas. En efecto, ese sábado se inauguraba oficialmente la temporada estival, el nuevo sector de entretenimientos acuáticos, el oceanario y este marco festivo serviría de escenario para el lanzamiento de la campaña de Corradi.
-Tengo a un hombre sacando instantáneas en el helicóptero que puso a nuestra disposición el comisario y puedo observar, por los primeros revelados que me han acercado, que la zona de cenizas abarca todo esto – su dedo trazó una elipse casi perfecta, solo abierta en su base, que quedaba circunscripta en el gran rectángulo que formaba el predio.
-Como pueden apreciar, este elipsoide coincide con el trazado de las vías del pequeño tren que da la vuelta al parque – explicó en tono didáctico. Algunos miraron sin asociar inmediatamente.
-Es que el talud que forma el terraplén, un desnivel que oscila entre dos y cinco metros de altura según el lugar, ha hecho como de contención en apariencia, a la causa que haya generado estos detritos- tenía lógica, pero aún estaban en cero.
El único punto en donde las cenizas han llegado a las lindes mismas del parque, es en los fondos del mismo – con su índice daba todas las referencias sobre el plano – Ahí las vías corren a nivel del terreno y el avance de lo que las produjo se interrumpió por el ancho foso que forma el riacho negro – alcanzó varias fotografías a Corradi
- Ha desaparecido toda la vegetación existente en las zonas afectadas, hasta en las riberas mismas del curso de agua – prosiguió – los mecanismos de los juegos no presentan daños en sus estructuras fundamentales, ni se observan rajaduras en las mamposterías – inspiró profundamente y continuó – Pero me temo que gran parte de las instalaciones eléctricas, sus fundas, conductores, dispositivos testigo de cierta sensibilidad, sistemas de audio y video, tendido telefónico interno y el sistema contraincendios mismos, presentan serias averías.
- ¿El sistema contra incendios no se activó?¿Cómo funciona? – le preguntó Corradi
- No, llamativamente no se activó. Trabaja en base a sensores que detectan tanto una elevación brusca de la temperatura, como asimismo variaciones térmicas en cableados elécticos – el ingeniero guardó silencio unos segundos, como si algo se le estuviera escapando – En fin – dijo por último – solo vamos a poder detectar en su totalidad lo que fue afectado y lo que no cuando terminen su trabajo los peritos policiales y podamos entonces remover las cenizas.
Mientras Levenssen exponía, el ingeniero de mantenimiento, a todas luces su brazo derecho, iba recibiendo papeles garabateados por su gente que a través de Guzmán le hacían llegar desde el interior del parque, donde estaban realizando inspecciones visuales. En un momento determinado, el secretario de Azcuénaga lo llevó aparte y comentaron sobre algo escrito en uno de esos papeles en particular.
- Tomás...- el joven ingeniero tocó el codo de su jefe y acto seguido le tendió la nota. Levenssen leyó brevemente.
- Bueno, esto si que...- se frotó la mejilla con la palma de la mano – realmente no sé que grado de relación pueda haber, pero han tomado nota mis hombres que un boletín de la radio anuncia que un sismo interesó a la ciudad y sus alrededores – observó el papel unos segundos más – sí, acá dice que la estación sismográfica que la Facultad de Ciencias Exactas tiene ubicada unos setenta kilómetros al noroeste, ha detectado un movimiento telúrico de 6.2 de intensidad en la escala de Richter.
- No puede ser, están locos – comentó el ingeniero de operaciones – a menos que el epicentro esté a más de mil kilómetros, nos tendría que haber sacudido de lo lindo
- Quizás fue de una fracción de segundo – dijo Azcuénaga – yo me acuerdo que en el `77... – lo pensó mejor – no, igual se tendría que haber sentido.
Corradi meditaba con la mano en la barbilla
-Acá algo tiene que ver – Levenssen retomó la palabra – porque el epicentro del fenómeno fue en algún punto de esta capital, por lo que consigna esta información y tuvo lugar exactamente a las seis y seis minutos hora local – el ingeniero levanto la vista del papel.


Transcurrieron diez minutos de especulaciones y discusión entre los que estaban en aquella reunión, mientras Corradi se ponía al habla con los responsables universitarios del Instituto Sismológico. Mientras aguardaba la comunicación, el intendente miraba por el ventanal de la oficina de operaciones; ésta se hallaba en el primer piso del edificio que simulando una fortaleza se levantaba transversalmente al acceso principal del parque. En este edificio se agrupaban el con junto de dependencias administrativas y técnicas, distribuídas en dos plantas. La edificación de piedra recreaba un castillo medieval y bajo sus arcos estaban las boleterías, molinetes y oficinas de informes. El frente era un muro continuo con foso y puente levadizo, todos los ventanales ubicados en la parte posterior miraban hacia el interior del parque.
Corradi no se engañaba. Desde donde él estaba se apreciaba el sendero de acceso hasta el puente del terraplén y sobresaliendo por detrás de éste veía montañas rusas, aerosillas,la vuelta al mundo, aerogóndolas... En el sector más próximo, lo único que se podía deducir era que aquella mañana no habían concurrido los jardineros, pero detrás del talud... ¿Quién habría sido el hijo de puta?. Debería tener nombre y apellido y él lo iba a encontrar. Terminó su diálogo telefónico
- Señores – dijo acercándose nuevamente a la mesa donde los hombres debatían – No creo que por el momento la gente del instituto pueda darnos informaciones de más utilidad, dado que todos sus registros fueron tomados por los aparatos durante las horas en que solo hay en sus instalaciones personal de maestranza y seguridad.
- O sea que ellos tampoco sintieron nada – acotó el ingeniero de mantenimiento
-No. Y a diferencia de otras regiones del territorio nacional, esta estación no tiene científicos en forma permanente pues está considerada zona de bajísima actividad sísmica – les informó – por lo tanto me solicitaron unas cuantas horas para hacer interconsultas con otras estaciones y poder avanzar sobre el tema.
Levenssen hablaba en la puerta con un uniformado y miró su reloj
- Intendente, amén de la relación de ese suceso con el que nos ocupa, son ahora las diez y media y me informan los peritos que han concluído su tarea preliminar – se encaminó hacia la puerta seguido de sus ingenieros – quisiera aprovechar la celeridad de esta gen-
te y poner manos a la obra, si me permiten...
- Levenssen – Corradi lo detuvo con un gesto de la mano
-Haga el favor de encargarse que de su gente no surjan trascendidos y que ninguno de sus hombres abandone el parque hasta que hallamos tomado una determinación – luego se volvió hacia el jefe de personal – Satraglia, los que vayan llegando en los distintos turnos que sean asignados a tareas en áreas no afectadas, o bien deles franco; licéncielos so pretexto de algo, no se, lo que se le ocurra – y tocándose las cejas con el pulgar y el medio de la mano izquierda, agregó – serán solo unas horas, hasta que podamos deter
minar qué pasó – el intendente se mostraba seguro capitaneando la delicada situación – cuanto menos sepan, menos daño les hará. Encárguse por favor Guillermo – Satraglia salió rapidamente y tras él, los tres ingenieros.
- Quisiera informarme de las impresiones de los peritos – dijo
- Principal Robacio, por favor – el comisario le hablo auno de los hombres de mameluco azul.
- Les tiro varias observaciones sobre el terreno, sujetas a errores de apreciación – arrancó el perito – Estamos casi en el convencimiento pleno que aquí no hubo llama, incendio premeditado, cortocircuito o agentes incandescentes de ninguna índole.
Se miraron todos con expresión de duda en sus rostros.
- Pero escucheme... - protestó Azcuénaga – yo le aseguro...
Con un gesto el policía le pidió que lo dejase continuar.
- Tampoco estamos diciendo que vino un loco con unas cuantas bolsas y una pala y esparció todas esas cenizas. Es evidente que todo lo que se hallaba en el área afectada sufrió los efectos de una temperatura elevada – el rostro de este oficial evidenciaba la inteligencia y perspicacia del investigador meticuloso – y es justamente eso lo que queremos decir - continuó – acá hubo solamente calor, temperatura y por sus efectos, debe haber durado una fracción de segundo.
Un aire de irrealidad y nerviosismo invadía la estancia, parecía hacer más frío.
- Hemos muestreado... – ahora hablaba pausadamente – hemos tomado muestras de las cenizas en distintos puntos, parece asombrosamente homogénea y casi podría asegurar que el laboratorio no va a encontrar evidencias de que se traten de restos de combustión de ningún material que estuviera presente en esa zonz del complejo, excepción hecha del pasto y el follaje de los árboles, altamente frágiles al calor pero que ni remotamente podrían haber generado semejante volumen de residuos – por momentos parecía confuso.
- Por otra parte, mi experto en siniestros igneos me asegura que no se produjo fuego alguno en ningún sitio del área en cuestión. No aparecen focos extintos como para evidenciar un punto de inicio de llama, ni hay señales características en las instalaciones eléctricas, que en contraste con un cortocircuito, están quemadas de afuera hacia adentro, lo cual descarta un problema en los cableados – caminó hasta un rincón de la oficina y se sirvió café en un vaso de plástico de una máquina expendedora. Mientras bebía continuó su alocución
- Hay zorzales, benteveos y torcazas muertos entre las cenizas, sin notarse lesiones físicas, solo el plumaje afectado por el calor pero sin constituir una lesión fatal. Asimismo patos, cisnes y peces de los lagos han muerto como fulminados... un par de gatos también. Tomamos material de la corteza cristalizada de los árboles y hemos cortado varios trozos de espejo de ese entretenimiento junto a la torre...
- El “Laberinto de Cristal” – apuntó el capataz
-Sí, ese. Resulta que los espejos han sufrido una ozonización sumamente extraña y...
- Conclusiones, oficial – interrumpió el intendente
El policía lo miró fijamente con hostilidad
- Primero: el calor fue súbito; la temperatura pareja en todas partes; brotó del suelo hacia arriba y desde afuera de los objetos hacia adentro. Segundo: las cenizas y estoy casi seguro, no se relacionan con nada existente en el parque. Tercero: la temperatura, elevadísima en sí por su exigua duración esto evidenciado por sus efectos sobre los materiales, no tiene relación con la desaparición de las formas de vida presentes en ese momento y, como les iba a decir en el momento en que me interrumpió el señor intendente – miró en ese instante a Corradi, que seguía imperturbable el curso de sus deducciones – esta es una zona de terrenos bajos, ha sido rellenada por el Cinturón Ecológico Metropo
litano con resaca, tierras negras, escombros, residuos domiciliarios compactados, mucho material orgánico, desechos patológicos... en resumen, humus muy fértil, ¿verdad? – todos asintieron
- Pues si se toman el trabajo de apartar las cenizas como lo están haciendo mis hombres, comprobarán que el perficie que abarca este fenómeno – el estupor agitó la sala
- ¿Qué me quiere decir? – estalló Corradi – Déjese de embromar... ¿Qué pasó? ¿Un fenómeno mágico o algo así? – lo enardecía el no poder determinar rapidamente lo que había ocurrido.
-Señor Corradi – ahora el policía hablaba con voz firme y segura – yo le expongo hechos que son irrefutables; las pruebas y análisis de laboratorio, las pericias veterinarias, el examen de los momentos previos al suceso, las condiciones meteorológicas presentes en aquel instante y algún otro tipo de fenómeno que se haya producido, son los que nos va a permitir hallar el hilo de esto. Tenemos que considerar todo por absurdo que parezca; incluso, aunque francamente no lo asocio, estamos frente al hecho inédito de un sismo de la intensidad que...
- ¡Hallaron un cadáver! – era Guillermo Satraglia, el jefe de personal, que estaba en ese momento con los equipos de trabajo.
Azcuénaga se adelantó hacia él, parecía descompuesto. El administrador lo tomó por los hombros
- ¿ Dónde Guillermo ?
A modo de respuesta, Levenssen y dos operarios irrunpieron presurosos y tambaleantes bajo el peso del cuerpo que traían en una frazada que hacía las de camilla. Dos policías les ayudaron rapidamente.
- La puta madre... – Corradi se acercó abrumado
Corrieron croquis y planos y depositaron al hombre sobre la mesa.
Tenía el olor fétido de las cenizas bajo las cuales, era fácil deducir, lo habían hallado. Pero exceptuando el uniforme ennegrecido, no presentaba señales de violencia física, aunque sí de rigor mortis.
- ¡ Hagan sitio!! – rugió el comisario – Vos, Cepeda, andate al móvil y pedí un equipo forense y la morguera – Un suboficial presuroso se hizo cargo de la orden.
- Han en contrado otros dos – anunció Kurt, que estaba en comunicación radial con sus hombres.
Fueron apareciendo bajo las cenizas uno a uno los cadáveres sin signos de violencia ni heridas apreciables, pero con la ropa evidenciando haber sufrido los efectos de una temperatura elevada y con la piel enrojecida como tras una larga exposición al sol del mediodía de enero.


Alrededor de las doce y media Corradi se sintió un poco menos inquieto. Había pasado los últimos cuarenta y cinco minutos observando las tareas de remoción.
Satraglia se había hecho cargo rápida y efectivamente del personal. Solo había ingresado un segundo grupo de mantenimiento; se les otorgó franco aduciendo que había colaboradores de la comuna ultimando detalles para el lanzamiento de la campaña y los pocos administrativos que cumplían tareas aquel día de la semana, fueron habilmente diseminados en dos o tres oficinas bien separadas de donde se reunían investigadores y técnicos. Si bien todos estos empleados palparon un ambiente extraño y notaron detalles como el olor omnipresente, la mayoría creyó lógico el despliegue policial teniendo en cuenta la presencia de unos cuantos peces gordos.
La empresa de seguridad desplazó el relevo de las ocho, como refuerzo de custodia de una entidad financiera.
Hacia la una el intendente decidió retirarse. Las cosas parecían ahora encarrilarse. Comprobó con gran satisfacción que los medios radiales y televisivos estaban por completo dedicados al fenómeno sísmico y meteorológico (la temperatura glacial, que siguió descendiendo a medida que transcurría la mañana); asimismo los titulares de los vespertinos iban a estar abocados a este tema, según averiguaciones telefónicas que Guzmán realizó con las redacciones. Peritos y cuadrillas trabajaron con una rapidez notable. Llamó entonces a los responsables una vez más.
- Azcuénaga, por favor, le voy a rogar que permanezca en el parque hasta la completa regularización de la situación
- En hora y media más terminamos con la remoción – dijo éste – Luego haremos con Levenssen una inspección técnica general y la gente de Kurt va a trabajar sin relevos en la parte de chequeo, limpieza, reperaciones y pintura.
El administrador se mostraba distendido y más seguro.
- Son pocos, pero consideramos que trabajando toda la noche el sitio quedará como nuevo y con la pintura seca mañana al mediodía
- Indudablemente – apuntó Levenssen – en algún momento nos vamos a ver en la necesidad de convocar a gente del equipo de diseño, algunos especialistas, gente de parques y paseos... no perdamos de vista que Kurt solo cuenta de momento con empleados de mantenimiento y operarios electricistas.
- De acuerdo – concedió Corradi – el comisario Duronea y el principal Robacio van a reunir a la gente a la gente e insistirle sobre la importancia de la discreción – se dirigía a los oficiales, también convocados en ese momento – Me parece un argumento adecuado
hablarles sobre la posibilidad de un atentado terrorista, así tienen en claro la importancia de su silencio y colaboración; ¿no le parece Duronea?
- Sí – el aludido reflexionó unos instantes – sería adecuado también que todo el personal que se vaya afectando sea avisado que va a trabajar por tiempo indeterminado con
vistas a la inauguración
- Correcto – Satraglia tomaba nota mentalmente
- Sí – afirmó el policía una vez más - la inminencia del acto oficial del sábado nos va a permitir controlar unas cuantas horas que se filtre algo de lo sucedido; voy a pedirle a la gente de redes y servicios que aisle telefonicamente al parque para complementar las otras disposiciones.
- Perfecto – Corradi se puso su abrigo – Carlos, creo que la promesa de un conveniente ascenso de categoría para los hombres que deban quedarse, aplacará quejas y cuestionamientos.
- Comprendido
- En lo que respecta a ustedes – les hablaba nuevamente a Duronea y a Robacio – me he oupado de hablar con el superintendente de operaciones para afectarles, junto con los hombres que escojan, a este caso y bajo la exclusiva órbita de mis directivas . Obviamente en lo profesional no seré una interferencia, pues tienen mi más absoluta confianza – Su autoridad era indiscutible.
- Vería con agrado que establecieran su comando de forma tal que nuestra comunicación sea fluída – sonreía ahora – por favor, chequeen sus órdenes con el departamento central
- ¿Algo más? – también se colocó el abrigo el comisario, que consideraba la conveniencia de cambiarse el incómodo traje por ropa de fajina.
- No. Pero sepan caballeros que es una gran oportunidad: van a tener prioridad número uno en sus necesidades logísticas.
A ambos uniformados les constaba, pero no sucitaba en apariencia un entusiasmo particular en Robacio, en quien había reparado con atención Corradi. Era un hombre sagaz y con un estilo no común en los oficiales jóvenes de la fuerza, lo había enfrentado sin temores a la investidura...
- Intendente, tengo que retirarme, por qué no... – le interrumpió el encargado de la agencia de seguridad.
- Discúlpeme coronel – estaban todos de pie en la puerta de la oficina de Azcuénaga – Bueno, no creo deber detallarle sus obligaciones. Mi confianza en su capacidad queda reflejada en la circunstancia de no excluirle de esta reunión – el militar asintió agradecido e insistió en no revelar todavía los decesos, pues afectaban exclusivamente a personal de su agencia.
- Quiero leer los legajos de esta gente – le comentó – varios eran hombres solos, sin familia por lo menos en esta ciudad... pero de todas maneras está de por medio la companía de seguros y tengo que ver qué información le puedo suministrar.
- Le aconsejo que negocie con la aseguradora. Las primas sin beneficiarios de aquellos que no tenían familia o amigos es un buen motivo para que acepten la versión de un accidente sin hacer demasiadas preguntas.
La frialdad de Corradi sorprendió a todos, sería una de las numerosas pruebas que presenciarían en el futuro de su implacable determinación.
- Es importante que no haya dudas en las investigaciones ulteriores; es obvio que este personal está siempre expuesto...
- Corradi, no es un accidentado; son siete los muertos – le enfatizó el coronel
- Dilate unas horas la información como hemos quedado; silencie a los que no fueron afectados; licencie al relevo de las veinte; diga en la agencia de seguridad que en las próximas cuarenta y ocho horas el parque queda bajo jurisdicción de Policía Metropolitana
por el carácter del acto a realizarse y a las seis de la tarde lo espero en la oficina del forense – fue terminante
- Tengo que notificar a los familiares...
- Quédese aquí y hágalo en cuanto haya concebido una historia aceptable; no se, el vuelco de un vehículo que los transportaba, la caída de una estructura... piense; con el transcurso de las horas algo va a surgir y despejar más las cosas.
- Está bien – aceptó el coronel
- En cuanto elabore su versión, me la comunica que lo respaldaré – le infundió fuerzas – Satraglia, esto también le incumbe a usted así que lo espero junto al coronel
- A las seis – asintió aludido el jefe de personal
- Obraremos con la información según el resultado de las autopsias – miró entonces uno por uno a los involucrados – Señores, por un par de días están todos en un mismo barco, el mío. – salió sin saludar.

Un hombre con cara de pocos amigos le detuvo camino al estacionamiento.
- Che Corradi, me salieron raíces en el culo, ¿ me vas a dar bola?
- Querido correligionario Santillán – lo rodeó afectuosamente con el brazo – Creo que hace mucho que no recorremos juntos nuestra amada ciudad.
Para cuando llegaron al Mitsubishi del intendente, Santillán tenía un puesto clave en el nuevo gabinete que este conformaría tras las elecciones.
- ¿Dónde te acerco José ? – inquirió el corpulento Corradi mientras ponía en marcha el auto
Se alejaron departiendo futuras estrategias y Corradi pensaba que había hecho un buen negocio, un tipo que va con la celeridad de Santillán tenía que estar en su bando.


Continuará...

miércoles, abril 26, 2006

Los Nombres de las Calles III
2ªEd. Oriental


LAVALLEJA

Bautizado como Juan Antonio la Valleja y de la Torre, nació el 24 de junio de 1784. Partcipó de las luchas independentistas contra españoles, portugueses y porteños a las órdenes de Artigas y Rivera.
Participó en la Batalla de Las Piedras, donde obtuvo el grado de Teniente. También participó en el primero y en el segundo sitio de Montevideo; y acompañó a Artigas en el éxodo del pueblo oriental. Habiendo combatido en la batalla de Guayabos, fue designado por Artigas en calidad de comandante militar de la ciudad puerto de Colonia, con la misión primordial de organizar los corsarios que operarían en el Río de la Plata contra las naves portuguesas. En 1817 se sostuvo vigorosamente junto a Rivera en el Paso de Cuello, contra muy superior número de soldados del general portugués Lecor. El 3 de abril del año 1818 una fuerza portuguesa lo hizo prisionero en el arroyo Valentín (Salto). Fue remitido a Río de Janeiro, donde quedó confinado en la isla Das Cobras(tristemente famosa cárcel de la que pocos salían con vida). En 1821 se autorizó su vuelta a Montevideo e inmediatamente tomó servicio en el Regimiento de Dragones de la Unión, cuyo jefe era el coronel Rivera. Cuando se proclamó la independencia del Brasil para constituirse en Imperio de Brasil, Rivera y Lavalleja estuvieron junto con Lecor, firmando el acta de aclamación y reconocimiento del emperador Pedro I de Brasil, el 17 de octubre de 1822. Fugado a Buenos Aires en 1824, las autoridades imperiales lo declararon desertor confiscándole sus bienes.
Sus antecedentes significaban mucho para la emigración oriental repartida en todas las Provincias Unidas del Río de la Plata, y los planes de revolucionar la Provincia Cisplatina (como se llamaba desde la anexión portuguesa, luego brasileña), cobraron visos de realidad. Y en combinación con los jefes que tenían algún mando en la Banda Oriental que se hallaban dispuestos a secundar una tentativa de revuelta, se logró reunir tras muchos esfuerzos, el dinero necesario para el equipo de la pequeña expedición que desembarcando en la costa oriental, debía provocar el levantamiento del país contra sus ocupantes. Lavalleja fue el elegido para jefe de la peligrosa empresa. La expedición se realizó el 19 de abril de 1825, tomando tierra en la orilla del Río Uruguay, playa de la Agraciada, con unas pocas armas y al frente de un grupo de 32 compañeros(ver 33 Orientales) y logró levantar la campaña.
Luego de la reconciliación con Rivera, en el célebre “Abrazo del Monzón”, y del triunfo obtenido con éste contra las fuerzas brasileñas en la batalla de Rincón, ambos jefes unieron sus fuerzas para enfrentar al contingente reunido por los imperiales, en la batalla de Sarandí; que produjo el restablecimiento del apoyo del gobierno porteño a los revolucionarios de la Banda Oriental. Lavalleja fue incorporado al Ejército Republicano precisamente para alejarlo del campo de la política y marchó a la campaña de Río Grande do Sul, tocándole hallarse en la jornada victoriosa de Ituzaingó el 20 de febrero de 1827. Siguieron sus desafectos con el general en jefe Carlos María de Alvear, lo que produjo la inacción del Ejército Republicano, mientras los imperiales se preparaban activamente para reabrir las hostilidades. Hubo necesidad de retirarse y Alvear se estableció en Cerro Largo y Lavalleja en el Durazno, hasta que a la separación de Alvear, en julio de 1827, Lavalleja fue investido con el mando superior del citado Ejército.
La Convención Preliminar de Paz que se convino en 1828 entre el Imperio de Brasil y las Provincias Unidas, hizo a Lavalleja deponer su candidatura y el general José Rondeau se hizo cargo del Gobierno Provisorio el 1º de diciembre. Jurada la Constitución el 18 de julio de 1830, aspiró Lavalleja a ser elegido como Presidente; pero fue derrotado por Rivera en la votación efectuada en la Asamblea General Legislativa, en la cual obtuvo 27 votos contra 5 de Lavalleja.
En 1831 Rivera había destituído como Jefe del Estado Mayor al Cnel. Eugenio Garzón, hombre de confianza de Lavalleja; con el cual organizó una sublevación en junio de 1832; cuando el mayor Juan Santana intentó aprehender a Rivera en Durazno, lo que éste evitó cruzando a nado el río Yí. Un grupo de dirigentes afines a Lavalleja, encabezado por Garzón - entre ellos Silvestre Blanco, Miguel Barreiro y Pablo Zufriategui - hicieron saber a la Asamblea General que sólo obedecerían las órdenes de Lavalleja; pero éste no contó con el apoyo de los hermanos Manuel e Ignacio Oribe, los que iniciaron una mediación dirigida a preservar el orden institucional. Los negociadores del Gobierno y de Lavalleja firmaron un acuerdo por el cual se reconocía a Rivera como Presidente y se otorgaba a Lavalleja el mando militar; pero ese acuerdo no fue aceptado por Rivera. En definitiva, falto del apoyo de Oribe y con la oposición de dirigentes argentinos del partido unitario dirigidos por el Gral. Juan Lavalle - que ya actuaban en el Uruguay a causa de su oposición a Juan Manuel de Rosas, con quien Lavalleja tenía afinidades políticas - la sublevación quedó definitivamente derrotada, y Lavalleja debió refugiarse en el Brasil. Volvió a intentar varias invasiones desde Entre Ríos y Brasil en 1833 y 1834.
Rivera fue sucedido en la Presidencia por Manuel Oribe, quien había sido hombre de confianza de Lavalleja en las luchas de la independencia; aunque no lo había apoyado en sus últimos intentos de sublevación. Habiéndose alzado Rivera contra su gobierno, Oribe convocó a Lavalleja a reintegrarse al país, y le restituyó sus grados militares y bienes, que le habían sido confiscados por el gobierno de Rivera. El 19 de noviembre de 1836 tuvo lugar el combate de Carpintería, en el cual Lavalleja participó junto a las fuerzas del gobierno comandadas por Ignacio Oribe, y donde fuera derrotado el ejército de Rivera. En ese combate, las tropas de Rivera utilizaron vinchas de color rojo - hechas con el forro de los ponchos - y las de Oribe las usaron de color blanco; lo que originó las “divisas” que tradicionalmente distiguieron en adelante a los dos partidos que pautaron la vida política del país.
En 1837, luego de haber participado también en el combate del Durazno, cuando Lavalleja estaba al mando de la plaza de Paysandú, y ante la renuncia de Oribe decidió abandonar el país y retornó a la Argentina. Allí participó de las luchas civiles encabezadas por Echagüe, con quien organizó en 1839 un llamado Ejército Unido Libertador, que invadiera el Uruguay siendo derrotado por Rivera en la batalla de Cagancha. Retornado a la provincia de Entre Ríos, intervino Lavalleja en las luchas organizadas contra el gobierno porteño, enfrentando al ejército comandado por el Gral. Juan Lavalle - que había sido su oponente a la sublevación de 1832 - en el combate de Don Cristóbal.
En 1851, terminada la Guerra Grande, Lavalleja fue designado Comandante General militar de la zona actualmente comprendida por los Deptos. de Cerro Largo, Lavalleja y Maldonado. En 1852 pasó a comandar la Segunda Sección territorial, bajo el gobierno del Presidente Giró.
Es nombrado junto a Rivera y a Venancio Flores en el Triunvirato de Gobierno que el 25 de setiembre de 1853 sustituyó al gobierno constitucional de Juan Francisco Giró. Antes de cumplir un mes de triunviro, falleció repentinamente mientras cumplía sus funciones en el fuerte de Gobierno.



FRUCTUOSO RIVERA
Nació el 17 de octubre de 1784. Su nombre completo era Fructuoso Rivera y Toscana. Fue el primer presidente constitucional del Uruguay y fundador del Partido Colorado.
Veterano militar de las gestas artiguistas, lugarteniente de Artigas, tras la derrota de los orientales en Tacuarembó inflingida por las tropas del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, Fructuoso Rivera pasó al servicio de las tropas portuguesas como oficial. En 1825 se produce la gesta de los Treinta y Tres Orientales bajo el mando de Juan Antonio Lavalleja y Manuel Oribe quienes desembarcan en la Agraciada el 19 de abril de ese año. Tras las primeras victorias de los libertadores sobre los invasores , Fructuoso Rivera volvió oportunamente con sus antiguos camaradas hecho que se conoce como "El abrazo del arroyo Monzón", convirtiéndose así en uno de los tres comandantes principales. Gran estratega militar, fue uno de los varios artífices de la independencia uruguaya, reconquistando por su cuenta, junto al santafesino Estanislao López las Misiones Orientales ( actualmente región occidental de de Rio Grande do Sul). Por el Tratado Preliminar de Paz (1828) que declaraba independiente al territorio uruguayo Rivera debió abandonar las Misiones Orientales, estableciendose con varios refugiados en la población que actualmente se llama Bella Unión.
Gobernó constitucionalmente como Presidente de la República en 1830-1834. Durante ese período Lavalleja intentó recuperar el mando que se le había otorgado el 14 de junio de 1825 en el Congreso de la Florida pero, con el apoyo brasileño, Rivera pudo derrotar a Lavalleja . El caudillo no era hombre de Estado, ni entendía de problemas de administración. Su fuerza radicaba en la vinculación personal con la gente de campo, por lo que abandonó el poder formal del Estado en manos de los “doctores”. A su vez, éstos, intentaron establecer una organización estatal por medio de recursos formales (leyes y decretos), pero el país real escapaba a su voluntad porque carecía de fuerza política para imponerla. El resultado fue un desorden y lentitud en la organización administrativa del naciente Estado.
Durante su segundo período de gobierno 1838-1842, como consecuencia de los constantes enfrentamientos entre sus seguidores y los de Oribe, estalló la Guerra Grande, llamada de esta manera debido a las alianzas internacionales de ambas facciones, entre las que se destacan los Federales de Rosas y Urquiza por una parte; y los brasileños y Unitarios de Argentina por la otra, aliados a Oribe y Rivera respectivamente. Fue el responsable directo de la masacre y genocidio de los últimos indígenas que quedaban en Uruguay. Por lo que Uruguay es el único país de las Américas que no tiene población indígena. Debió exiliarse al Brasil.
Al comienzo de la Guerra Grande sucede la Batalla de Carpintería, donde por primera vez se utilizan las divisas blancas para Oribe y rojas para Rivera, dando lugar a la fundación del Partido Blanco (en 1872 renombrado como Partido Nacional) y el Partido Colorado, de los cuales estos dos personajes son considerados fundadores. Estos son los llamados Partidos Tradicionales en Uruguay, y siguen existiendo hasta la fecha.
Como consecuencia de los pactos que siguieron a la finalización de la Guerra Grande, es nombrado junto a Lavalleja y a Venancio Flores en el Triunvirato de Gobierno que el 25 de setiembre de 1853 sustituyó al gobierno constitucional de Juan Francisco Giró. En el transcurso de su viaje desde Río de Janeiro, falleció el 13 de enero de 1854.


GRAL. VENANCIO FLORES
Nació en Trinidad el 18 de mayo de 1808 y lo bautizaron como Venancio Flores Barrios.
Luchó en la Cruzada Libertadora que se inició con el desembarco de los Treinta y Tres. En 1839 fue nombrado Jefe Político del departamento de San José. Luchó en la Guerra Grande contra Oribe y Rosas (1843 - 1851) y participó en la Batalla de Cagancha. Al inicio del Sitio Grande fue designado Comandante Militar, convirtiéndose luego en un influyente personaje en el Partido Colorado.
Con el final de la Guerra Grande, el presidente sería el Gral. Eugenio Garzón, pero su fallecimiento hizo que resultara elegido Juan Francisco Giró, siendo Flores nombrado Jefe Político de Montevideo en 1852. El Gobierno del Presidente Giró se caracterizó por un intento de integración de los grupos “blancos” y “colorados” - llamado “la política de fusión” - como parte de lo cual el Cnel. Venancio Flores fue nombrado Ministro de Guerra y Marina. Sin embargo, la pugna política entre ambos bandos se acentuó, siendo un factor de gran incidencia la rivalidad entre la Guardia Nacional fundada por Oribe y las unidades del Ejército, predominantemente colorado y liderado por Flores. En 1853, cuando renunció Giró, se formó un triunvirato con los Grales. Flores, Rivera y Lavalleja. Con el fallecimiento de estos, entre 1853 y 1854, Flores quedó en ejercicio del Poder Ejecutivo, completando el período de Giró hasta 1855. Mientras en Montevideo, en 1856, crecía la influencia del Gral. Oribe, Flores se radicó en la provincia de Entre Ríos, interviniendo activamente en la Confederación Argentina apoyando a la Provincia de Buenos Aires. Flores fue uno de los generales que hizo el trabajo sucio de Mitre en el interior de nuestro país.
Apoyado por Mitre y Pedro II del Brasil, invadió en 1863 la República Oriental del Uruguay desde Entre Ríos. Ocupó Florida en agosto de 1864 y Paysandú en enero de 1865, para entrar en Montevideo el 20 de febrero de ese año. Se estableció entonces un Gobierno Provisional, nombre que encubría mal su dictadura personal.
Fue quién formalizó en 1865 con sus mentores la Triple Alianza contra el Paraguay, quizás una de las mayores masacres de la historia rioplatense. Fue el mismo Gral. Flores el que comandó la columna oriental y quien se volvió casi sin hombres luego de la derrota de Curupaytí.
Murió asesinado en circunstancias poco claras el 19 de febrero de 1868, en medio de las luchas que se produjeron con posterioridad a su traspaso de mando.


BLANES
Nacido en Montevideo el 8 de junio de 1830, Blanes es uno de los pintores uruguayos de mayor trascendencia y renombre. También conocido al otro lado del charco como “El pintor de la Patria”, debido a que en muchas de sus telas recreó e inmortalizó los episodios más destacados de la historia del Uruguay.
Comenzó su actividad pictórica entre 1853 y 1854, realizando principalmente retratos de amigos y familiares. En 1857, el General Urquiza le encomendadó la pintura de ocho grandes cuadros al óleo representando escenas militares en que él participara.
En 1860, fue becado por el Gobierno del Uruguay para realizar estudios avanzados de pintura, los que efectuó hasta 1864 en París, Roma y Florencia; y le permitió adquirir una gran destreza en las técnicas pictóricas. Su regreso al Uruguay en 1864, marcó el comienzo de su obra más trascendental, que no solamente estuvo constituída por cuadros de escenas históricas, sino que comprende cuadros de extraordinario impacto y creatividad, como “La fiebre amarilla”, de 1871, en que representa una escena vinculada a la epidemia de tifus que se desatara en Montevideo, y en la cual una madre yace muerta en el suelo al llegar el auxilio médico, mientras su pequeño hijo mama de su seno.
Entre los cuadros más importantes de Blanes, cabe mencionar “La muerte del Gral. Flores” de 1868, el mencionado “La fiebre amarilla” de 1871, “Los últimos momentos de José Miguel Carrera” de 1873, “El juramento de los Treinta y Tres orientales” pintado entre 1875 y 1877, y el célebre retrato de “Artigas en la Ciudadela de Montevideo” de 1884. También realizó otras numerosas pinturas de ambiente nacional, como diversos pequeños óleos representando escenas de la vida y trabajos del campo con figuras de gauchos; y numerosos retratos de personalidades de la historia y la sociedad montevideana de la época, como los Grales. Rivera, Oribe y Flores, los retratos de 14 Presidentes de la República, y su propio autorretrato pintado en 1875.
Los cuadros de Blanes ornamentan algunos importantes edificios públicos, como las salas de sesiones del Poder Legislativo; y se exponen principalmente en el Museo de Montevideo especialmente dedicado a su obra. También pueden apreciarse en Internet, en la página del mismo Museo Municipal Juan Manuel Blanes, y en el Museo Virtual de Artes del Diario “El País” de Montevideo.
Falleció en la ciudad italiana de Pisa el 15 de abril de 1901.

CNEL. EUGENIO GARZÓN
El 6 de Setiembre de 1796, nace en la ciudad de Montevideo Eugenio José Garzón Avellaneda. Con apenas 15 años de edad, se incorpora como cadete al ejército popular bajo las órdenes del Gral. Artigas. Con el Protector de los Pueblos Libres combatirá hasta 1814, alcanzando el grado de Teniente Segundo.
Dejará la Banda Oriental para marchar con el Gral. Rondeau en el Ejército del Norte. Derrotados los patriotas en la batalla de Sipe Sipe, Eugenio Garzón junto a otros revolucionarios se traslada a Mendoza donde se incorpora al Ejército de los Andes del general San Martín. En Chile combatirá a las fuerzas realistas alcanzando el grado de capitán. De allí, se embarcará con el ejército argentino-chileno hacia el Perú, para dar la batalla decisiva contra el bastión más poderoso del ejército español.
El general San Martín, tras la cumbre de Guayaquil con Bolívar (en la que el venezolano le niega la ayuda necesaria), envía refuerzos al ejército colombiano que estaba en campaña en el Ecuador. Garzón integra esas fuerzas auxiliares y se destacará en las batallas de Riobamba y Pichincha. Es distinguido por el Protector del Perú con la “Orden del Sol”.
Alejado San Martín de la escena política por la acción de la oligarquía limeña, el ejército libertador de Bolívar culmina la liberación del Perú. Allí se lo verá al coronel Garzón combatir en la Batalla de Junín bajo las órdenes del venezolano y en la Batalla de Ayacucho con el General Sucre.
El poeta peruano José Santos Chocano cantó en su poema “Ayacucho y los Andes”:

Se abre la nieve de una cumbre
y se destaca la cabeza
de otra vestal, que se une al coro
para contar con la voz de una fuente
que salta limpia y fresca
Ese es Garzón,

hijo de Artigas su corazón
finge un carcaj lleno de flechas,
que él en su sueño de charrúa
dispara contra las estrellas...

En 1825, Eugenio Garzón, en conocimiento de la invasión del imperio del Brasil a la Banda Oriental, solicita autorización para partir a su tierra natal. Tanto Bolívar como Sucre autorizan a Garzón a volver a su tierra natal. El 20 de febrero de 1827, el coronel Eugenio Garzón, junto a los viejos compañeros artiguistas y algunos otros de los ejércitos del Norte y de los Andes, blandía su espada, aquella con la que había combatido junto a Artigas, San Martín, Bolívar y Sucre, en la Batalla de Ituzaingó; una vez más luchando por la independencia y la libertad. Aquí le pierdo el rastro pero como habrán visto más arriba pudo haber sido presidente del Uruguay al finalizar la Guerra Grande si la muerte no lo hubiera sorprendido en 1851. Es de suponerse que tuvo una activa participación en los sucesos de su país en este bache de 23 años. Si alguien sabe algo más, le agradecería el posteo.
Hasta la próxima, ¡Vo´!...

Rumores Callejeros (Sección sin certezas ni fuentes confiables de novedades interesantes)

¿Vuelve un Tranvía Cheto?




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martes, abril 25, 2006

"Desde que se fue, nunca más volvió II" (Alegría de otras épocas)



Las Cantinas de la boca

Había una vez.... varias generaciones de porteños que festejaron sus despedidas de solteros, reuniones de compañeros de oficina o de olvidadas promociones estudiantiles, seguramente guardaran en su memoria las tradicionales cantinas de La Boca, que fueron las más famosas.
Los jamones colgantes, las mesas con manteles de papel, el estruendo y la alegría de los cantos y bailes itálicos, que eran parte indivisible del entorno de las cantinas.
La más conocida y promocionada fue "Spadavecchia", fundada en 1938, por Ignacio Spadavecchia en la calle Necochea 1150. Su piso estaba muy elevado, al que se accedía por medio de altos escalones, para evitar los efectos no deseados de las regulares inundaciones.
Esta cantina contaba como pieza clave de su decorado con los faroles marineros y las pinturas, en sus paredes, de artistas boquenses como González Lazara y Giannone, además de la gran espada florentina que pendía en el centro del local.
Entre sus parroquianos habituales se contaron a Juan Manuel Fangio, Pascualito Pérez, Arturo Frondizi y todos los cracks de las distintas formaciones de Boca Juniors. No había famoso extranjero o nacional que no pasara por sus mesas. Allí estuvo Vittorio Gassman, Domenico Modugno, Vitorio De Sica y Giulietta Massina, entre otros. Todos ellos, por décadas concurrieron para saborear sus spaghettis y su exquisita ensalada de pulpo.

Fue muy famosa también "La Cueva de Zingarella"; a pocos metros de la anterior

el bar "El Timón" (abajo del puente Nicolás Avellaneda;
la Munich de la calle Necochea entre Caboto y Blanes y la frescura de su glorieta y su cerveza tirada...






Aquí está La Nueva Ola del año 1966 de joda en Zingarella; descubrilos: Violeta Rivas, Néstor Fabián, Chico Novarro, Haydeé Padilla, Yankee Martin... uyy, cuanto que se quedó en esos empedrados ribereños...

Para los nostálgicos, o losa que quieren imaginar otras historias, otros tiempos, todavía se puede lastrar una pizza en Tuñín, Augusto o Banchero...




Revelaciones de Empedrados

¿Sabías que...?
En la Ciudad de la furia hay unos 40.000 taxis. De cada 10, unos 6 son de empresas de Radiotaxis (efecto Vasco Lecuna). A diferencia de otras grandes ciudades donde hay unas pocas grandes companías, en Buenos Aires (Capital) hay:
114 carteles: Aló, 24 Horas, Premium, Del Plata, Paris, Sur, On Time, Cibertaxi, Mastertax, Metrópolis, Necesitax?, Sin Recargo, Pídalo, Sígalo, Caminito, Gold, Obelisco, Recoleta Vip, Famosos, Pampa, Mi Taxi, Tu Taxi, Su Taxi, Taxi Ya, El Rey, Fono Taxi, Líder, Satelital, Buen Viaje, Confianza, Seguritax, Porteño, Circlub, Caitax, Onda Verde, Líbero, Cititax, As, El Urbano, Classic, Melitax, Meratax, FreeTax, Uno, Blue Way, Madero Norte, 2001, CityTax, Ciudad, Luz, C.A.R.T., USTA, Metro, Diez, Millenium, Mutax, Okey, Primer Nivel, Amistax, Argentina, Pronto, FM Tax, Siglo XXI, Prestigio, Llámenos, Oeste, Boca Juniors, Extratax, 1800, Monserrat, New Taxi, Platino, 5 Minutos, Tiempo, Aerotax, Taxibus, Taxitel, Alfa, Mundo Taxi, Davitax, Tango, Start, Bencar, Alé, XTel, ufff, sigan mirando y no lo van a creer...
de unas 70 empresas (o dueños y testaferros): desde las "pasea carteles", de abono bajo y que no usan la radio, la tienen para dar seguridad al pasajero de calle; hasta las superprofesionales con servicios varios, cuentas corrientes, etc.
Fíjense la página de Porteño y llénense de Buenos Aires, mientras los mece la nostalgia de la música de Rolando Rivas en la voz de Edmundo Rivero
Cuando se censó por primera vez seriamente a los taxis a fines de 1991 en SACTA (un párrafo aparte haremos más adelante para esta empresa hija de Grosso y Cía) , resultó que había ¡60.000!, cuando figuraban 42.000: además de los "truchos", había casi 10.000 licencias "Duplicadas legalmente" por un par de delincuentes que fueron directores de tránsito de la Municipalidad de entonces y andan procesados, pero sueltos y mejor que vos y yo (imaginate que por entonces una licencia costaba U$S 15.000.-!!). Al día de hoy, todavía quedan circulando casi 4.000 vehículos con recursos de amparo, de estos "estafados legalmente", o sea tipos que adquirieron en buena fe licencias trucheadas por la Dirección de Tránsito...
Algo del dialecto Tachero (ojo siempre "taxista" o "chofer" no te zarpés, eh)
  • Puerta Negra: móvil que no pertenece a radio (no tiene la publicidad)
  • Piripipí: dispositivo electrónico oculto para hacer "caer" unas fichitas de más
  • Viaje Negativo: ñato que no lo va a buscar nadie por diferentes motivos (viaje corto, se tira pedos, vieja con pibes que comen merengue, etc.)
  • Garca viajes: el que se adelanta en la cola de las avenidas y provoca reyertas a piña limpia
  • Poronga:capo de alguno de los sindicatos o cooperativas, que está en política y en los quilombos.
  • Modular: hablar con la base
  • Chofer a cargo: que tiene el vehículo para él en un solo turno
  • Yeyo: Peugeot 504 heroico que aún circula
  • Perejil: payuca que no conoce la ciudad
  • Disneylandia: el parque de la ciudad para los turistas desprevenidos
  • Paseo: viaje que se prolonga innecesariamente, para ir de Belgrano a Palermo, corto camino por Liniers...

Y hablando de idiomas ¿Querés una salida laboral? ¿Querés que el mundo sea tuyo? ¿Crees en la Globalización? ¿Vas hacia el futuro??!!!

APRENDE ESPERANTO!!!!

Hay un instituto (¿?) en Paraguay 2357 (lo vimos desde el bondi)

O consultá acá o acá y COMUNICATE CON TOM CRUISE Y ADOLFO RODRIGUEZ SAA!!! BUENOS AIRES CIUDAD GENEROSA

¿Lo sabías? AHORA LO SABÉS

Megalópolis: el nido (novela atroz por entregas) Parte III


I I I


Carlos Azcuénaga estaba realmente conmocionado. Ni bien cortó la comunicación con Corradi, se apoltronó en un sillón y luego de varios minutos llamó sucesivamente al ingeniero en jefe, al de mantenimiento y al de operaciones del parque de diversiones. Luego hizo buscar al comisario a cargo del operativo y recibió por unos instantes al coronel retirado, que regenteaba la agencia de seguridad privada que brindaba servicios a la muicipalidad. Este último salió presuroso con su segundo a hacer un reconocimiento del terreno.
- Recuerde que lo necesito cuando llegue el intendente – indicó al militar
- Tardo veinte minutos – repuso éste – quiero formarme una idea de lo que ocurrió ahí – abandonó la oficina seguido marcialmente por su ayudante.
Azcuénaga suspiró profundamente. Recordó al consejal Santillán aguardándole en la oficina contigua.
- ¿ Cómo mierda supo ? – pensó en voz alta y recordó a Ubaldo, un técnico del equipo de Kurt que recomendara tiempo atrás el mismo Santillán.
Por un instante envidió al intendente. ¿Cómo podía aquel desentenderse de sus ex correligionarios políticos, sin inmutarse por ello?. La estructura entera del municipio nació de la administración anterior y Azcuénaga, un funcionario de segundo orden, no podía olvidar su pasado y a su partido con la misma sencillez con que Corradi lo había hecho. De oscuro contador nómade en pequeñas empresas, le había sido confiada la administración del centro de recreación y diversiones más grande y moderno de esta parte del
continente. Había llegado a la cabeza de “Metropolilandia” sin hallarse contaminado por los vicios de la política y su gestión, franca y eficiente, había recibido la confianza de Corradi quien lo había nombrado en primera instancia por recomendación del partido; pero por sobre otras consideraciones, lo respaldó por tratarse de un desconocido y percibir que aquel cargo colmaba las aspiraciones financieras y toma de responsabilidades que el contador estaba dispuesto a afrontar: allí se quedaría y no estaría jodiendo.
No quería intrigantes en sectores perisféricos de su administración, ya bastantes había en los diez pisos del palacio municipal, pero ahí todo estaba bajo control; las dependencias alejadas eran más difíciles de controlar.
Azcuénaga se debatía entre lo promisorio de respaldar al increiblemente hábil Corradi o refugiarse en la paternal seguridad de su partido, en malas relaciones con éste último.
- Guzmán, dígale al consejal Santillán que en media hora lo recibo en compañía del intendente – sopesando la situación, se dijo que era una buena oportunidad para demostrar una cierta lealtad a su jefe.
- Ok, le voy a servir café – contestó el intercomunicador
Mejor así, pensó el administrador, no quería verse envuelto en problemas si cedía a las presiones del consejal; Corradi ya sabría como manejarlo.
Repasó mentalmente la última hora y media y se sacudió la incómoda sensación que le sobrecogía desde su arribo al parque esa mañana. A las seis y veinte lo había llamado nervioso y alterado el encargado de mantenimiento del turno matinal, este tal Ubaldo, que le rogó fuese inmediatamente pues había ocurrido un siniestro tipo incendio o algo por el estilo; varias personas no aparecían por ninguna parte y concluyó sus palabras diciendo que “...aquello era un desastre total”. Azcuénaga, que había dejado de afeitarse para atenderlo, reaccionó lo mejor que pudo
- No permita ingresar a nadie más al complejo; llame a Kurt y de aviso a la policía que yo ya salgo para allá – fueron sus indicaciones.
Temeroso ante lo inusual, punzado por la ansiedad, solo demoró veinte minutos en llegar atravesando la ciudad, favorecido por el escaso tránsito en esa dirección por aquellas horas. En Metropolilandia fue recibido por el jefe de capataces que ya había llegado.
Estaban con él, Ubaldo y un comisario de poblados bigotes y traje azul cruzado. Reconoció al primero como Kurt, “el alemán”; bajo, grueso, pelo blanco rapado y ojos azules de mirada torva. Este hombre huraño que pisaba los setenta era reconocido por sus conocimientos en juegos electromecánicos, quizá el mejor en lo suyo en esta parte del globo.
Otros dos empleados ejecutivos estaban con ellos: el jefe de personal y el de tesorería. Fueron presurosos los saludos y las presentaciones
- ¿ Qué pasó ? – ni bien apeadodel automóvil no percibía confusión ni siniestro alguno.
- Venga por favor – sugirió el policía
El grupo se encaminó por el acceso principal, un ancho sendero de grava multicolor formando diversos diseños sobre el suelo, ornamentado por farolas a ambos lados. El alemán hizo gestos con los brazos
- A verr, Andrés, Jorge, vengan. Ubaldo vos con los tuyos también
Reunidos sus hombres, siguieron a los funcionarios. Con ellos iban de uniforme cuatro policías.
El acceso conducía al centro mismo del predio, presidido éste por una gigantesca fuente
de aguas danzantes. Varios lagos artificiales rodeaban a este lugar desde donde se llegaba a los distintos sectores de juegos y kermeses, dispuestos en forma circunvalante y conectados por senderos a través del prado. Frente a la fuente central se alzaba la torre.
- Estoy montando un cerco, el suceso es reciente y parece intencional – anunció el oficial mientras avanzaban
Dividiendo la circulación del sendero principal se levantaba una hilera de setos altos, intercalados con bancos de cemento y cestos para papeles. A ambos lados y simulando graciosos hongos se alternaban altoparlantes, mudos en ese momento. El talud llegaba al acceso en la medianía de su extensión y las vías del trencito sorteaban al mismo en un puente de unos cuatro metros de altura, rematado por una glorieta de cemento. Desde el sendero, el terraplén hacía las veces de una muralla y ocultaba a los caminantes la parte principal del parque. Retomó la palabra el comisario
- La tesorería no fue violada me confirmó su gente; los tres hombres de seguridad que esperan en la administración, aseveran que a las seis establecieron contacto los puestos de vigilancia entre sí, sin registrarse ninguna novedad...- tomó aire – No se vió nada, no se escuchó nada...
En ese momento pasaron bajo el puente y el administrador se quedó paralizado
- Dios mío, ¿que ocurrió aquí?
Contrastando con el bien forestado y colorido tramo del complejo que habían recorrido, no se hallaban a partir de ahí rastros de vegetación ni parquización alguna. Todo parecía inmerso por el opaco gris de las cenizas.
- ¿ Qué mierda es este olor ? – inquirió Azcuénaga asqueado y con un pañuelo se tapó la nariz y la boca.
- No sabemos- le dijo Kurt, también confuso – evidentemente restos de combustión o deflagración de algún material – aventuró
Los tres caminaban ahora a la cabeza del grupo, que avanzaba con cierta dificultad a través de la masa gris.
- Hemos echado recién un vistazo, no quisimos tocar nada sin la presencia de la policía y la autorización de los peritos – informó el capataz
- Los juegos no presentan daños visibles, exceptuando la pintura – agregó frunciendo el entrecejo
Efectivamente, ésta se hallaba quemada hasta ampollarse, como si el calor hubiese surido de la base de las estructuras hacia arriba. Una inspección visual más detenida, permitió comprobar los daños más importantes en componentes no metálicos, sensibles a cierta temperatura.
- No entiendo – comentó Ubaldo a Kurt – es como si los diferentes componentes estructurales hubiesen sido expuestos a diferentes temperaturas
En efecto, no había sentido en aquella pintura ampollada, esmalte sintético con seguridad, y la fibra de vidrio y p.v.c. no consumidos, o plásticos y acrílicos apenas deformados; no lo había en apariencia al menos.
Ahora el comisario interrogaba al jefe de capataces, le seguían de cerca dos polícias más
-Inspector! – el uniformado que caminaba más próximo al comisario giró la cabeza, respondiendo al llamado que provenía de la parte posterior de una estación de aerogóndolas. Corrió hacia allí arma en mano. Se produjo un pequeño revuelo cuando éste y dos o tres agentes más intentaron atrapar a un merodeador.
El comisario, que se había detenido, hablaba por su handie talkie; pero Azcuénaga continuó avanzando sin prestar mayor atención. El calvo contador experimentaba la sensación de quien inspecciona su casa luego de hallarla saqueada.
- ¡Guillermo! – uno de los hombres de civil se acercó presuroso apartando ceniza con las manos. Guillermo Satrglia, jefe de personal, era amigo personal del administrador. Junto con él curso los estudios secundarios y contaba a la sazón con cuarenta y cinco años. Se detuvo junto a su amigo que se frotaba las manos por el frío ilógico de esa mañana
-Guillermo...la gente – había angustia en su voz – ¿Qué pasó con la gente?
-Mirá Carlos, el milico de la agencia me habló de siete custodios fijos y tres de ronda – explicó – Kurt encontró a los tres de las garitas de la parte de adelante del parque cuando lo llamó Ubaldo, estaban completamente en bolas de todo
-Pero tienen que haber sentido algo, ¡mirá lo que es esto! – Azcuénaga señaló la escena con su brazo
-Se avivaron que no estaban los demás cuando alertó la gente de mantenimiento – concluyó Satraglia
-¿Los lamaron por radio?-
-Sí, pero en la frecuencia de ellos no contesta nadie -
-¿Se revisó todo el terreno? – insistió esperanzado
El jefe de personal se mostró impotente y acongojado a su vez
-Carlos, las cenizas llegan hasta el linde con el riacho negro por lo que parece y se extienden casi a lo ancho del parque, son dos kilómetros cuadrados y lo que haya ocurrido, esta gente presume que fue en un lapso de dos o tres minutos...¿dónde podrían llegar? – puso una mano en el hombro del administrador – Tienen que estar acá – afirmó
-Esforzándose por la altura y densidad de las cenizas en ese sector, llegaron hasta ellos el comisario y el otro oficial.
-Van a tener que buscar restos humanos – les declaró Azcuénaga y dicho esto desanduvo el camino cubierto de ceniza aún caliente, que hedía a podredumbre más que antes...

Continuará...













domingo, abril 23, 2006

Caras y Caretas (Eran otros tiempos, era otra la historia...) Mascarones del Balompié II

Señores se acerca el Mundial, un buen momento para recordar que sobre estos empedrados rueda la bocha desde hace más de un siglo y que se ha regado al mundo con la misma desfachatez, picardía y talento que en el picado más humilde del barrio más apartado. Ustedes los eligen, son nuestros ídolos: ¡pan y queso!



Eran Otros tiempos, Era Otra la Historia...






La Bruja Verón, mamita este sí que iba pa´frenchi... No tenía la guita ni era superstar pero tenía dos melones entre las gambas.




El Betito Mársico, un ídolo de todos los clubes que piso: talento y vergüenza deportiva, se bancaba todas las paradas.








Bue... Roma y Marzolini. La verdad, patrimonio bostero y de la humanidad futbolera. Arquerazo y un cinco de los que hubo contados con los dedos de la mano.








Desde los pagos de Devoto: Don Amadeo Carrizo. Despúes del Pato Fillol (dicho por quienes los vieron jugar a los dos), lejos el mejor de la historia del fútbol vernáculo. Teléfono Carrizo!, le grito un hincha contrario desesperado porque no le embocaban una...








Dos Glorias del "equipo de José"; el Coco Y el Mariscal. Dos doctores del área (te operaban sin anestesia), dos zagueros goleadores. Perfumo tuvo algunos problemitas en Alemania '74: 4 pepas de Holanda; 3 de Polonia; 3 de Brasil... El Coco ganó todo, como jugador y como técnico...









Ah, Huracán del '73 ¡Qué fiesta de fútbol!, ¡Qué jugadores!: chocolate Baley, Carrascosa, Basile, el loco Houseman, Ardiles y estos dos tipos que viven y sienten el fútbol como nos gusta a todos: el Inglés Babington y Miguelito Brindisi... si los que fueroin a Alemania '74 hubieran tenido la disciplina táctica y el estado físico del '78: robaban. Yo creo que ahí se acabó la idea que se podía ganar un Mundial a gambeta nomás.











El Bocha, cuando todavía no estaba "bocha".... un relegado por Menotti. Ahora, ¡qué lujo el Narigón!, lo sacó al Diego para que este otro Monstruo jugara de Campeón Mundial dos minutos, ahhh qué tiempos...


PEKERMAN!!! PEKERMAN!!! JOSÉ!!! VAMOS QUE VOS PODÉS TAPARNOS LA BOCA!!!

Yo arriesgo mi equipo: Ustari, Coloccini, Samuel Ayala, Heinze, Zanetti, Sorín, Riquelme, Saviola, Crespo y Tévez Al Banco: Lux, Diego Milito, Aimar, Gago, Gabriel Milito , Lucho González, Messi.

Y, AUNQUE SE CAGUEN DE RISA, YO PIDO LA CONVOCATORIA DE: NACHO GONZALEZ, ARIEL ORTEGA, GALLARDO, PALERMO Y EL KILI GONZALEZ; GENTE QUE DEMOSTRO CON LA CELESTE Y BLANCA Y SE NECESITA PARA GANAR CUANDO HAY QUE PONER!!!

sábado, abril 22, 2006

Los Nombres de las Calles II
1ª Edición Oriental

GRAL. JOSÉ GERVASIO DE ARTIGAS
Nacido en Ibiray el 19 de junio de 1764, a los treinta y tres años entró en el cuerpo de Blandengues para cuidar la frontera. El conocimiento adquirido en la campaña como contrabandista y su amistad con los indios dentro y fuera de las misiones hizo que desempeñara la tarea con éxito. En carácter de tal participó en la Reconquista de Bs.As. durante la primera invasión inglesa.
En 1810 el poder español instaló su sede en Montevideo. El 15 de febrero de 1811, adhiriendo a la Revolución de Mayo, Artigas desertó del Cuerpo de Blandengues y se trasladó a Buenos Aires para ofrecer sus servicios militares. A principios de abril regresó a su patria con unos 180 hombres que le proporcionó el Gobierno de Buenos Aires. El 11 de abril emitió la Proclama de Mercedes (ver Grito de Asencio), asumió el mando de la revolución y el 18 de mayo derrotó a los españoles en la Batalla de Las Piedras. Luego inició el sitio de Montevideo y fue aclamado como Primer Jefe de los Orientales.
En 1812 logró convocar al Congreso Nacional en Maroñas, allí proclamó la Provincia Oriental con gobierno federal. En 1814 organizó la Liga de los Pueblos Libres, de la que fue declarado Protector. Al año siguiente liberó Montevideo del control de los porteños. En 1815 reune en Arroyo de la China (actual Concepción del Uruguay) el Protocongreso de la Independencia Argentina. En este congreso, las provincias de la Banda Oriental, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe se declaran independientes de España y de toda otra potencia extranjera al tiempo que se invita a las demás Provincias Unidas del Río de la Plata a sumarse dentro de un sistema federal. Es allí donde Artigas ratifica el uso de la bandera creada por Manuel Belgrano añadiéndole un festón diagonal punzó, siendo el rojo punzó desde entonces el signo del federalismo en Argentina.
El constante crecimiento de influencia y prestigio de la Liga Federal atemorizó tanto al gobierno de Bs.As. como al del Brasil, y en agosto de 1816 los potugueses invaden la Provincia Oriental (con complicidad porteña). Las fuerzas luso-brasileñas al mando de Carlos Federico Lecor vencen a Artigas y sus lugartenientes, principalmente en la batalla de Tacuarembó y ocupan Montevideo el 20 de enero de 1817, aunque la lucha continuó por tres largos años en la campaña. Indignado por la pasividad de Buenos Aires, Artigas declara la guerra a Bs.As. al tiempo que enfrenta a los portugueses con ejércitos que se vieron diezmados por sucesivas derrotas. Sus lugartenientes, Francisco Ramírez, gobernador de Entre Ríos, y Estanislao López, gobernador de Santa Fe, consiguieron llevar a cabo una lucha victoriosa contra los porteños (batalla de Cepeda) . Pero la esperanza duró poco porque ambos caudillos, al saber del casi aniquilamiento de las tropas federales al este del río Uruguay por parte de los portugueses entraron en acuerdos con Bs.As.
Tras Tacuarembó, Artigas pasa a Entre Ríos, donde Ramírez no acepta la hegemonía del caudillo oriental y entra en abierto conflicto. Ramírez derrota a las tropas de Artigas.
Sin recursos y sin hombres , Artigas se retira al Paraguay en setiembre de 1820 y desaparece de la vida política de la región, falleciendo en 1850.

GRITO DE ASENCIO
Al producirse la Revolución de Mayo en Buenos Aires, la Banda Oriental permaneció, en líneas generales, fiel al gobierno español que traslado su base regional a Montevideo. Sin embargo, entre la población, fundamentalmente de la campaña, comenzó a generarse un movimiento de opinión favorable al movimiento revolucionario. El 27 de febrero de 1811, se reunió un contingente de revolucionarios en la inmediaciones del arroyo Asencio, en el actual departamento de Soriano. Estaban encabezados por Pedro José Viera, conocido como Perico El Bailarín, y Venancio Benavides. Desde allí condujeron las primeras acciones revolucionarias tomando, al día siguiente, las cercanas poblaciones de Mercedes y Santo Domingo de Soriano.
El incipiente movimiento recibiría un fuerte impulso con la incorporación de José Gervasio Artigas que prontamente se convertiría en el líder de la revolución en el país.

33 ORIENTALES
En la medianoche del 15 de abril de 1825, la expedición llamada de los 33 Orientales, al mando del coronel Juan Antonio Lavalleja, partía de Puerto Sánchez, en la localidad de Beccar, partido de San Isidro, para -luego de recorrer los ríos Capitán, Paraná de las Palmas, Chaná, Paraná Miní, Paraná Guazú, Punta Carbón y el arroyo El Sauce- llegar el 19 de ese mes a la costa uruguaya de La Agraciada, con el propósito de levantar la campaña y reclutar hombres para vencer a los portugueses que habían anexado en 1821 a la Banda Oriental con el nombre de Provincia Cisplatina. Portaban una bandera de tres franjas horizontales, azul, blanca y roja, con la leyenda “Libertad o muerte”. En el grupo había 17 orientales y 11 argentinos, siendo los restantes de nacionalidad francesa, paraguaya y brasileña, y dos africanos. La siguiente es la lista de los nombres de los 33 Orientales:
Juan Antonio Lavalleja, Manuel y Dionisio Oribe, Pantaleón y Joaquín Artigas, Andrés y Juan Spikerman, Francisco y Luciano Romero, Ramón, Norberto y Juan Ortiz, Pablo Zufriategui, Simón del Pino, Manuel Freire, Jacinto Trápani, Gregorio Sanabria, Manuel Melendez, Atanasio Silva, Santiago Gadea, Celedonio Rojas, Andrés Cheveste, Avelino Miranda, Carmelo Colman, Santiago Nievas, Miguel Martintz, Juan Rosas, Tiburcio Gómez, Ignacio Núñez, Juan Acosta, Juan Arteaga y José Leguizamon.
La campaña tuvo éxito y fue el punto de partida de la Independencia (definitiva) del Uruguay.

PAYSANDÚ
Ciudad con 86.000 habitantes, Capital del departamento homónimo. Ubicada sobre la margen este del Río Uruguay es fronteriza con las ciudades argentinas de Colón y Concepción del Uruguay. El río se cruza por el imponente puente internacional "General Artigas".
Desde 1749 se comienza a hablar del "Ypauzando" o "Paso de Sandú", señalado con este nombre al lugar sobre el río para pasar el ganado y donde se comenzo a formar el caserío. La creación en 1805 de la Parroquia de Paysandu con el título de San Benito de Palermo significó un reconocimiento del poblado de Paysandú.
Fue sitiada en tres oportunidades. En 1811, al inicio de la revolución, la guarnición patriota que la defendía del ataque de los portugueses que invadieron la Banda Oriental, resistió el sitio hasta que fue tomada por asalto y sus defensores ejecutados (sólo se salvaron siete de ellos). En diciembre de 1846, durante la Guerra Grande, fue sitiada por Fructuoso Rivera. Los defensores se rindieron tras violentos combates y la ciudad fue tomada y saqueada. Tras la victoria de Ignacio Oribe sobre Rivera en la Sierra de las Ánimas (enero de 1847) la ciudad fue recuperada por las tropas del gobierno del Cerrito.
Paysandú es famosa por el 3º y heroico sitio. En enero de 1864, tropas de Venancio Flores sitiaron la ciudad defendida por Lucas Píriz, pero abandonaron el lugar por la proximidad de las fuerzas del ejército del gobierno que encabezaba Bernardo Prudencio Berro. Sin embargo, el 2 de diciembre las fuerzas sublevadas, que contaban entonces con el respaldo de una escuadra fluvial brasileña al mando del Marqués de Tamandaré y de tropas argentinas enviadas por el presidente Bartolomé Mitre, pusieron nuevo cerco a Paysandú. Bloqueada por vía fluvial y atacada por un ejército de 15.000 hombres, la defensa opuso 1086 combatientes a las órdenes de los Coroneles Leandro Gómez y Lucas Píriz. Flores envió un ultimátum a Gómez exigiendo la inmediata rendición, y este devolvió la carta con una frase agregada, encima de su firma: "Cuando sucumba". Exactamente un mes (2 de diciembre de 1864 a 2 de enero de 1865) duró la defensa de la plaza, que no contaba con murallas. Leandro Gómez y Lucas Píriz se hicieron fuertes en torno a un perímetro de seis manzanas por dos en el centro de la ciudad, sosteniéndose de forma poco menos que increíble ante la disparidad de fuerzas, mientras esperaban refuerzos que descomprimieran la situación y forzaran a Flores a levantar el sitio. Los auxilios que se esperaban nunca llegaron. El caudillo argentino Juan Saa alias "Lanza seca", fue detenido por el caudillo colorado de Soriano, Máximo Pérez, en el Río Negro, y el caudillo entrerriano Justo José de Urquiza se mantuvo neutral, pese a que uno de sus hijos participó en la defensa. El 8 de diciembre se convino una tregua que permitió evacuar a parte de las familias y algunos extranjeros, que pasaron a una isla del río Uruguay bajo jurisdicción argentina. Los sitiadores prepararon el asalto final para la madrugada del 31 de diciembre, cuando un infierno artillero se abatió sobre la ciudad. Los defensores, padeciendo toda suerte de privaciones, resistieron hasta la tarde del 2 de enero de 1865. En medio de esas gestiones los brasileños entraron al recinto fortificado abrazándose con los defensores y gritando que se había convenido la paz, lo que no era cierto. Leandro Gómez y su Estado Mayor se vieron de pronto rodeados y tomados prisioneros. Fueron fusilados sin ningún tipo de juicio previo.
La resistencia y el valor que presentaron los sitiados frente a los invasores, a pesar de la disparidad de fuerzas, le mereció el apodo de "Heroica Paysandú" o la "Heroica", apodo que tiene su origen en estrofas del payador argentino Gabino Ezeiza(1889):

"Heroico Paysandú, yo te saludo
hermano de la patria en que nací
tus versos y tus glorias encendentes
se cantan en mi tierra como aquí.
Los bardos que tenemos en el Plata,
que están en el Olimpo en su canción,
dedican a este pueblo de valientes
su más grande y sublime inspiración,
dedican a este pueblo de valientes
su más grande y sublime inspiración."

Continuará...

Megalópolis: el nido (novela atroz por entregas) Parte II


I I


Con las primeras palabras surgidas del teléfono, el intendente Corradi no comprendió con claridad y creyó que se trataba de un incendio o siniestro similar.
- ¿No se le ocurrió llamar a los bomberos o alguna cuadrilla antes de sacarme de la ducha? – Me levanto un día clave y el primer boludo que me llama es el director del parque de diversiones...penso...¡ Me jode hoy por el parque de diversiones !
Trato de serenarse y pensó: en fin, ojalá sea lo único fuera de libreto hoy y será el mejor día de los últimos meses.
Cambió el tono de voz
- Pero, ¿qué ocurrió Azcúenaga? ¿Hay gente lastimada?
- Tengo diez desaparecidos – contestó el interpelado – gente de seguridad...
- ¿Quién le avisa a usted?
- Yo... el capataz de turno, señor; el de la cuadrilla de recorrida – el administrador del parque estaba evidentemente conmocionado.
- ¿Hizo una recorrida visual? ¿Quién es el jefe de seguridad?¿Qué comisaría interviene?
- Señor, creo que va a ser mejor que venga usted mismo
- ¿Yo? Escucheme, le mando a alguien y ...
- Escucheme, por favor – lo interrumpió – no lo molestaría si fuera algo que yo u otra persona de su confianza pudiera manejar, pero aquí ocurrió algo fuera de lo común señor – y agregó – temo que el consejal Santillán ya está informado, pues me acaban de avisar que me aguarda en la oficina contigua.
Las palabras tuvieron un efecto de parálisis que se evidenció en el silencio que se hizo al otro lado del auricular.
- Carlos, escúcheme bien. Voy a ir con dos o tres de mis asesores; reúname en su oficina al jefe del operativo policial, llámeme a algún responsable de la empresa que presta
seguridad y dilate la entrevista con Santillán; dígale que aguarde mi llegada, que personalmente lo voy a atender luego de interiorizarme del tema que nos ocupa.
- Está bien señor
- No quiero al periodismo. No hay motivo para que se filtre nada por el momento; pues si ustedes mismos no están seguros de lo que pasó o qué fue lo que ocurrió y no hay testigos visuales fuera del parque, no veo la necesidad de complicar un hecho meramente policial y anecdótico, justo con una agenda electoral como la que yo tenía para hoy – su voz era pausada pero cargada de amenazas implícitas.
- Algo más Carlos
- Sí, escucho
- Por su bien, espero que todo esto no sea una boludez – colgó el auricular.
Terminándose de vestir, el intendente llamó a su secretaria y pidió que corriese la agende su despacho arguyendo un resfrío leve por el brusco cambio de temperatura. Por la tarde iría. Luego decidió que mejor iría solo al parque; no quería más agitación y sus asesores no iban a contribuir a ello seguramente.
Su mujer lo saludó rumbo al garage. Los niños trinaban dentro de la van de reciente adquisición y escuchó, mientras tomaba un ligero desayuno, como partía hacia la escuela
la alocada caravana. Estaba lejos de ellos esos días... ya habría tiempo más adelante pensó. Luego sus pensamientos volaron a la llamada de Azcuénaga
- No ahora, ...no hoy – se dijo y aferraba el vaso de café con más fuerza.
Ese fin de semana lanzaba su campaña. Era la primera elección directa del intendente metropolitano y quería probarle al presidente que no se había equivocado. Le había hecho apostar fuerte. Le prometió el crédito político de ser el primer mandatario que pasase de la declamación a los hechos, dándole a la metrópolis capital un jefe electo por sus propios ciudadanos; pero garantizándole no perder el control de aquella ciudad que marcaba el pulso de la política del país. Debía triunfar y tenía grandes posibilidades.
Llevaba tres años en el cargo y había conseguido algo poco usual: habiendo accedido al poder con la anterior administración, ahora opositora, se mantuvo confirmado por el actual gobierno. La única realización realmente notoria de su gestión fue erradicar el cáncer de burocracia y corrupción que se había ramificado en el curso de décadas. Agilizó sus obligaciones en base a privatizaciones muy controladas; se capitalizó con fuertes impuestos a la radicación de industrias, que obviamente no podían transladar a costos razonables sus emplazamientos capitalinos. Derogó ridículos decretos prohibitivos; pero gravó fuertemente los derechos de lo hasta ahora no permitido: publicidad callejera, radiodifusión barrial, estacionamientos, ventas ambulantes, asentamientos comerciales en ciertas zonas residenciales; utilización de recursos escasamente renovables, etc. Todo esto firmemente controlado y fiscalizado por organismos competentes.
Fue sorteando la desconfianza de ecologistas, organizaciones barriales y centros culturales; por otro lado beneficiados todos ellos por el ingreso de recursos o los permisos mismos. No cedió a las presiones de los poderosos, a los que manejó con pedidos de paciencia, promesas al apostar a su futuro como político o simplemente con jurar aplastarlos si se cruzaban en su camino.
Obtuvo del ejecutivo facultades únicas. La ciudad, gigantesca megalópolis séptima en habitantes y cuarta en superficie urbana en el mundo, fue objeto de un status especial y todas sus organizaciones y servicios dejaron la órbita de sus respectivos ministerios, secretarías, entes autárquicos u organismos de nivel nacional para pasar al ámbito municipal. Más aún, la Policía Federal desplazó en su jurisdicción a la Provincial y el gran conurbano de municipios pertenecientes a una provincia del estado, entró en lo que se denominó “Cinturón de Seguridad y Progreso de la ciudad”. Gozó así de los beneficios económicos de la Capital, pero debió rendir tributo y obediencia. Generó una fuerza de seguridad policial firme, disciplinada, superprofesional e incorruptible, con la que arrinconó a la delincuencia. Formó un estado dentro de otro estado y él era el soberano. Tenía credibilidad, había sido honesto y repartió los frutos del repunte económico, elevando la calidad de vida. Se produjo así un incremento de la población que aumentó notablemente el peso electoral del distrito capital. Pero este flujo de gente fue habilmente dosificado por las dificultades que se ponían para la radicación en la ciudad y el costo de vida alto para el resto de los habitantes del país. El estado perdió así una onerosa responsabilidad, que incumbía un gran bolsón de pobreza perisférica; un electorado hostil; una granclase media preparada y exigente y los problemas directos de quince millones de almas, casi la mitad del total nacional.
Corradi meditaba y temía que el incidente en el parque fuese premeditado para empañar su campaña a horas del lanzamiento. Su ascenso en la pirámide de poder podía verse comprometido por el suceso más nímio. No había manchas en su carrera; reservaba su codicia y ambición para cuando estuviera en la cúspide, de aquí a dos o tres años. Era un perfecto megalómano y solo tenía treinta y siete años.
Mientras atravesaba el parque que circundaba la casona, deseó realmente que lo del centro de diversiones fuese una boludez.
Continuará...

jueves, abril 20, 2006

Cara y Ceca (Con el bloque de piedra sobre el pecho)

Año 2006. Hace quince años que Menem nos introdujo al primer mundo. Un primer mundo de prestado, que se instaló para que lo miremos, que llegó para hacerse cargo pero simplemente se cargó con todo y a todos... Sin embargo dejó su impronta en la ciudad; sería necio negar que durante la década ultrainfame (los '90), se produjeron en estos empedrados algunos de los cambios más profundos que recuerde ciudad alguna; porque los cambios no son solo de postales, sino simbólicos y materiales... Esta ciudad recobró su madurez cosmopolíta en este espejismo cambiario, la ciudad -que ya no tiene un puerto en la puerta- perdió su expresión boquiabierta frente a lo que es novedad; las mentes se abrieron a lo nuevo (las más de las veces a lo pedorro, las cuentas de colores) pero sin perder los viejos prejuicios, ni el imbécil chauvinismo; la vorágine se lo comió todo y se refundó una sociedad sobre bases que nuestra gente no recordaba porque no había memoria de un pasado semejante a este presente... Cuando nos dimos cuenta, era tarde y lo que una vez fue, se acabó.


Hoy pinta una recuperación: crecimiento sostenido, algunas buenas intenciones, una porción que se salvó empieza a recorrer de nuevo algunos carriles de una vida de mínimos anhelos... y uno ve qué hermosa es la ciudad.





Y desde la ventana del laburo nos deslumbra la belleza y la pujanza. Pensamos en ir por esos paseos, comer algo, volver al cine o al parque de diversiones... comprar algo para el amigo, darle un gusto a los chicos, quizás pensar que el futuro viene por otro lado y la mano cambió.... ¿Está linda la ciudad no?.






Uno que vive hoy todavía con algún apuro pero sin grandes desmayos, se pone la pilcha K y arranca, como todos los días... y escucha mientras nos convidan esa galletita que se llama equidad de oportunidades, y ve la publicidad de esa golosina nueva que la vende "un país en serio" y escucha al pregonero esos dulces ecos del jingle de la niñez ese que hablaba de la justicia social y piensa que otra vez sus hijos estarán mejor que uno y que sabrán ser gente justa y que vivirán en una sociedad gratificante... ahhh sí, qué linda se ve Buenos Aires desde la oficina, desde estas vidrieras, desde el parque de diversiones del río, desde la paquetería y el consumo... Parece que el tornado ya pasó y a mi no me tocó ¡Chau Pichu! volvamos a vivir y pensemos que todo va mejor, si yo no estoy tan mal, hubo efectos colaterales, sí, hubo mucha gente caída... pero yo miro mi jardín loco, así que agarro el autito, cargo la patrona y los pibes y salgo a pasear y a tomar aire fresco y mañana a laburar con una sonrisa... PERO NO PUEDO...


PORQUE ME PEGA ESTO





Y ME ABOFETEA ESTO








Y NO LE PUEDO EXPLICAR A MIS HIJOS ESTO










Y VIVO EN EL MEDIO DE ESTO









Y ME DUELE ESTO








Y ME DESGARRA ESTO


Y NO DEJO DE PENSAR EN ESTO


y ME SIENTO UN DESDICHADO POR TODO ESTO....

El hambre que tortura estómagos y espíritus



La libertad que perdieron los que asolan con delitos, la libertad que perdieron los excluidos... La libertad que perdimos todos... Los que ganan del Negocio del Miedo y el Delito

El corazón estrangulado, por los viejitos y pibes tirados por la vía pública; las madres y padres desesperados para conseguir comida para sus hijos; un pueblo que ha hecho una cultura de la supervivencia con la basura del prójimo; los pibes llenos de pegamento, paco, pastillas y alcohol por todos lados, obsenamente a la vista de todos, como para castigarnos por nuestra indiferencia...


La inseguridad de vivir en una sociedad brutalmente desigual; que despierta rencores desde la niñez de los despojados; que plaga de episodios trágicos a una población armada en defensa propia y que pone armas en manos de individuos que jamás las hubieran empuñado; el festín de los violentos que en la orgía de sangre enmascaran sus crímenes ewn la idiotez del sentido común y tras la manioulación de los miedos. Los que deben defendernos y nos matan. La justicia que mira pero no ve...


El futuro siniestro de un país que pernite que mueran sus niños y sus viejos de hambre. Que hayan reaparecido enfermedades, pandemias azotes de la pobreza y la promiscuidad; que cuenta centenares de discapacitados por carecer de las más elementales prestaciones que evitarían que un viejito no quede ciego de cataratas, o un niño débil mental por hambre; u hombre y mujeres aptos y necesarios para construir desde donde su corazón les dicte, incapacitados física o mentalmente por no proveer a la salud, por no procurar educación...






LA SOCIEDAD CAMBIO Y AUNQUE NO LO CREAS, NOS CAIMOS TODOS... VIVIMOS EN LA MIERDA DE LA DEUDA INTERNA, QUE NOS AVERGÜENZA DÍA A DÍA Y HACEMOS COMO QUE PODEMOS VIVIR CON ESTO... NOS TOMAMOS LA PASTILLA DEL ANSIOLÍTICO, EL VASO CON EL ANTIÁCIDO Y POLARIZAMOS LOS VIDRIOS Y LEVANTAMOS LA CERCA Y PONEMOS LAS REJAS Y CERCAMOS NUESTRA ALMA Y BLINDAMOS EL CORAZÓN Y VIVIMOS MAL TRAS LAS REJAS DE NUESTRA INDIFERENCIA... ALGUNOS HASTA OPULENTAMENTE MAL. CREO QUE EL RABINO ROITMAN HABLANDO CON EL PADRE FARINELLO POSTULABAN QUE SI CADA UNO SE OCUPA AL DIA DEL SUFRIMIENTO DE UN (1) SOLO PROJIMO; ALGUIEN A SU VEZ SE OCUPARA DE NOSOTROS Y TODOS PODREMOS APOYAR A QUIENES NOS REPRESENTAN Y EXIGIRLES QUE CUMPLAN SU ROL HISTORICO, PORQUE LO HAN OLVIDADO: UNO LOS COLOCA AHÍ PARA QUE ENTREN EN LA HISTORIA GRANDE, NO PARA PILOTEAR EL OLVIDO Y ZAFAR DEL JUICIO Y LA DESESPERANZA.

Nos merecemos otra cosa. El cuento K se va escribiendo, pero el tiempo no para, yo garabateo y pongo notas a los lados del cuento... y sueño, sueño con un final feliz; así sea.

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  • EMPEDRADOS FELICITA A LA GENTE DE FOTO REVISTA POR SU CONVOCATORIA A LAS FOTOS OBSCENAS QUE NOS HIEREN DIA A DIA; ESTE MATERIAL ES EN GRAN PARTE FRUTO DE ESA MOTIVACION DE SUS COLABORADORES Y LECTORES.

La Reina del Plata vista por un pájaro(n)

Hace un tiempo tuve la oportunidad de viajar al sur en avión en un día maravilloso (lo que algunos llamaríamos "un día peronista")...