domingo, julio 30, 2006

Gritos de Piedra III (La cripta de concreto, acero y cristal)

Sobre la margen derecha del Plata, el horizonte infinito de la Pampa desapareció empujado por el hombre que decidió llevar una existencia basada en la técnica y, reinventánsose hacia afuera, al no poder decifrarse por dentro, modeló su morada.


El hombre eligió una forma de develar su ser: la técnica. Podría haber sido otra (dijo el tío Heidegger), pero fue esta la que primó.

Gritos de ego, gritos de busqueda; hidras nuevas nacidas del cálculo y el proyecto; el ser erigió su desesperación al cielo; surcó la distancia con cintas de asfalto, olló la tierra con cimientos fuertes; aterrado de tanta fragilidad.


Hoy el ojo ciego del monstruo refleja moradores perplejos: han llegado a un mundo para ser habitado, para ser mantenido, para ser atendido y habitado. La Megalópolis te acoje y desampara con la misma frialdad: es un mundo que se siente propio pero solo se pertenece a sí misma; es un lugar sin dueños, sin tiempo, a veces
, sin sentido: ¿dónde estamos más solos? ¿dónde más desprotegidos?. El hombre quiere un mundo para ser vivido y cada tanto redescubre que ese mundo está hacia dentro de su propia existencia. El cobijo de estar juntos, el anhelo de vivir nuestra existencia nos llevó a construir ciudades; el flash que cada tanto nos devela que nosotros somos el espacio, que lo que habitamos son nuestras propias vidas, es esquivo y perturbador. Entonces ponemos nuestra líbido, nuestra desesperación, nuestra energía en nuestra creación: nos elevamos al cielo y cubrimos la tierra; salteamos los ríos y modelamos la materia; para, finalmente, perdernos nuevamente en la monstruosidad, la desmesura de la escala, donde nos volvemos a perder, nos volvemos a alejar... entre nosotros y de nosotros mismos. Mientras tanto, el concreto, el acero y el vidrio no se enteraron ni por qué están allí: son energía "sobrante", celebraciones a la existencia que no se comprende y puños alzados contra el tiempo, ese enemigo implacable que no existe, pero nos derrota inexorablemente.

jueves, julio 27, 2006

Nuevas Postales Porteñas IV(La ciudad que no miramos)

En épocas donde hábiles maniobras inmobiliarias o reciclados fashion le cambiaron los nombres a vastas zonas de la geografía porteña (Palermo Hollywood, Las Cañitas, Palermo Soho, La Imprenta, Devoto "entre las dos vías", Barrio Parque, Floresta "Norte", etc.), traemos las nuevas postales que promoverán el turismo aventura, bizarro o antropológico en las nuevas barriadas post menemistas.



Villa Lugano Burundi (Ciudad Oculta)



Wild Wild Wilde (Villa Itatí)








Doque on Fire (Villa inflamable)


Down Town Train (Andurriales de Retiro)




Niños Silvestres del Bronx (Abasto)

miércoles, julio 26, 2006

Argentina ¿Un país en Serio?

"Marca País" , la gota que colmó el vaso. El 29 de diciembre pasado posteé "Un cuento de Navidad" (ver archivo, fiaca de linkear); la esperanza me hizo dejar un final abierto al cuento K. Hoy ya es hora de hablar. Es largo, pero vale la pena.


Arranca el tren de la Línea San Martín desde Retiro; mientras la formación de vagones multicolores se aleja de los andenes, parado entre dos de las puertas miro a ambos lados y advierto que este extraño lugar tiene algo de síntesis de esta nueva Argentina, un país en serio...

Atrás y a la izquierda, el bosque de rascacielos. En ellos un país de privilegiados que, bajo la atenta mirada de las clases dominantes, ingresa al siglo XXI. En sus cajas de acero y cristal, con tarjetas con chip como marca de hacienda y cantidad de chiches tecnológicos, este sector de nuestra sociedad se produce cada día como si de un posicionamiento de marketing se tratara, convierten sus cumpleaños en reuniones empresariales y su vida en un laberinto de espejos, donde mirar para querer reflejarse. Tienen algo que se parece a una vida; temerosa mediática, fóbica a lo que no forma su grupo de pertenencia y paranoica de perder privilegios, salud o la vida; así de salvaje y desigual están las cosas.

Del otro lado de las vías, hay un mural con una gigantografía, que domina la escena: desde el costado del cadáver de edificio que otrora fuese el centro de distribución de ENCOTEL, bajo la "pipa" de Nike, Carlitos Tévez mira a los cientos de pibitos sucios y descalzos que corretean por la villa 31. Una palabra domina la pared y la imagen: "Garra" ¿Qué significará el mensaje para los mil pares de ojitos acuosos y patitas flacas, que mientras juegan entre las vías y los fierros de las maquinarias, juntan el resentimiento que fogonean tantas privaciones?

El país que crece al nueve y pico por ciento, no es grupo. Mudos testigos, miles de containers se apilan frente a las dársenas de Puerto Nuevo, como telón de fondo de la villa; esperando, por el tubo del 3 a 1 o el 4 a 1 (según si la goleada es en dólares o euros), ir al otro lado del océano para enriquecer a los de siempre y a sus acólitos. El país se mueve: mientras la formación avanza entre tolderías de pobrerío, marginales y delincuentes, bodegas tomadas, corralones saqueados; en el cielo de la derecha, decenas de aviones repletos de turistas (que recorren tierras nuestras que pocos conocemos) y empresarios eufóricos, aterrizan y decolan un poco más allá de las vías de los desvencijados vagones proletarios.

Es el país de las cifras, ahí estaba el presidente cantándole retruco al líder cubano y, papelito en mano, lo rectificaba: no es el 16,5 por mil la mortalidad infantil; es solo del 13,8 por mil ¡caramba!, qué logro en el país que raramente -hasta mediados de los noventa- había superado el 7 por mil, cifra batida históricamente en latinoamérica, solo por la Cuba revolucionaria...

Igual, hay buenas nuevas, parece que estamos por vencer otro escalón del desempleo y bajar de las dos cifras (10 y pico porciento actual). Pero hay cifras con menos prensa, menos simpáticas, veamos:
¿Cuántos suman los que han dejado de buscar definitivamente un trabajo formal?, o sea un empleo o conchabo con los beneficios de un trabajador en regla: casi un 50% de la población de la considerada en la etapa laboralmente activa. Efectivamente, agotados de avisos fallutos, de extraños requisitos para cubrir posiciones de nombres inpronunciables, de capacitaciones imposibles de cumplimentar para los puestos más ordinarios; de ofertas de websites que encontraron un lucro excelente; de golpear todas las puertas y todos los contactos; la clase media baja y la clase obrera se volcaron en masa al trabajo informal: rebusques, changas, curros, limosnas, inventos: todo vale.
El ministro Tomada sigue bienintencionadamente su cruzada contra el trabajo en negro, ¿pero qué hace acá? ¿les pide CUIT a los busca? ¿A los "nuevos cuentapropistas" de la miseria?, que a lo sumo la pelean por llevar el mango justo para el morfi o las necesidades básicas del día a día.

Señores, hay un (cifras oficiales) 49,8% de la población bajo la línea de la pobreza (léase, viven al día, contando monedas), trabajando muchos en el hogar, con lazos familiares deteriorados, esperanzas marchitas, expuestos sus hijos a la deserción escolar, la droga, la desidia, la promiscuidad, los falsos profetas, el mesianismo, los espejismos; los matrimonios a la disolución, las familias en un clima de hostilidad constante por la desesperación, la necesidad que muestra sus mil caras de hereje y entonces los viejos molestan, los pibes cuestan guita, los amigos no se visitan, no se pueden poner ni dos panes de más en una mesa: todos los refranes hacen agua, "si hay pobreza que no se note", "donde comen, tres comen cuatro"; "los chicos vienen con un pan bajo el brazo"; son boludeces sin sentido para esta gente. Las prioridades chocan, porque todas son urgentes; las acusaciones se cruzan; el consumo diferido de esta población enorme sería un gran motor de la economía, pero no, para los gobernantes no parece claro; encima el stress enferma, destroza, desalienta... Por otro lado hay un 20% bajo la línea de la indigencia, o sea, marginales; donde ya no hay lugar para reflexiones o valores que se asemejen a lo que los sujetos de clase obrera o media consideren normales, básicos o válidos; hablamos de niñeces segadas, mujeres solas, hombres sin educación, subalimentación, incapacidad de establecer vínculos afectivos o de confianza duraderos, hostilidad hacia el resto de esa sociedad que los margina, los arroja lejos; poco valor por el propio destino, inexistencia de lazos afectivos estables en ningún nivel de relación: se vive el minuto, el segundo de pequeñas alegrías o esparcimientos como el último, poco importa lo legal o ilegal, no hay reglas que parezcan contemplarlos a ellos; son gentes con callos en el alma, cicatrices profundas y vidas cortas.

¿De qué viven los pobres?: un 50% de ingresos en negro. Los tipos de clase media baja que salieron con la catramina vieja con gas a repartir cualquier verdura: chucherías chinas, cotillón, bolsas de polietileno, artículos de copetín o artículos de sex shops para los telos... con los vehículos desvencijados y atiborrados de mercadería en su mayor parte sin boletas, salen cada mañana a pelearla, con pocas esperanzas, sin obra social, sin un futuro previsional, sin otra meta que la de regresar sin más incidentes que pagar el peaje a la policía si los para... después están los busca; cargan bolsos y salen a revender las cosas más insólitas: paraguas, calculadoras, juguetes, cartucheras de celulares, flores, guías de calles, velitas para estufas, medias, encendedores... pululan por toda la ciudad, son gente con necesidades, ganas de ganarse el mango: una fuerza laboral equivalente a la dotación de diez fábricas de producción masiva.

Otro 25% ¡Trabaja en blanco! o sea: sueldos de hambre. Son los prohombres del despegue argentino: nuestros empresarios. Va un ejemplo; la industria automotriz creció de febrero de 2005 a febrero de 2006 un 120%; personal incrementado en el mismo período ¡1,2 %!, Sí oiste bien: Uno coma dos por ciento. Todas las fuentes vienen del INDEC, Clarín, Cámaras, Sindicatos, pero ni me calienta citarlas; en todo caso al que le quepa que urgue un poquito. Claro, no vaya a ser cosa que nos toquen la paridad cambiaria y nos metamos los vehículos en el culo. ¿Cómo nos arreglamos? (te dirían) :los del turno mañana 6 horas extras inconsultas, coercitivas y todo por el mismo precio, y los del turno noche (violando todos los convenios), las horas que falten. Para eso sigue vigente la Ley de emergencia económica, que les permite a las empresas los contratos basura, pagar el aguinaldo en cuotas, dispersar las vacaciones a lo largo del año, y dale que va... ¿¡Quien podría compensar la balanza ocupacional? Si, claro, el Estado.

Este Estado, representado por un gobierno, sin duda alguna, con el mayor consenso desde el retorno de la democracia y, me atrevería a decir, desde la caída de Perón en el '55. Un Estado que despierta simpatías cuando le pone las bolas en la morsa a los poderosos (y cosecha adhesiones, la mía, entre otras); pero que cuando después uno mira con detenimiento, ve más discurso que hechos: están muy contentos los dueños de la tierra y los recursos, están muy tranquilos los que gozan de las prevendas de siempre; pegan grititos pero no es el alarido del que fue al proctólogo porque ya les hizo muchas cagadas a los intereses comunes del pueblo... Pero el gobierno, bue, ¿qué hará con la masa de guita ingente que le provee las retenciones a las importaciones, un más riguroso y efectivo control fiscal, la desactivación de una parte de los compromisos externos y sus intereses, las acertadas maniobras económicas? ¿Generará trabajo fidedigno a partir de un plan de infraestructura? ¿Llamará a concurso para ocupar las vacantes de las empresas sobre las que retoma control y se hace cargo? ¿Generará planes de capacitación para aquellos alejados de la rutina laboral por años? NO. Hace asistencialismo político, genera dependencias partidarias, promueve changas como las de "militantes multipropósitos", integrantes de apoyos espontáneos, movilizaciones a actos, números de fuerza para conseguir hegemonía... sin criterio se generan puestos de favor, donde no hace falta más gente, donde aparecen tipos sin idoneidad, donde se repite la historia de siempre. ¿Será que el más brillante de los intelectos gorilas tenía razón, cuando dijo que los peronistas eran incorregibles?, aunque éstos se digan de "izquierda progresista"...

Otro 25% de los pobres vive de los oficios más ignotos, las ocupaciones más sórdidas, la improvisación, el rebusque, el curro, o directamente de garcas (lo que no está siempre emparentado al delito), veamos: tarotistas, pai, curanderos, "gañoteros" (los que arriman negocios, traen al candidato o al mixto y se llevan la participación), acompañantes, paseaperros, cuidaviejos, cuidaniños, enfermeros sui generis, contratistas que solo tienen un teléfono sin dirección, dudosos colocadores de empleos, albañiles, técnicos, plomeros, chapistas y otros practicantes advenedizos de oficios que quién sabe dónde los aprendieron... Pequeños estafadores, pasto de "telenoche investiga", pero que no se vaya a destapar alguna olla grosa que implique acercarse a asuntos del grupo clarín; grupíes, cadetes de super chinos, motoqueros y biciqueros de todas las especies...

Una gran masa productiva o creativa vive como puede; todos los días los vemos por la calle: los que venden sandwiches en la city; los que los traen en camiones para vender jazmines, plantines, cuadernos, anotadores; los que venden chipá, remeras, medias, gorro bandera y vincha, salamines caseros, quesos; los que por la calle tiran la lonita y venden calculadoras, paraguas, portacelulares, relojes, radios y toda baratija que se pueda revender de Once o Cochabamba; los artesanos que deambulan por los negocios "tuttifrutti" y llevan sahumerios, marroquinería, granos de arroz con la Biblia tallada, plantas adentro de bombitas de luz; también están los artistas: chelistas, violinistas, guitarristas, acordeonistas, poetas, actores, yosapas, mimos, estatuas humanas, malabaristas, tragasables, lanzallamas; personajes talentosos o patéticos que se cagan de frío, de calor o de angustia por unas monedas.

Por último, los excluídos, los indigentes; son solo el 20% (¡unas 8 millones de personas!), pero se notan. Su omnipresencia es tan obsena para nuestras conciencias, que da risa las pélotudeces que se debaten en los medios, en los fueros y en las instituciones. ¿Qué educación quiere para sus hijos? pregunta el ministerio de Filmus: Para empezar, una que les diga la verdad, ¿en qué país te toca vivir? ¿para qué estudiar? ¿Es posible vivir en la desigualdad' ¿Se vive bien en Belindia? ¿Cómo ponemos la cabeza en la almohada? ¿Qué hacemos con los que lloran de hambre?, con los que están abandonados por la calle...



Eso de que falta mucho por hacer es sinceridad falluta, berreta y barata: cuando se quiere se hace; si no, fíjense como las elecciones mueven montañas... Pero los sin futuro siguen allí, su letanía es parte del día: "una monedita señor" (una mamá con bebe, una viejita inválida, una persona que debería estar en una institución de salud mental o al menos contenida); "una monedita amigo" (los pibes en las boleterías, cualquier muchacho joven que se te cruza caminando, los que lavan parabrisas o abren las puertas), "Algo para llevar comida a mi casa" (un padre con algún pibe, un enfermo de SIDA con el cuerpo lleno de medicamentos -que, reconozcamos, hoy los tienen-, y la panza muy vacía; un inválido o accidentado; un hombre mayor); "algo para comer" dice el pibito en el maxikiosko; "alguna ropita" dicen las mujeres que te tocan el timbre... Es cierto, hay una táctica de la lástima, pero hoy no hay lugar para las suspicacias repugnantes que nos escusan del compromiso de abrir los ojos, que no es lo mismo que tener para todos; es EXIGIR acción, es acabar con el "sálvese quien pueda"... Ojo, capaz sos de los que piensa "hacen buena guita por día": andá, sacate la dignidad, perdé la vergüenza, rifá tu nombre, tu autoestima, tus sueños y tu ego y salí... ¿cómo? ¿no era la fácil?

El tren avanza, los paisajes contrastantes no cambian: los que juegan al tenis un día laborable a la mañana y los que roban alambres de cobre a riesgo de electrocutarse. Los vagones parecen más prolijos, la gente humilde quiere cuidarlos, pero a la noche, el resentimiento lleno de paco y alcohol rompe todo lo que signifique orden o prolijidad, brutal contrapunto de sus vidas a la marchanta.
El presidente cumplirá el mandato hasta diciembre del 2007 según ha expresado; él ya está en campaña ¿cómo la hará? ¿callándome la boca? ¿haciéndome cerrar bien el culo? Ojalá, mientras tanto Argentina, el país en serio, sigue "bailando por un sueño"...





"Tu puedes", le dijo el Comandante al Pingüino en Córdoba, "Tienes con qué". En el hall del Espigón de Ezeiza, ese que vió el mayor éxodo en masa de argentinos, expulsados por un país en llamas, en manos de bandas mafiosas y sicarios de las corporaciones multinacionales (470.000 compatriotas entre 1999 y 2002); se colgaron los estandartes de esta "nueva realidad". Hasta dónde querrán los que rigen nuestros destinos; hasta dónde podrán...

Sé que fue un post indigesto y de aparente contramano: permítanme no conformarme, permítanme soñar con una vida mejor. Gracias.

domingo, julio 23, 2006

Ojos que no ven
1º Período: "La luz de un fósforo fue..."

I - UN POCO DE HISTORIA
El Adelantado Don Pedro de Mendoza llega a estas costas. Si a éstas. De todas las costas posibles de América, el pobre tipo vino a parar a acá.
La expedición al Río de la Plata que en 1535 estaba demorada en España por cuestiones económicas, se apresuró al conocer la conquista del Imperio Inca, y sus riquezas, por Pizarro y Almagro en 1533. Ya el Imperio Azteca había sido conquistado por Hernán Cortés unos cuantos años antes. La expedición de Mendoza venía al Río de la Plata en busca del Rey Blanco y la Sierra de la Plata que los sobrevivientes de la expedición de Solís relataran; y que era precisamente el Imperio Inca, sólo que entonces a nadie se le ocurrió que eran lo mismo. Nadie conocía las dimensiones de América, la información era poca, fragmentada, tergiversada y la sed de riquezas desmesurada (igual que ahora). El sistema de adelantamiento era el mismo que había regido en Castilla durante toda la reconquista (recordemos que América fue originalmente poseción del reino de Castilla). El Adelantado tenía a su cargo un territorio que podríamos llamar de frontera, donde era señor y justicia real. Debía administrarlo y defenderlo. Fundar ciudades y poblados. Cobrar impuestos.
Al llegar al Brasil para recalar y reabastecerse, se habían extraviado 2 de las 16 naves de la expedición, por lo cual Don Pedro se decidió a esperarlas. Su nave y otras tres esperaron mientras el resto continuaba la travesía al Río de la Plata. La importancia que Don Pedro les daba a las desaparecidas no era sin razón. Una de ellas debía traer grandes cantidades de provisiones. Dichas naves nunca llegarían. Resignado Don Pedro siguió al encuentro del resto de la expedición.
Su hermano Diego lo estaba esperando en la isla de San Gabriel, frente a lo que hoy es Colonia (Colonia del Sacramento, en Uruguay). Don Pedro insistió en desembarcar y esperar a los extraviados. La idea era encontrar un lugar facílmente ubicable para las naves que entraran al estuario. Don Diego le dijo que mejor sería desembarcar en la orilla opuesta porque donde estaban, los indios no parecían muy amigables y el lugar coincidía con los relatos de la muerte de Solís. Salieron de San Gabriel el 22 de enero de 1536. Desembarcaron primero 6 peritos expedicionarios con la función de reconocer la zona y establecer si existían tribus indígenas y sus intenciones. Los peritos no encontraron gente, sin embargo nunca regresaron. Se encontraron con un grupo de yaguaretés que se los devoraron. Por lo que Don Pedro decidió desembarcar una fuerza mayor para establecer un fortín.
La fecha de la fundación de Buenos Ayres, si es que tal cosa ocurrió, está en discusión. El 2, el 3 y el 23 de febrero son fechas que están en discusión. Ahora, existió la tal fundación? La verdad es que no existe ni acta ni copia de acta de fundación por lo cual deberíamos empezar a pensar que Buenos Aires no fue fundada por Mendoza, al menos no como ciudad. Lo más probable es que Don Pedro tuviera la idea de hacer funcionar a Buenos Aires como puerto y poblado de entrada a la cuenca del Plata. Por lo tanto si tienen la idea de Don Pedro de Mendoza fundando Buenos Aires en el Parque Lezama con la espada en la mano como la estatua que está en dicho parque, olvídense, nada más alejado de la realidad. El hombre estaba realmente enfermo y se ocupaba de despachar órdenes desde su lecho, donde pasaba la mayor parte del día.

La primera Buenos Aires fue un fortín. Tenía como 100 varas de lado. Su protección constaba de una tapia de adobe y barro de altura de como 2,50 metros, una empalizada reforzada con barro y una zanja a modo de foso. Si hemos de creerle a Schmidl, la mayoría de los días las defensas debían ser reparadas y reforzadas porque el viento, la lluvia y aún el rocío la desmoronaban. La mayoría de los casi 2000 hombres y mujeres que habían llegado con la expedición todavía estaba embarcada; y los que estaban en la fortaleza habitaban chozas de barro y techo de paja. Las provisiones escaseaban y el hambre empezaba a arreciar.

...continuará

miércoles, julio 19, 2006

Crónicas Insólitas II (Un perrito y tres funerales)

Lo que deba Ocurrir, Ocurrirá (Dolínades) Nadie se muere en la víspera (Carlos Saúl de Saint Anillac I -tocarse el izquierdo-)

Lo que he de narrar carece en estas líneas de fechas precisas, porque en realidad ocurrió y es lo que tiene importancia. Para aquel buceador de hemerotecas y archivos, calculo le será muy fácil contrastar mi relato con la tinta abundante que, vespertinos como Crónica o La Razón, derramaron en obsena catarata de detalles e imágenes; calculo que otro tanto habrá hecho a la mañana siguiente Diario Popular y, sin que haya sido lo que ocupe las tres cuartas partes de la edición como en estos casos, fue extensamente tratado por el resto de los medios.
Como los acontecimientos quedaron vívidamente grabados en mi recuerdo, prefiero que afloren de ellos tal como me llegan, dándoles algunas presiciones para ubicarse espacialmente.
Corría el 1988, año más año menos; yo diría que sería hacia fines del otoño o principios de la primavera; en todo caso da lo mismo. La intersección de la calle Morelos y la Av. Rivadavia, en el barrio de Caballito, casi limitando con Flores (justo ahí donde hoy está todo roto por la extensión de la línea A de subte, a medio camino entre las futuras estaciones Puan y Carabobo), solo tiene dos esquinas de la vereda impar de Rivadavia al 6100, porque Morelos nace hacia el norte y de frente a esa bocacalle se choca contra la mitad de una larga cuadra que va de Curapaligüe a Miró sobre la vereda par de la arteria principal del cruce. En la esquina de Morelos hacia Flores (la oeste); se levanta un edificio de ladrillo a la vista colorado de unos 10 u 11 pisos de altura, que da sobre ambas calles. En la planta baja del edificio la ochava es ocupada por un local que, en ese entonces y por largos años antes y después de estos sucesos, ocupaba una casa de alfombras y tapices y cortinas que, en su marquesina, tenía el cartel tipo cola de pavo real multicolor de la firma "Kalpakian". En la acera contraria de Rivadavia, enfrentando la bocacalle, se encontraba el salón de exposición de una concesionaria; no recuerdo si era una Renault o ya estaba ahí "Antibes", hoy Peugeot, en aquel entonces Sevel. Y de lo que no me caben dudas es que inmediatamente lindera con la concesionaria, había una sucursal del Citibank (¿o era otro Bank Boston?). Esta era la geografía que, debido al quilombo de pasar con el auto por Rivadavia hoy, no he vuelto para verificar; quizás lo haga mañana o quizás lo hagan Uds.
Volviendo al edificio del local de Kalpakián (el de la esquina de Morelos); si aún hoy levantan la vista hasta el último piso, comprobarán que, aprovechando un regio balcón terraza que hace "L" sobre ambos lados, sus propietarios de entonces (o los primitivos, si es que no eran los mismos) habían realizado sobre el mismo un gran cerramiento de aluminio, de forma tal que o les quedó un gran jardín de invierno -si se puede llamar así a un ambiente en un edificio- o ganaron un ambiente o dos, sea para lavadero, plantas o depósito de bicicletas y cambalaches. El escenario ya está dispuesto, levantemos el telón del drama.
Promediaba aquella aciaga mañana que estoy narrando, cuando por frente a las vidrieras de la ochava del local de Kalpakián, transitaba una viejita con su bolsa de mandados; en mi recuerdo se compone una mujer menuda y bastante mayor, vestida con un abrigo gris topo y zapatos de taco negros bajo. Al mismo tiempo, once pisos (más de 33 metros) arriba, un perrito pequeño, blanco grisáseo (se me ocurre algo parecido a un caniche o un terrier pequeño), que pertenecía a los dueños del departamento que he descripto, saltaba rebotando como una pelota contra el cerramiento de aluminio, posiblemente ladrando a los ruidos exteriores e intentando alcanzar la claridad de la parte de policarbonato que hacía de falsa ventana (he visto a estos canes pequeños saltar y rebotar incansablemente). Todo ocurrió en un único, fatídico y sincrónico instante: el animalito saltó y cayó al vacío por una hendidura, abertura o separación entre dos paneles del cerramiento, con tal certeza que impactó de lleno en la cabeza y los hombros de la viejita, muriendo ambos en el acto. Basta una sencilla fórmula matemática, que tenga en cuenta el peso del animal (seguramente entre 5 y 7 kilos); la distancia recorrida en la caída y la aceleración de la gravedad (9,86 m/s²), para calcular la fuerza con la que impactaron los cuerpos, muriendo el animal por politraumatismos gravísimos y estallido de vísceras con las consecuentes hemorragias internas, y la señora por fractura de craneo y cuello, esto último decretando su deceso instantaneo.
Todo ocurrió como un flash. Yacían los cuerpos señalando en direcciones contrarias: el perrito hacia Rivadavia y la señora hacia Morelos. Testigos atónitos, centenares de personas que como traseúntes hay en ese cruce tan concurrido y a una hora de máxima actividad comercial. Parado en la puerta de la concesionaria, un elegante señor de traje que andaría por los seseta años, quedó petrificado frente a la tragedia que se consumó en un brutal segundo frente a sus ojos; se tomó repentinamente el pecho con una mano (en la otra aferraba un maletín) y cayó fulminado por un infarto. El foco de atención de los grupos de curiosos que se empezaban a formar en todas las veredas, giró dramáticamente al otro lado de la Av. Rivadavia; algunos vehículos (los cercanos a las aceras), comenzaban a circular más lentamente porque se notaba que algo grave ocurría y ya se manifestaba ese curioso fenómeno del morbo que nos impulsa a todos a mirar. Intempestivamente, sin motivo aparente más que una reacción desesperada frente a ese tornado de muerte que azotaba la esquina, una mujer joven, de treinta y pico, que estaba parada en la esquina de Rivadavia y Morelos contraria a la de Kalpakian, salió a la carrera atravesando Rivadavia sin mirar ni detenerse, en un gesto desesperado para ayudar a aquel hombre que, como luego se supo, no tenía con ella relación de amistad, parentezco o conocimiento alguno: fue un impulso ciego... No llegó muy lejos, superada una primera fila de coches perezosos, apareció de golpe en la trayectoria de un bondi de la línea 55 que circulaba a velocidad (50 km/h maso) hacia Plaza Flores; el colectivo, un Mercedes Benz 1114 la arrolló y la arrastró casi 100 metros casi hasta la esquina de Curapaligüe donde se comprobó que la muchacha yacía muerta, destrozada. Desde la caída del perrito no habían transcurrido ni cinco minutos...
Señores, la ciudad de la furia es implacable, peligrosa como un bosque de la edad media o los mares de la época de los corsarios, todo lo que en ella creamos, inventamos y disponemos, nos codea con la muerte por nuestra naturaleza frágil y por la cantidad de vectores que se conjugan para que cada paso pueda ser inseguro, fatal. Pero más implacable aún es una certeza: nunca se sabe cual es el último segundo, qué sórdido momento será el último si no intentamos disfrutar de cada uno de los instantes de nuestra vida y hacer sublime nuestra existencia, única, irrepetible. Si después nos toca en suerte el más allá, allá Dios que es Divino y lo dispondrá; yo aún no lo sé, solo tengo Fe.

martes, julio 18, 2006

Megalópolis: el nido (Novela atroz por entregas) Parte XIII

XIII

- Hay gente tras el vehículo volcado del Grupo Gris -el copiloto del helicóptero señaló con su mano enguantada hacia abajo, a medida que circunvolaban el parque en forma descendente
- Los veo -dijo su comandante y pulsó el radio- Comando, ¿Me escucha?
- Adelante, sale fuerte y claro
- Pequeño grupo de supervivientes, voy a tratar de evacuarlos -anunció el piloto
- Espere, ¿Me copia? - Duronea había tomado el aparato- ¡¿Me copia!? -bramó
Hubo treinta segundos de silencio y volvió a hablar el de la nave
- Sí, pero sea breve; no puedo mantenerme bien en posición por fuerte viento cruzado y variable
- ¡Qué viento!¡Si no se mueve una hoja! - el comisario estaba cada vez más irritado
- Oiga, yo no hablo pavad...
Duronea reaccionó en segundos a la nueva situación
- No aterrice, ¡No toque el piso!; Use el torno, baje una camilla o silleta, un arnés o algo así... le doy cinco minutos ¿Entiende?
- Comisario, el problema es que...
- ¡¿Entiende?!
- Procedo según comando, fuera
- Cambio y fuera
Los demás oficiales miraban a Duronea atónitos. Caminó hacia el auto. Robacio fue tras él.
- No me diga nada: no quiero perder un solo hombre más ¿Cuántos van? ¿Cincuenta? ¿Cien?
-Ok Jefe, tranquilo
Llegó al auto. Inclinándose por la ventanilla abierta tomó el micrófono de la radio del móvil.
- Central, ¿me copia?, soy 1114
- Lo tomo 1114
- Habla Duronea, quiero en una frecuencia privada al Comisario General Zelada
- Deme un par de minutos señor
- Dígale que es de la mayor urgencia

- No vamos a poder -dijo el piloto y pulsó la mano nuevamente - Comando, ¿Me toma?
- Adelante
- Son cinco o seis; veo por lo menos a uno gravemente herido. Hace falta un Bell sanitario, un paramédico; no tenemos ni mecánico a bordo, ni elementos para subirlos sin aterrizar
- Está claro. Tome cota trescientos pies y espere medio de evacuación para actuar de apoyo y cobertura
- Ok; les voy a hablar antes de elevarme para tranquilizarlos -dijo refiriéndose a los supervivientes y pulsó un botón sobre el panel, mientras con la otra mano sostenía el vacilante bastón de mando, muy difícil de dominar por la gran turbulencia


Al principio, Abadi y el conductor no escuchaban bien; luego metálica y más clara llegó la voz desde el altoparlante del helicóptero estacionario a unos veinte metros de altura.
- ¡No tengo capacidad para evacuar!¡Nos quedaremos de apoyo!¡Agrúpense en el blindado a resguardo!¡Hay una nave de evacuación en camino!
Se reunieron los cinco en el interior del vehículo mientras la aeronave cobraba altura. Akanabe se quejaba del brazo herido.
- ¿No tendríamos que verificar si hay alguien más herido? -preguntó Abadi - Solo vemos un sector desde acá y...
- Están rastreando y chequeando desde el aire -replicó secamente el policía - ¿Cómo podríamos hacerlo mejor?
La discusión quedó zanjada y permasnecieron en silencio.

Llevó contados minutos que el ejército despachara un Bell 212 sanitario.
En el blindado sintieron acercarse al aparato, con un sonido más pesado y grave. Enseguida ganaron el interior de la tanqueta.
- Vamos, ¡vamos! -apremió el policía
El piloto apoyó la nave rozando el suelo y en segundos se abrió la portezuela corrediza lateral, de la que saltaron dos hombres con equipos de auxilio médico y una camilla rígida, donde ubicaron a Akanabe, inmovilizándolo para su protección. El resto trepó, se encaramó a bordo y quedaron sentados unos frente a los otros. Comenzaron a ayudarse mutuamente a colocarse los cinturones cuando la turbina de la máquina aulló aumentando su potencia; en ese momento, en que aún no habían cerrado la portezuela, se escuchó un alarido desgarrador
- ¡Nooooo! ¡Noooo! ¡Acá! ¡Por favor! ¡¡Por favor!!
- ¡Es Azcuénaga! -gritó Levenssen que se había incorporado a medias y se asomaba por el costado del helicóptero - Uno de los militares lo sujetó del brazo y otro lo tomó del cuello
- ¡Quédese ahí que estamos despegando!- le gritó el último en sujetarlo
En ese momento los pilotos lo vieron desde la cabina.
El administrador con el traje hecho trizas corría ciego de pánico por lo que había sido el acceso principal; detrás de él, algo así como un perro... un perro gigantesco, que... que ¡brillaba!, encandilaba...
El piloto del Bell, llamó a su colega policial
- Gazelle, soy EA028HS; ¿Lo vé?, lo tengo a las doce, justo frente a mi proa
- Lo vemos, sí, pero... ¿Qué es?
El animal corría como un felino, tenía enormes garras; irradiaba un resplandor broncíneo pero el pelaje, no parecía pelaje; y su cabeza, sus homóplatos, tenían algo de humano.
Azcuénaga tropezó en su carrera frenética. Cayó y fue alcanzado.
Una zarpa poderosa se hundió profundamente en su cuello y aquello se irguió sobre sus patas traseras; más bien, sobre algo parecido a dos piernas rematadas en dos largos dedos retráctiles que, clavándose en el terreno, mantenían a ese cuerpo erguido, como si de un bípedo de casi tres metros de altura se tratara. Mostrando a su víctima que, balanceada en el aire era presa de estertores, la desgarró en tiras de carne y huesos con tres rápidos movimientos de su otra zarpa.


- Oh, Dios mío... -el piloto del Bell, a treinta metros de la escena, dió potencia total a la turbina y en una maniobra peligrosa por el esfuerzo para la estructura de la aeronave, giró trescientos sesenta grados mostrando la panza de la máquina, en un arco tan cerrado que casi toca un tinglado caído con el rotor de cola
- ¡Más potencia! - le gritó a su copiloto mientras el mecánico de la nave trababa la portezuela con ojos muy abiertos
Estremeciéndose por el esfuerzo y encabritándose a medida que tomaba altura, el helicóptero del ejército, con los sobrevivientes a bordo, huyó hacia el sur. El Gazelle, entonces, atacó. Se acercaba por detrás del primero a alta velocidad y en rasante; al llegar a 100 metros del objetivo, el piloto activó la llave maestra de armamentos: dos coheteras con dieciséis proyectiles huecos de fragmentación, un tanque de napalm y dos cañones Aden rotativos de cuatro bocas cada uno, calibre 30mm.
- ¡Estás muerta bestia maldita! -gritó el piloto
El animal, brillando con el color del bronce,se sentó sobre sus cuartos traseros y cobró intensidad su fulgor. En diez segundos recibió la descarga de los treinta y dos cohetes y, en una segunda pasada, mientras lo acribillaban con munición de treinta milímetros, le arrojaron con despiadada certeza el tanque de napalm. En medio de un infierno de llamas que se retroalimentaba al consumir el oxígeno; el resplandor de aquella masa ignea se intensificó hasta hacerse cegador y luego, en un solo instante, fue como si nunca hubiese estado allí.
El copiloto, desconcertado, chequeaba su instrumental en cada pasada sobre el área en llamas
- Nada, solo el terreno ardiendo
- Fijate bien - se impacientó el piloto - ¡Tiene que estar en algún lado! ¡No se puede haber consumido en fracción de segundo!
- Tengo activados los sensores de calor, movimiento y sonidos - respondió el otro - El radar antipersonal de tierra no funciona bien, lo deben haber dañado las vibraciones de tantos disparos simultáneos...
La tecnología fue prescindible; por los mil parlantes que simulaban pequeños hongos en la superficie del parque y que en tal estropicio todos presumían destrozados, surgió una voz atronadora, aguardentosa, trémula y explosiva a un tiempo; aún a través de la carlinga, los tripulantes la sintieron hasta el tuétano.
- ¡FUERA!¡FUERA DE EREBO!¡VIENE ZERNOBOI!¡SERAN DESPEDAZADOS POR LAS MÉNADES!!
La figura se materializó nuevamente, ahora con la forma de un perro de dos cabezas... ¡Dos cabezas de serpiente!, de aspecto espantoso, viscosas, húmedas.
El piloto, enceguecido de furor y estupor, lanzó su nave hacia Eso, disparando incesablemente.
- ¡MUERAN COMO EN ARCADIA! - Bramó la bestia
El copiloto vió una sombra veloz como un rayo que se acercaba por un lado en ángulo; luego dos, ¡Tres!, llegaron como flechas, como saetas. El plexiglass de la cabina estalló en fragmentos del tamaño de granos de sal y antes de que el aparato estallara contra el suelo, los tripulantes ya habían sido devorados en vida.
Los hongos-parlantes volvieron a reir con el tañido del bronce, hasta ahogarse en una obsena ronquera; luego se oyó:
- Ya puedes venir... los portales están a resguardo

En el parque ya no había seres humanos vivos. El centro de diversiones había muerto y desde el mundo de los muertos, se hicieron cargo de la situación...




Continuará...

domingo, julio 16, 2006

Fotos en Movimiento (Historias Mínimas I)


Él vende diarios en Paraná, casi a 1 cuadra de Panamericana. Como todo canillita, espera a que corte el semáforo, baja a la calle y grita con fuerza su pregón.Hoy estaba allí parado, como todas las mañanas, con su gorra desgastada, su camperita deportiva, y el buen humor cotidiano, ese que vence al frío y a la lluvia.
Hoy pasó Ella, con su canastita y su andar presuroso. Ella lo miró, y lo saludó y él cortesmente la miró, y le devolvió el saludo. Él le preguntó qué vendía, qué es lo que llevaba en la canasta, y ella abriendo la boca grande y sonriendo, le dijo, simplemente, “pastelitos”. El se sonrió también, un poco por nervios y un poco para devolver el gesto. Y entonces, súbitamente, al corte del semáforo, cambió su pregón habitual, y gritó a voz en cuello “¡Pastelitos, pastelitos!”.
Ella bajó la mirada, meneando la cabeza, pero con una risita ahogada entre los dientes. Y lo volvió a mirar. Se dijeron algo por lo bajo, que no alcancé a escuchar, porque apuré el paso. Se me hacía tarde. Seguí caminando, y sin volver la vista atrás, me descubrí sonriendo. Seguramente ella se despidió, con la excusa de continuar con el quehacer de cada día, de golpear puerta por puerta, y entrar gentilmente en los negocios para ofrecer sus productos. Y él, la saludó nuevamente, y continuó con lo suyo, entre Clarines y Naciones.
Seguro que mientras se aleja, ella sigue sonriendo. Él piensa que quizás mañana, si la vuelve a encontrar, le compre un pastelito.

Mex
P.D. Gracias Comandante por la invitación a participar en este bello y multicolor blog.

http://desatinosenred.blogspot.com/

sábado, julio 15, 2006

Humor Excentrico

El martes caminaba por la 9 de Julio y vi carteles del GCBA informando las nuevas divisiones de la ciudad
Pagina 12 Jueves 14/7/2006

Nunca posteé nada que no fuera mío. Sin embargo aquí muchos post están encarados con humor. Cuando lo ví no pude evitar pensar que Rep me leyó la mente. ¿Uds. que opinan?

miércoles, julio 12, 2006

Crónicas insólitas I (Ciudad Voraz)

Nuestra nueva sección reedita un anecdotario trágico de situaciones casi de ficción (a veces hasta el absurdo), que sellaron el destino de desprevenidos habitantes de la ciudad de la furia, que no sabían que la luz de aquella mañana era la luz de su último día.



La Locomotora que rebasó el vaso

Corría la primera semana de septiembre de 1991 y la sentencia de muerte para Ferrocarriles Argentinos estaba firmada: "ramal que para, ramal que cierra", había sentenciado el Turco depredador, que ya había eliminado la mayoría de los servicios de larga distancia y se disponía a rifar los mejores corredores de carga del país y a otorgar las concesiones más "convenientes" imaginables, para que sus amigos empresarios se hicieran cargo del negocio del inmenso tránsito suburbano del Gran Buenos Aires.

Toda esta movida fue posible dada la degradación que los servicios habían sufrido, y el nivel de consenso que, entre el común de los mortales de este país, había tomado la idea que era imposible que ninguna empresa fuera administrada por un estado que, por idiosincracia nacional, era necesariamente corrupto e ineficiente. Eran los tiempos en que los ramales perdían 1 millón de dólares por día; que pagar boleto era una gilada en deshuso; que a los guardas los tiraban por el furgón del fondo; que los abogados de FFAA patrocinaban a través de socios, millonarios juicios de boludos impiadosamente pisados por pasar con barrera baja, pleitos donde curiosamente la culpa terminaba teniéndola el "pata de fierro", y la empresa garpaba enormes sumas de guita de la cual le tiraban algunas migajas a los patrocinados y se morfaban el resto, en fin...

Cuesta poco imaginarse entonces cuál era el nivel de mantenimiento que tenía el material rodante.
En este contexto, en la mañana de la semana del dos de septiembre, una formación del hoy "Belgrano Norte" -cuando todavía no lo explotaba Ferrovías y corrían los últimos trenes a Bolivia, vía Jujuy (locomotora amarilla y roja, vagones marrones)- ingresó por las vías de trocha angosta en el tramo final de su recorrido Boulogne - Retiro (por entonces solo una de cuatro formaciones llegaba a Villa Rosa, pues no había nucleos urbanos tan densos como ahora), o sea salió de la estación Saldías (o más bien la rebasó, pues no solía detenerse allí muchas veces) para entrar en la playa terminal de la cabecera de Retiro. El convoy de siete vagones cargados de laburantes, era tirado por la máquina General Motors n° 7781 igualita a esta de acá abajo

y para sorpresa del maquinista, cuando quiso comenzar la rutina de frenado de acuerdo a las señales (de agujas y banderas muchas de ellas por entonces), la bestia de más de 25 toneladas se negó a frenar. Usando todos los recursos de los frenos de emergencia, no pudo evitar que la formación ingresara en el andén a no menos de 30 Km/hora; sin poder avisarle al guarda (la comunicación era visual -pito y pañuelos-) para prevenir al pasaje y, aunque usó la radio HT para comunicarse con la torre de maniobras, no hubo tiempo de avisar a los desprevenidos que aguardaban en la estación...
La mole de acero, con una inercia monstruosa, arrancó de cuajo los frenos de emergencia de punta de riel (brutos brazos hidráulicos agarrados al balasto del piso de terraplén y andén); arrasó las rejas de los portones de acceso a los andenes e ingresó al hall central de Retiro tirando abajo la pared centenaria donde se hallaba el tablero central de anuncios de partidas, destruyendo locales a su paso y deteniéndose a escasos metros de la pared que separa la estación del acceso para taxis ya sobre la calle. Eran las 07:35.
Como si en cámara lenta se hubiese producido la tragedia, los numerosos pasajeros, vendedores y transeúntes huyeron de la avalancha de acero y escombros y, milagrosamente, el desastre solo se saldó con la cifra de un muerto y ocho heridos, dos de ellos graves.
El pasaje y cientos de curiosos se arremolinaron en la escena. El occiso era el vendedor de la panchería que, bajo el gran tablero de salidas, de espalda a la pared que derrumbó la locomotora, no tuvo tiempo para nada: el puestito y el laburante terminaron laminados por la mole sin control, una mañana más, como otra cualquiera...
Hay una foto de archivo de Crónica y otra del extinto pasquín Esto, donde se ve cómo quedó el estropicio; pero por el mal gusto preferimos subir estas para que se compongan el lugar y las circunstancias.
Este ramal daría que hablar en el atardecer de un día de laburo, un par de años después; cuando luego de salir de capital, el tren no se detuvo en Aristóbulo del Valle (bajo Av. Cabildo Provincia), ni en las estaciones sucesivas. Frenado el bólido -con los pasajeros con el culo a siete manos- pasando Carapachay, se comprobó que el alegre motorman se había clavado varias grapas de más y embicaba para los pagos del Gomera sin intención de detenerse...

lunes, julio 10, 2006

Baires en Cifras I (Números Brutos; Brutos Números)


Nuestra Megalópolis se compone de tres partes claramente diferenciadas:

La Ciudad de Buenos Aires o Capital Federal, enmarcada por la Av. Gral. Paz, el Riachuelo y el Río de la Plata, dependiente de un Gobierno autónomo desde 1996, donde se concentra la casi totalidad de la administración pública nacional.

El Gran Buenos Aires (GBA) compuesto desde hace unos años (1994) de 24 partidos de la provincia de Buenos Aires, que originariamente (desde 1947 con la fundación de Lanús por cesión de tierras de Avellaneda, como último partido importante) eran 19 por pero; por motivos de geografía político electoral se han desdoblado y hoy son 24. (compuesto por tres cordones en forma de anillos concéntricos que no tienen que ver con los límites de los distritos, sino que se relacionan con factores de asentamiento poblacional, industrial y de situación económica). El GBA a su vez se divide en 14 partidos con la población y superficie totalmente integradas en lo administrativo al GBA y 10 partidos con los mismos parámetros solo parcialmente integrados (desde sus municipios y con un sentido estrictamente administrativo).

El Aglomerado Conurbano del GBA, compuesto por 8 partidos cuya superficie y población integran parcialmente la megalópilois en sentido administrativo y a su vez envuelven el tradicional GBA, sin formar parte de éste, pero cuya población trabaja y mantiene vínculos directos con la ciudad de Buenos Aires; esto es: tods los medios de transporte terrestres (ferrocarril, omnibus, minibuses) o fluviales, los enlazan directamente sin trasbordos con la capital, asimismo los accesos por autopistas y rutas a la misma y, en los últimos 10 años los emprendimientos en forma de urbanización a establecido en estos municipios a innumerables familias que se trasladaron desde la capital o el GBA, o que poseen viviendas en ambas zonas (countries, barrios privados, marinas, etc.): hablamos de Pilar, Escobar, Gral. Rodríguez, Cañuelas, San Vicente, Marcos Paz, Presidente Perón y una ínfima área del Gran La Plata.

Los adtos del censo 2001, en firme desde febrero de 2005, arrojan estas cifras poblacionales en números redondos:

Capital Federal: 2.800.000 ha

GBA (24 partidos): 9.300.000 ha

Aglomerado GBA (8 partidos): 610.000 ha

Siguiendo parámetros del INDEC, teniendo en cuenta la cantidad de inmigrantes indocumentados y los flujos y reflujos de la población, que la crisis 2001/2002 produjo, la proyección es a 2006:

Capital Federal: 3.100.000 ha

GBA: 10.750.000 ha

Aglomerado GBA: 850.000 ha

Con lo cual y, en un radio de 55 km desde el Congreso, tendríamos concentrados para fin de este año casi 15.000.000 de ha. Si tomásemos como referencia unos 20 km más de la circunvalación de la Ruta N°6, que enlaza La Plata, Luján, Campana; habría que agragar casi 1.000.000 de habitantes más: La Plata, Zárate, Mecedes; Campana; extendiendo el radio a 80 km; lo cual no es ilógico pues podemos trazar claras líneas de continuidad urbana. Estamos teniendo en cuenta factores como la gran cantidad de estudiantes (con residencia declarada y censada en el interior del país; la cantidad enorme que aún hay de inmigrantes indocumentados y un múmero significativo de personas en situación de marginalidad que es indocumentada).

El partido más poblado es el de La Matanza (fundado luego de la Revolución de Mayo); y uno de los más extensos (atraviesa los llamados "tres cordones"). Tiene en 2006 casi 1.500.000 ha., un 8% de ellos extranjero. Sólo tres provincias tienen más población: Córdoba, Santa Fe y Mendoza.

Hay siete partidos con más de 500.000 ha. (como Quilmes, Almirante Brown o Lomas de Zamora); trece entre los 250.000 y 500.000 ha. y cuatro con menos de 250.000 ha. Pilar superó los 250.000 ha. en el llamado aglomerado.

La megalópolis es séptima en el mundo por cantidad de habitantes y quinta por extensión; sólo superada en sudamérica por San Pablo. Viven en esta concentración más de un tercio de la población total del país (proyectada en poco más de 40.000.000 para fin de 2006, contabilizando legales e ilegales). Concentra las siete terminales ferroviarias centrales del país; con un movimiento urbano y suburbano del orden de los 5.000.000 de pasajeros diarios. Tiene la única red de subterraneos del país (la más antigüa de latinoamérica), con 70 estaciones en cinco líneas; dos de ellas en prolongación y una sexta en construcción avanzada. Su puerto es el de mayor importancia, pese al aumento de las infraestructuras en otras ciudades; tanto como terminal de cargas como de pasajeros. Tiene tres aeropuertos en actividad continua (sin contar las bases militares, una de ellas con la pista más larga de sudamérica), que suman unos 200 vuelos diarios; posee más de casi 350.000 edificios que alcanzan o superan los 8 pisos de altura; tiene la estructura artificial más alta del país (la torre espacial del Parque de la ciudad, de 210 mts.). Circula un parque automotor de unos 4.000.000 de automóviles y la surcan casi 500 líneas de colectivos urbanos y suburbanos, casi 200 solo en Capital Federal. Tiene más de diez estadios deportivos que superan los 40.000 espectadores de capacidad. Es el centro del nudo carretero del país.

En el mapa (clic para ampliarlo) se refleja el criterio del INDEC para su Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que a su vez es un reflejo primero del conurbano; apréciese que el GBA1, corresponde a la privilegiada zona norte en sus dos primeros cordones.

Desde estas primeras premisas desplegaremos en entregas sucesivas números relacionados con la realidad cotidiana: economía, pobreza, viviendas, etc. Conozcámonos un pco más; es una buena forma de salir del termo.

viernes, julio 07, 2006

Caras y Caretas ( Hijos Pródigos)

Íconos de Barrio
Cada barriada reclama sus héroes, cada calle los proclama desde una chapa, una pintada, un mural, un salón, un club... los sueños de un pibe o la melancolía del recuerdo colectivo.
La vigencia no siempre racional del mito viviente; ese lugar común de la añoranza que es más cálido en los inviernos que se alejan, ese que es como brisa tibia que alivia el sopor del verano porque amalgama los corazones, ese que cada día los descubre más y los hace más nuestros y más humanos, ese que edifica el arquetipo por sobre todas las venalidades y flojezas, ese que adora, ese que absuelve y yo creo que es bueno que así sea, es parte de la inexpugnable maravilla de la razón de existir de las sociedades urbanas: DE PIE SEÑORES, AMADOS U ODIADOS; APLAUDIDOS O CUESTIONADOS; LLENOS DE DEFECTOS Y CHINGADAS TAN PARECIDAS A LAS NUESTRAS Y BIEN MEZCLADITOS, COMO LA BIBLIA Y EL CALEFÓN:
GENTES DEL BARRIO I (Nombres sin apellido)





Tita de San Telmo
Corría el año 1904 y un conductor de Mateos (símbolo porteño si los hay), anotó a su hija recién nacida en el registro civil: Laura Ana Merelli; entre nosotros, Tita de Buenos Aires. Lo concreto es que Tita nació en Defensa 715 y fue bastarda de madre hasta que 20 años después, una joven uruguaya reconoció a su hija. Esta minusa de piernas torneadas que alguien llamó "la Sofía Loren porteña", le prestó su voz al tango en épocas de guapos y machos. Vivió con el coraje de diez orilleros: acosada por hombres, celada por mujeres, enfrentada con poderes de turno (aún del peronismo, siendo ella mina del pueblo) y remando contra todos los prejuicios de la época supo amar sin reclamar a un nabo como Sandrini durante toda una vida; porque tal como una letra mistonga, su vida fue de contraluces o como ella lo declamaba "con la milonga la fue de igual a igula, porque eran del mismo arrabal". Desde "Mercado de Abasto" a "Los isleros"; de la pantalla grande a la chica, su impronta baña de sinónimos las luces del día y la noche porteñas. La minusa de San Telmo cerró los ojos centenaria para eternizarse junto a la calle Corrientes y ese Buenos Aires que nunca duerme.

El Morocho del Abasto
¡Carlitos!¡Qué importa si naciste en Francia o en Tacuarembó! Tu corazón pertenece al Buenos Aires querido que no se puede separar de tu voz y tu nombre. El viejo mercado hoy le presta la osamenta al shopping sin patria, al no lugar; ya no existen, zorzal, ni el farolito ni la ventanita de arrabal; no importa, ya hace tiempo que volaste unas cuadras más allá hasta donde muere Corrientes en la Chacarita y te inmortalizaste como el bronce que sonríe, descansando en Paz entre tantos que te admiraron e idolatraron. Vos que le cantaste a la imbecilidad de la guerra, a la amistad, al coraje; vos que volviste locas as las rubias de New York e hiciste soñar a la gilada con tirar manteca al techo en París, nos dejaste tu sonrisa, tu picardía, tu cariño por la gente, la humildad que te hizo cantar en bancos de plaza a la salida de los teatros para los que no tenían la guita para escucharte; nos dejaste identidad y te llevaste tus misterios... El faso siempre encendido, que alumbra tu sonrisa de bronce, nos hace dudar de tu ausencia ¿será por eso que cada día cantás mejor? ¡Salute la barra!



Don Ernesto de Santos Lugares
El maestro a perdido a su compañera de toda una vida, Matilde. Paseándose solo por el venerable caserón poblado de enredaderas, medita sobre la futilidad de los tiempos del hombre y afirma:"cuando se empieza a ser un poquito más sabio, llega el tiempo de morirse". Su fatalismo cruelmente certero, desde su nonagenaria claridad, nos lleva a pasar inexcusablemente por El Túnel de su genio; a pensar sobre los Héroes y Tumbas que siembran el pasado reciente y a admirar a este creador de mundos, que nos regala la magia de sus letras Antes del Fin. Noble y honesto, pleno de humildad; decepcionó a muchos revolucionarios que no supieron entrever que la revolución primera es la del pensamiento.


Ringo, el grandote de Parque de los Patricios

Histriónico, Descarado, Desopilante, Fanfarrón; Corajudo; Inefable; Entrañable ¿Cuántos adjetivos hacen falta para describir a este símbolo del antiguo barrio?. En el cenit de su gloria fue la hora de Parque de los Patricios. El barrio, la ciudad le quedaron chicos y se fue a pasear su guapeza por el mundo, para asombrarnos con sus hazañas: volteando a Frazier; poniendo de rodillas en el suelo, por un segundo, al más grande de todos los tiempos: elenorme Alí, Cassius Clay. Su querido globito lo colmó de alegrías en el '73 y hubo corso en Rioja y Caseros. A la edad de Cristo, se hizo matar en un sitio remoto, por un matón sórdido a causa de una mujer más sórdida aún. El barrio de laburantes y humildes moradores, lo elevó a su constelación de estrellas más preciadas, junto a Masantonio y Tucho Méndez ¡Dios te guarde Oscar Natalio Bonavena! Esas calles de tu historia se volvieron más sombrías y peligrosas, mucho más tristes; por suerte ya no estás para ver este ocaso. Se queda en los corazones esa postal de Doña Dominga, amasándote ravioles a vos y el magullado rival de turno, para el que nunca faltó un plato en tu casa...



Sandro de América, vive en Banfield
El muchcho de la pelvis cimbreante, que irrumpió como el nuevo Elvis argentino desde su Valentín Alsina natal, hace años que es hijo adoptivo de la barriada del Taladro que lo acogió en su corazón. Los años de trayectoria le dieron un lugar de privilegio al "Gitano", showman difícil de igualar. Superando burlas y gastadas, se subió a los escenarios más embelezados del amor de sus seguidoras; pero también a los más hostiles: yo testifico su presentación con "Los de Fuego" en el mismo tablado que un rato después iba a ocupar Riff, en un carnaval en Comunicaciones; de blanco streach de pies a cabeza, con blancas botas bucaneras y lentejuelas, este personaje y sus historias cautivó a los duros rockeros, los desafió, los hizo saltar con Sos una Locura y Dame Fuego y corría el año '79; faltaba que corra mucha agua bajo los puentes para que Attaque 77 recogiera el guante y lo reivindicara. Para quien gustan o no de sus ritmos y músicas; Roberto Sánchez se metió en el corazón del público porteño por su carisma, consecuencia y austeridad; su voz palpitante tantas veces imitada y parodiada es , hoy, marca registrada de un tipo de barrio, que nunca olvidó sus orígenes, se brindó a su público y se bancó las paradas, en las buenas y en las malas.




Mario, de Catalinas Sur, caiga quien caiga
El adolescente quilombero, que con su amigo Eduardo, arrancaron de los edificios de atrás del Argerich, llegó a figurar entre los personajes más mediáticos de nuestros días; ya pasó los cuarenta. Aunque alguna vez se definió como "el tipo que estaba en el lugar indicado en el momento indicado", es evidente que hay algo más que eso. Hoy despojado del disfraz de Rebelde Way sincera que no hay lugar en el sistema para los trasgresores, y es bueno que lo diga él; es honesto no mentirse ni mentir; es loable tratar de producir algo que supere o quiebre la mediocridad o la miseria que factura y embrutece y es sumamente inteligente comprender que cuando se llega a muchos, no se puede conformar a todos: eso libera para, si hay buenas intenciones, dejar lo mejor en el intento. El hombre de negro no quiere madurar, posta, en muchas de las facetas de su personalidad; en una de esas porque la vida es demasiado dura como para no vivirla un poco en joda. Desde la máscara de la insolencia, eligió el compromiso a la comodidad: eso vale.




El Pelusa de Fiorito
La Diega ya no es de la villa, hace mucho que dejó el barrio, tampoco es patrimonio porteño, ni siquiera estoy seguro de que sea patrimonio nacional; el mundo lo hizo suyo y lo arrebató para la posteridad. Ese mundo de iconoglatas que lo amó y lo destrozó; ese mundo de desaforados que lo endiosó y lo lapidó; esa muchedumbre que lo arrancó del hambre y lo devoró... Él, Fénix Criollo, siempre vuelve. ÉL, rico y pobre, astuto e ignorante, audaz y mediocre, de aquí y de allá; siempre nos da algo más; siempre nos abofetea con ese misterioso sincretismo que encarna al alma argentina. Yo me acuesto y sólo lo sueño; cierro los ojos y el danza en ese ballet con esa enamorada partenaire de toda la vida: la número cinco... El Pibe de Fiorito aparece tras los gestos, esa pícara maña del cuerpo que no nos deja mentir; por eso Diego me quedo con tu sonrisa, donde siempre está el tipo al que todos queremos.


El Torito de Mataderos
Justo Suárez nació en 1900 y se hizo hombre en la Chicago Porteña, donde había que tener un plus para ser reconocido como tal. Su mítica pegada le abrió paso en la vida y su recuerdo perdura en la república de laburantes que se alza en derredor del Mercado de Hacienda. Pobre en la Argentina más opulenta que se recuerde: Granero del Mundo, Séptimo país del planeta; murió pobre de tuberculosis a los 38 años, como fiel espejo del destino de los humildes en aquella Argentina de ricos "rebalsantes"; de la que tanto habal la gilada que no sabe, ni se informa. Sus puños cruzaron guantes en clubes donde hombres duros, cuerpos víctimas de la terrible "Ley del Frío", que los necesitaba de carne de cañón, vivaron al ídolo nacido en la misma vereda. Nos queda su sonrisa junto a Pilar, su señora, en ésta de las pocas imágenes rescatadas del olvido.




El Curita de Quilmes
Padre bueno este hijo de Avellaneda. Hombre de Cristo, que se calzó las sandalias del Pescador y se fue a vivir con los que menos tienen; tanto les falta que ni agradecimiento encuentra a veces. Corazón que sufre por los que tienen y los que no, hombre que se dice hombre y que flaquea ante tanta miseria, de la que palpa en las villas periféricas de la barriada del Sur y de la metafórica que nos envuelve hoy como sociedad. Padre bueno Don Luis Farinello, de voz suave y aspecto frágil, de temple de metal y hechos concretos; de determinación que se apoya una y otra vez en su Fe para poder seguir. Cura de Pueblo don Luis, que supo caminar al lado de Carlos Mujica; que tiene sueños que sus contemporaneos parodian y ridiculizan; que seguramente tendrá recompensa divina y será recordado por la gente de bien.


El Negro de Flores
Gestor del Horáculo de Dolínades, compinche del Ángel Gris al que acompañaba en sus insensatas repartijas de sueños, poeta indisoluble del barrio en el que urgó desde los deseos más ocultos hasta las almas más insondables; el negro Alejandro Dolina está instalado en el corazón de todas las muchachadas sensibles que atesoran esas cosas que sólo en un barrio se valoran. Combatiendo a los brujos posmodernos y los pragmáticos contreras de la solidaridad y el afecto, a quienes juró terrible venganza, se acoda siempre en algún bar imaginario frente a cualquier micrófono amigo para llevarnos a la reflexión: si las bolitas son del imperecedero vidrio, no pueden haber desaparecido; firme promesa de que nuestra hermosa niñez colectiva no desapareció, sino que fue velada y ocultada por los cacos de turno...



El Carpo de la Paternal
El tipo de aspecto truculento y corazón generoso; ese que tenía blues en la sangre y duro rock en el corazón. El chabón del cuero, las Harley y las rubias fáciles; el personaje que era un personaje y no lo componía. Su templo allá por Artigas y Camarones, su chiva negra de llantas doradas, su rope "Cactus", su voz de metal... ahora ya es todo leyenda urbana. Jugo a dos ruedas en la vida y en dos ruedas marchó a su muerte, metiéndose en la historia del cemento que contará un día de su cortejo de cientos de motos espontaneas que enfilaron los barrales a su última morada sin que nadie los convocara. Norberto Napolitano, nuestro Pappo, ese muchachón de barrio al que no hay que tocarle a la vieja, pero del que todos quieren ser gomías.

martes, julio 04, 2006

Cuentos


No soy fotógrafo, sino un simple aficionado con cámara digital nueva. Intento sacar fotos que vayan más allá de la mirada del turista, que develen ese Buenos Aires que late y fluye hasta en sus pinceladas más mínimas.
Veo una ciudad que se fagocita a sí misma día a día, sin memoria ni estilo; hambre madre de la melancolía de sus tangos y sus tardes de domingo. Una ciudad que cada anochecer nos empuja desde el centro hacia fuera, como si quisiera expulsarnos a todos, al mismo tiempo que cada día somos más los que la habitamos, disfrutamos y padecemos.
La forma que elegí para participar de Empedrados será entonces la imagen fotográfica.
Para mi será un aprendizaje y un desafío hacerlo con el nivel que creo se merece este blog (aunque es posible que ni escribiendo, fotografiando o dibujando consiga demostrar austeramente lo que quiero compartir, lo seguiré haciendo).

lunes, julio 03, 2006

¿Y si Dios no es argentino? (chau Alemania, hola Argentina, hola, hola!, holaaaa!!)

Dioses caprichosos los de estas tierras. Como en el Olimpo Griego ¿vió? Quilomberos, putañeros, conventilleros... Sí, tierra de dioses, semi dioses (porque también les gusta que los mortales les vean la cara cada tanto y desperdigan frutos por ahí) y Héroes...




Héroes de antología: inefables; irremediables; irrespetuosos; irreverentes; irresponsables; irremplazables; insustituíbles; increíbles; indispensables; imprescindibles...
Héroes Públicos, enzarzados en luchas quijotescas, disparatadas, a veces sórdidas, a veces épicas, a veces inútiles, a veces hermosas.

Y por último, los mortales; venales mortales los de estas comarcas, volubles mortales que viven sus vidas con apego a un sincretismo casi histórico, casi nacional: el fútbol.
Oid mortales: los chicos que fueron a Alemania no son Dioses, no son Héroes, no son mala gente, son nuestra gente; no nos quitan alegrías, para eso está esa otra gente que nos niega la risa, nos niega el laburo, nos niega el pan, la salud, la sonrisa de los pibes sanos, la seguridad de una sociedad más justa; esa otra gente que nos versea, que nos la manda cambiada, que nos chamuya desde el traje y los gemelos, que nos punguea con las leyes que se compran, que nos manda fruta desde los medios, que a veces nos gobierna...

La alegría no fue brasilera. Disfrutemos de la alegría, la decencia y el coraje de los tipos que llevaro, dirigieron y vistieron la camiseta de las dos estrellas y después... de vuelta a la vida. Que se jodan los alemanes pechofríos que no saben gozar; que no necesitan un mundial para parar de sufrir un poco; que un taco no les devuelve una dignidad que ya tienen, ni un chiflido un don de gente que se consigue con educación y se engalana con respeto. Los protagonistas de su partido no son los once troncos que pusieron en la cancha; son los 83 millones que nos abruman de virtudes, que nos dejan como única defensa la declamación imbécil que su vida es apática y aburrida. Solo este pueblo fue capaz de tanta locura, solo este pueblo es capaz de tanta hazaña. Adios gente extraña, quizás Dios los ha absuelto y no nos dimos cuenta; quizás se lo han ganado...

Nosotros deberemos volver a nuestras miserias y nuestros miserables; sin poder olvidarlas ni olvidarlos y tratar de ocuparnos de ellas y tratar de desenmascarar a ellos; no hay escusa para el olvido; no hay cortinas de humo, solo ese poderoso espejo de la voluntad que casi da bronca y que queda bien lejos allá en Europa.
En una de esas Dios no es argentino porque no apareció por el mundial; o en una de esas Dios sí es argentino porque nos tuerce el cuello desde acá, hacia la realidad y, arremangado, nos reclama para el trabajo... nos apalea para despertar


¿Volviste? ¿Volvimos? Porque hay muchos otros campeonatos para ganar y el trofeo es mucho más que una copa de metal...



Para que un día los pibes jueguen con la bocha sin pensar en trabajar. Así sea.

Ciudad de Todos II (De lo que hay no falta nada)

Ciudad grande, ciudad loca, querés comida china, tai? Querés cocina peruana? Qué te gustaría aprender?: Capoeira, Ai Kido, Magia, Ceremonial? Qué querés practicar? escalada, yatching, bochas, pato, midget, pelota vasca? Qué club es de tu palo? el Club del Vino, El Club del TEG, el club de Swingers? Qué fiestas te gustan? Celtas, Reggae, Pijama Parties o Partuzas?... Hay de todo y para todos en la ciudad de la furia.

Siguiendo instrucciones del Comandante, subimos más data de esta ciudad que también se hace desde todo lo que pasa. ¡Salute, que te aproveche!

¡Mirá que barato!, ¿ves?, Si hubiera sido más piola, me hacía cantar los resultados del Mundial y no sufría el viernes como un boludo. Eso de hacerte tirar las cartas es como querer saber el final de una película que ya sabés que termina para la mierda ¿no?...



Esta, tipo tarjetita de milonco, la mandó el Subcomandante Polvorón (cliqueá para mandarle fruta por mail o preguntarle algo). Dicen que está muy buena, contó el Subco que entre Bambalinas anda el Pelusón of Pupo y el Fantasma del Gomera moviendo cadenas y salpicando el escenario con cajas de Tetra vencidas... Recomendada!

Ah! Y estos son los Chongos amigos de Callecita (que anda en el ostracismo), invitan y prometen que vale la pena ¡Saludos Sergio!

chau, hasta el próximo boletín, que así también contamos un poco la movida de estos empedrados que dieron y dan para todo.

domingo, julio 02, 2006

Megalópolis: el nido (novela atroz por entregas) Parte XII

XII

Cuando las sombras de la noche dejaron paso a la bruma de la mañana, la nube de escombros fue disipándose y el polvillo continuó depositándose sobre ese suelo tibio y palpitante.
Luego un viento gélido sopló aumentando su intensidad; hubo ráfagas de hasta cien o ciento treinta kilómetros por hora, durante una media hora; más tarde, súbitamente calmó, revelando un día claro y despejado. El color del cielo, sin embargo, era de un celeste plomizo, agrisado. La temperatura se elevó gradualmente y hacia las diez de la mañana no parecía haber ninguna otra actividad relacionada con la insólita erupción, sólo se veían las secuelas.

Desde los móviles de observación de la prensa y vehículos de algunos curiosos -detenidos a quinientos metros por el cordón policial-; desde las azoteas de los edificios a una veintena de cuadras; o desde la ribera opuesta al riacho que lindaba al parque por detrás; la escena era irreal. En derredor del perímetro del parque, se había alzado una barricada rocosa, como si de un collado de montaña se tratase, escarpada y de unos diez metros promedio de alto. La torre, trunca y chamuscada en un ángulo poco pronunciado, era un extraño muñón que sobresalía de esa empalizada; el observatorio, sus gigantescas antenas, ya no existían y la estructura que originalmente era de un color aluminio resplandeciente, estaba ennegrecida como una vieja chimenea de quema de residuos.

Duronea no permitió avanzar a sus hombres. No había comunicación radial con el interior del parque.
-Necesitamos una mejor perspectiva - dijo - Robacio, mande un par de hombres a las azotea del complejo oeste y ahora sí pida ese helicóptero
Cuando los hombres de la policía se posicionaron en las azoteas de los edificios evacuados la noche anterior, ya había camarógrafos y fotógrafos escudriñando y escrutando con los más potentes teleobjetivos. Lo que se podía ver del interior del parque era casi monocromático, en grises opacos, ocres apagados y marrones suaves: salvo la sección tronchada de la torre, no quedaba en pie estructura alguna reconocible. No había signos de presencia humana alguna.
- Ahí va la máquina - señaló en tierra Ruiz a sus superiores, mientras un helicóptero evolucionaba sobre ellos
- Alcánceme una radio en frecuencia con el aparato - ordenó Duronea
Se acercó un hombre de comunicaciones y le tendió un micrófono que con un cable input enrulado se unía a un potente transmisor.
- Gazelle 022 ¿Me escucha?, fuera
- Lo tomo fuerte y claro
- Reporte al aire todo lo que vea, fuera
- Ok, lo primero: no tengo instrumentos
- ¿Cómo?
- El instrumental; no tengo información de altímetro, del navegador, de temperaturas de los fluídos de rotores y turbina, nada de nada. pero solo pierdo las lecturas cuando sobrevuelo la zona afectada, fuera
- ¿Cómo se explica?
- Quizás una interferencia geomagnética,una gran masa metálica sobre el terreno o ligeramente bajo la superficie del mismo; no sé. Igual el aparato responde - añadió
- Ok - contestó el comisario - Dígame entonces qué ve
- No sé bien cómo explicarle. El terreno se ve irregular, pero además es como si sobre el terreno hubiera ondulaciones, desniveles; no sé si me entiende: como si sobrevolara una zona de alta montaña... ¿Me escuchó?
- Continue, sale claro
- Hay restos de estructuras metálicas por todos lados, volteadas por el suelo y esparcidas como si un tornado las hubiese agarrado. Se ve claramente el helicóptero Agusta calcinado a cincuenta metros de la base de la torre: el fuselaje no se desintegró, solo está fracturado... - el piloto hizo un silencio sorpresivo y brusco
- ¿Ve movimiento?
- No, veo cuerpos. Diez al menos. Algunos son de gente del Grupo Gris... por el equipo, digo
Duronea se frotó la mano izquierda contra la frente. El piloto prosiguió con voz serena y controlada esta vez
- También hay resto humanos en el riachuelo. Sólo eso, restos...
- ¿A qué cota vuela? - le preguntó el comisario con tono tenso
- Novecientos pies
- ¿Puede descender un poco?
- Descendiendo, queden a la escucha, fuera
- ¡Escúcheme!, ¿Me copia?
- Sí, sí, cambio
- Fíjese si ve algún claro para aterrizar, pero solo fíjese, ni se le ocurra ¿entiende? No baje a menos de doscientos pies, fuera
- Ni se me ocurrió, cambio y fuera
El piloto comenzó un lento y amplio espiral descendente, guiándose solo visualmente.
En el cerco perimetral, Robacio, Duronea y el resto de los hombres se miraban sin pronunciar palabra.

Levenssen fue de los primeros en reaccionar, de los pocos que podían reaccionar.
Tendido boca abajo fue recobrando el conocimiento poco a poco. Tenía estremecimientos y una pesadez terrible. Sus dedos surcaron el suelo y lo notó simultaneamente en la yema de los mismos y en el cosquilleo de su cuello y rostro: estaba tendido sobre una nueva capa de cenizas. No se sorprendió en un principio, pues su cerebro no asociaba ni recordaba. Cuando recobró algo de lucidez, anonadado trató de incorporarse, pero terribles nauseas le obligaron a tenderse nuevamente, ahora con la vista en el cielo límpido pero opaco. Observó un helicóptero pero en su aturdimiento casi no podía escucharlo.
- Ahhh... - todo daba vueltas como el resultado de una noche de profusa bebida
De pronto dejó caer la cabeza hacia un hombro y, al mirar de lado, las imágenes lo terminaron de despejar: la torre chamuscada y reventada como un cigarro de chasco en su parte superior, los escombros, los vidrios, las rocas... los cuerpos.
- Kurt... - su voz fue un gemido doloroso en la garganta. El anciano alemán yacía sobre un charco de sangre empalagosa de polvo. Cerca de él, mutilados horriblemente, varios electricistas parecían haber sido cortados por gigantescas hojas de afeitar.
- Los ventanales - pensó para sí


Otros cuerpos aparecían con terribles quemaduras.
De pronto, una mano tocó la suya. Giró la cabeza hacia el otro lado: Akanabe lo miraba tendido en el piso al igual que él; profundamente conmocionado, el científico quería hablar pero no podía. Con un supremo esfuerzo Levenssen consiguió sentarse, mareado pero con todos los huesos sanos. Akanabe insistía con los movimientos de sus labios y boca, pero no emitía sonido alguno. El ingeniero lo tranquilizó con un gesto: se llevó el índice a los labios indicándole que no lo intentara más por el momento; después, tambaleante, el ingeniero se incorporó.
- ¡Luis!, ¡Luisito! - Llamó
Uno de los blindados policiales estaba aplastado como por una plancha gigante. Sellado. Compactado. El otro, volcado, es el que estaba o había estado guareciéndolos. Abadi se asomó por la parte posterior del vehículo
- Acá jefe
- Esperá, quedate ahí - le dijo Levenssen con indudable alegría
Palpó todo el cuerpo de Akanabe: aparentemente tenía un brazo roto y nada más; encontró un grueso rollo de aislante adhesivo y se lo inmovilizó contra el cuerpo. Luego con cuidado lo arrastró hacia el vehículo. Abadi se acercó para ayudarlo, parecía ileso pero a punto de llorar. En el interior de los vehículos estaban los geólogos. La mujer mayor se había desnucado y murió con los ojos muy abiertos por la sorpresa y la anoxia, daba un aspecto muy ridículo despatarrada con toda esa impedimenta encima. La muchacha llena de magulladuras temblaba en un rincón.
Una vez que acomodaron al japonés, Abadi se acercó a ella
- ¿Estás bien?
- Sí, creo que sí. Gracias - le castañeteaban los dientes
- Permitime...
- Marisa, me llamo Marisa
La ayudó a quitarse parte del extraño equipo, que arrojaron en el fondo del vehículo.
- Susana está muerta ¿no? - sollozó ella
Él se acercó a la mujer mayor; ni siquiera le buscó el pulso: tenía un bulto azul negruzco en la base del cráneo y el cuello evidentemente fracturado en las cervicales.
- A Susana ya no se la puede ayudar, Marisa - le dijo suavemente
- Entiendo - su voz era sumamente melosa, aniñada; obviamente estaba aterrorizada
- Oh Susy, nooo - Akanabe habló con una voz cercana al quejido; liberada el habla, comenzó a llorar desconsoladamente
Abadi iba a hacer un gesto reprobatorio, pero Levenssen le habló al oído
- Dejalo; no podía articular palabra; así se va a desahogar
El japonés se arrastró hasta la científica. Luis había le había cerrado los ojos y colocado su cuerpo en una postura más digna. Ya a su lado, Akanabe hundió su rostro en el cuello de la mujer y lloró aún con más desesperación.
- ¿Qué te traje a hacer acá?
Uno de los conductores del blindado estaba vivo
- ¿Me pueden sacar de acá?
Atado por un cinturón tipo arnés a su butaca, estaba cabeza abajo. A su lado los brazos de su compañero colgaban como rindiéndose, yermos.
Desataron y bajaron de su asiento al hombre de Aguirre, que estaba rojo por la sangre acumulada en su cabeza. Muy mareado pero ileso, permaneció tendido en el piso de metal con los ojos fuertemente cerrados. Con gran presencia de ánimo, después de unos minutos giró su cuello he hizo un esfuerzo para leer los dígitos de algunos instrumentos del panel de control. Estiró el brazo y probó todas las frecuencias de radio. La "visión roja" no le permitía ver con claridad, de tal manera que le pidió a Abadi que le lea las cifras a medida que cambiaba de canal. Sólo se escuchaba fritura.
- Rota - sentenció - al volcar aplastamos las antenas
- Miremos un cachito afuera - dijo Levenssen - Sergio, ¿Puede quedarse con Marisa?
Akanabe todavía sollozando asintió y con su brazo encintado fue a sentarse al lado de la muchacha sobre el duro piso que había sido el techo metálico del blindado. Los otros tres salieron; los ingenieros ayudando al todavía muy mareado tripulante.
Desoladora era un término correcto para la imagen que ofrecía el exterior.
El uniformado se adelantó por entre los escombros hacia la base de la torre.
- Tomás - Llamó Abadi, dando la vuelta al vehículo. Levenssen se acercó
Como surgiendo del metal, se veían asomar dos piernas y un trozo de frazada: un hombre aplastado por las toneladas de acero del vehículo al volcarse.
- Es Ubaldo - sentenció Levenssen - Seguro - recordaba verlo apoyado en ese punto de la estructura
- La puta, están todos muertos - gimió Luis y otra vez estuvo al borde de quebrarse - ¿Qué hacemos? ¿Cómo salimos de acá? - Girando sobre sí mismo, recorrió con la mirada el talud del pequeño tren, que ahora se presentaba como un segundo collado de roca granítica
Mientras, el policía, que estaba ya al pie de la torre, se arrodilló sobre los restos de Aguirre. Este y su segundo estaban destrozados por la caída de varios perfiles macizos de vigas de la superestructura. Tomó la radio de su superior y volvió junto a los ingenieros.
- Parece que funciona - dijo
- ¿Y los demás? - le preguntaron
- Muertos
- Seguro, ¿todos?
- Ingeniero, los que puedo ver son pulpa. Hay gente bajo los escombros; pero tantos no éramos y veo por lo menos treinta cadáveres
Levensson recorrió con la vista las proximidades, en busca de algún movimineto. El policía agregó
- Del grupo nuestro no queda nadie; tenemos entrenamiento para revelar nuestra posición con las peores heridas y si hubiese alguno inconsciente, llevamos en el chaleco un chip que registra signos vitales- explicó al tiempo que mostraba un objeto que pareciá un encendedor con un lector óptico en la punta - Si esto no destella en trescientos sesenta grados, no hay sobrevivientes en diez kilómetros a la redonda
- Pero...
El tripulante levantó los ojos y vió aproximarse al helicóptero. Trató de modular con la radio de Aguirre, pero no encontraba la fercuencia de la nave. Miró a Levenssen sin prestar atención a la protesta que éste empezaba a esbozar
- Ingeniero, salgamos ya de acá; necesitamos ayuda, nosotros no estamos en condiciones de hacer nada más ¡Salgamos ya! - Urgió
Agitó desesperadamente los brazos. El helicóptero venía bamboleándose como si hubiese un fuerte viento cruzado. Ahora los tres hacían señas y era obvio que el piloto los había visto y comenzó a descender con mucha precaución.
Luis se metió en el vehículo
- ¡Vamos! - entre la chica y él levantaron a Akanabe y salieron
Se arremolinaba ya el viento y arrastraba algunos objetos por el movimiento de las aspas del aparato, que buscaba donde apoyar sus patines...


Continuará...

La Reina del Plata vista por un pájaro(n)

Hace un tiempo tuve la oportunidad de viajar al sur en avión en un día maravilloso (lo que algunos llamaríamos "un día peronista")...