lunes, abril 02, 2007

Otro 2 de abril (una extraña efemérides)

Otro 2 de abril. Venticinco años. Número redondo (bodas de ...?); para una civilización occidental que, desde hace siete siglos se entregó al tiempo abstracto y mensurable en segmentos idénticos; tiempo que poco tiene que ver con el biológico o el de las emociones. Es fácil comprobar que comemos a "la hora de comer" y no cuando tenemos hambre; o conmemoramos "cuando hay que conmemorar" y no cuando nuestro estado de ánimo lo dicta.
Día curioso y contradictorio por excelencia en mis sentimientos es, sin duda, el de mi cumpleaños: como ocurre a casi todo el que se detenga a pensarlo o sentirlo, los años cronológicos por los que he transitado tienen muy poco en común con lo que para mí han durado... ¿cuánto dura un segundo en un avión que se desploma? ¿cuánto duran dos horas de amor? ¿cuánto dura la pesadilla de ver el rostro de la muerte violenta? ¿Cuándo el tiempo se vuelve eterno? ¿cuándo se escurre como agua entre los dedos? ¿quién dicta que se acelere o se prolongue? ¿quién más que nosotros mismos?



Otro 2 de abril. Venticinco años cronológicos del día que las clases '62 y '63 (en su gran mayoría) marcharon a la guerra, ese infierno bestial absurdo e incomprensible que forma una parte institucional de la vida y la demencia de los pueblos y quienes los dirigen.
Hace poco leí el libro de Edgardo Esteban y me asombró encontrar por primera vez expresado en palabras lo que siento habitualmente: él habla de una generación Malvinas; es grande su acerto. Yo diría que aquellos que nacimos entre los últimos años de la década de los cincuenta y los últimos de la siguiente somos los que formamos esa generación. Alguna de esas clases (en términos milicos) iba a vivir una guerra, pudo ser en el '78, fue después, pero iba a ocurrir como corolario de una era de sinrazón que se parece tanto a las que han transitado otros pueblos; muchas de esas camadas de hombres y mujeres habituarían sus azorados ojos de niños y adolescentes a situaciones, que hoy, parecerían de un pasado remoto: luchas facciosas del partido militar y las patotas sindicales; lucha revolucionaria en un país rico y con cierto nivel de reparto de la renta; enfrentamientos entre paramilitares, parapoliciales y grupos insurgentes urbanos armados; genocidio... y luego Malvinas: punto de inflexión. Hombres y mujeres. Miles de pibes con una angustia y temor que los convierte a todos en veteranos de la pavura; miles de familias, novias y amigos que pasaron a engrosar las listas de los otros, a esos que les pasan las cosas, tal como se caracterizaban las cosas por entonces.

A resultas de aquella derrota, la "generación Malvinas" vivió una esperanzante era de participación política que comenzó a morir por estos días, una semana santa, y feneció el 14 de mayo de 1989; cuando llegaron los sicarios de la imbecilidad colectiva a terminar el trabajo.
Por eso entiendo a los que quieren desfilar (aunque son ropas raras que no me recuerdan el duvet o el poncho), es todo lo que queda... muchos permanecen en silencio y siguen su vida, miles. Supongo que prefieren olvidar. Otros ya no están. Los milicos tendrán sus propios fantasmas: Balza, Quevedo, Piaggi o Seneildín se preguntarán que hacían en las filas de Parada, Menéndez, Giménez...
En cambio los pibes son historias calcadas, era muchachada semejante, no había arribado este país de desposeídos y obsequiados. Me refiero a los porteños, claro. Es claro que los pibes del litoral o del noroeste vivían otras realidades.
Pero la muchachada del 3 de La Tablada, del 7 de La Plata, del GADA de Ciudadela, el 6 de Mercedes y otras tantas unidades de por aquí, están hermanadas por muchas otras cosas. Acaso mi recordado Claudito Grosso no vivía a pocas cuadras de Esteban, Acaso Fernando Strafacce no es de mi barrio; Fernando Kalik de mi recordada UTN; y el flaco Lis Torti de la ENET 35?

Extraña efemérides. Los medios se nutren periódicamente; el discurso cambia, de austero y réprobo a exacerbado o burdamente chauvinista. Yo creo que es una fecha en la que como sociedad entramos en un coma profundo del que aún no salimos. ¿Qué festejan algunos? ¿Qué conmemoran otros? ¿Cuál es la gesta? ¿Qué consagramos esta fecha? Ahhh, gentes de tentaciones fáciles. ¿Qué será lo nuevo a entronizar como un santo grial, para luego despertarnos como párvulos plañideros del "yo argentino"? No tuvimos bastante: un pocho que ya no era tal; el mundial 78; la guita dulce; la democracia con la que se come y educa; el Plan Austral; las santas privatizaciones; el uno a uno... ¿Será que como todo eso nos avergüenza tanto, ponemos tanto vigor en celebrar esta extraña efemérides (que de pedo se respetó porque cayó un lunes, cosa que igual me vale un huevo), que aparece como prístino anhelo colectivo y no como demencia irresponsable? Hay tantas causas pendientes... hambre, desigualdad, justicia. La integridad territorial es un tabú, pero yo me atrevo a decir, sin faltar el respeto a la sangre derramada, que hay otras formas menos pelotudas que sentirse los campeones del mundo. No lo fuimos nunca, ni en lo moral ni en la determinación.

Yo los invito a pensar qué estaremos celebrando hoy, trayendo algunas imágenes "sucias" para correr la blanquísima nube de pedos en los que muchos todavía viven. Sepan disculpar aquellos que no compartan mis sentimientos.

Recordando lo que nos dejó un 2 de abril.






Abandono. Espera Angustiante. Incertidumbre. Terror



Improvisación. Esfuerzo estéril. Impotencia. Bronca y Furor. Futilidad.



Demencia bestial. Locura y Frenesí. Noches sin retorno a la Cordura.


Muerte. Muerte en el sucio turbal o el pedregoso monte.
Páramo maldito que en nada remeda nuestra tierra y no vale una sola gota de sangre.



Muerte. Promiscua, Impiadosa.



Desesperación, Frío asesino, Desolación, Desamparo.


Humillación de brazalete blanco. Mutilación, Estigmatización, Pesadilla Eterna.








Muerte y más Muerte.
Vidas troncadas en el fondo de la anegada, inmunda y helada fosa anónima.
Preciosas y jóvenes Vidas. Lo único verdaderamente irredento de esta historia.
Maldito el "honor" de morir por ese suelo yermo.
Maldito "privilegio" el de caer por el alma estéril de una sociedad de causas hipócritas y dirigentes cínicos padres de "derrotas calculadas".
Dios sabe que querrían estar con nosotros... en casa, de donde nunca debieron partir. Perdón.

2 comentarios:

Fernando Guzmán dijo...

Estoy helado

Fernando Guzmán dijo...

Hace mucho que quería leer algo así. Alguien que me desenmascarara con tanta lucidez todas esas banderitas en Plaza de Mayo. Gracias.

La Reina del Plata vista por un pájaro(n)

Hace un tiempo tuve la oportunidad de viajar al sur en avión en un día maravilloso (lo que algunos llamaríamos "un día peronista")...