
Héroes de antología: inefables; irremediables; irrespetuosos; irreverentes; irresponsables; irremplazables; insustituíbles; increíbles; indispensables; imprescindibles...
Héroes Públicos, enzarzados en luchas quijotescas, disparatadas, a veces sórdidas, a veces épicas, a veces inútiles, a veces hermosas.
Y por último, los mortales; venales mortales los de estas comarcas, volubles mortales que viven sus vidas con apego a un sincretismo casi histórico, casi nacional: el fútbol.
Oid mortales: los chicos que fueron a Alemania no son Dioses, no son Héroes, no son mala gente, son nuestra gente; no nos quitan alegrías, para eso está esa otra gente que nos niega la risa, nos niega el laburo, nos niega el pan, la salud, la sonrisa de los pibes sanos, la seguridad de una sociedad más justa; esa otra gente que nos versea, que nos la manda cambiada, que nos chamuya desde el traje y los gemelos, que nos punguea con las leyes que se compran, que nos manda fruta desde los medios, que a veces nos gobierna...
La alegría no fue brasilera. Disfrutemos de la alegría, la decencia y el coraje de los tipos que llevaro, dirigieron y vistieron la camiseta de las dos estrellas y después... de vuelta a la vida. Que se jodan los alemanes pechofríos que no saben gozar; que no necesitan un mundial para parar de sufrir un poco; que un taco no les devuelve una dignidad que ya tienen, ni un chiflido un don de gente que se consigue con educación y se engalana con respeto. Los protagonistas de su partido no son los once troncos que pusieron en la cancha; son los 83 millones que nos abruman de virtudes, que nos dejan como única defensa la declamación imbécil que su vida es apática y aburrida. Solo este pueblo fue capaz de tanta locura, solo este pueblo es capaz de tanta hazaña. Adios gente extraña, quizás Dios los ha absuelto y no nos dimos cuenta; quizás se lo han ganado...
Nosotros deberemos volver a nuestras miserias y nuestros miserables; sin poder olvidarlas ni olvidarlos y tratar de ocuparnos de ellas y tratar de desenmascarar a ellos; no hay escusa para el olvido; no hay cortinas de humo, solo ese poderoso espejo de la voluntad que casi da bronca y que queda bien lejos allá en Europa.
En una de esas Dios no es argentino porque no apareció por el mundial; o en una de esas Dios sí es argentino porque nos tuerce el cuello desde acá, hacia la realidad y, arremangado, nos reclama para el trabajo... nos apalea para despertar

¿Volviste? ¿Volvimos? Porque hay muchos otros campeonatos para ganar y el trofeo es mucho más que una copa de metal...

Para que un día los pibes jueguen con la bocha sin pensar en trabajar. Así sea.
4 comentarios:
Comandante, sus sentimientos reflejan los míos y los de muchos argentinos esperanzados.
Apoynado a la selección humana de Argentina...
Saluda, Jime
Querida Jime ¡Cuánto tiempo!
Y, si vio... algún día nos hincharemos el pecho de nuestras propias vidas, algún día noa emocionará lo que consigamos todos juntos, algún día dejaremos de palpitar por existencias prestadas y baratas; seguramente será el día que comencemos a recuperar tanto de lo que nos han quitado y aprendamos que las compensaciones simbólicas es para que nos estudien los sociólogos, como un zoologo estudia a los monos. Pienso que hay una enorme masa de nuestra gente acosada por la desesperación, el desencanto, la ignorancia del despojado y los argumentos falaces de los sinvergüenzas. Creo que estaré vivo para ver otro amanecer que los que nos tocan por estos días.
Suyo, el Comandante
que cierto lo que decis hermano y que hermoso a la vez! un abrazo..Leo (de Peluzon)
Gracias Leo. Siempre que escribo algo lo hago sin la intención de que se comulgue con lo que a mí me parece; pero sí con la ilusión de despertar interés, sentimientos (y nunca desde la mala leche).
Un abrazo para vos. ¿Que tenés que ver con el Pelu?
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