miércoles, septiembre 13, 2006

"Ojos que no ven"
1º Período "...la luz de un fósforo fue..."

III - ABANDONO
Poco queda de esta frustrada historia que merezca ser contado. Las expediciones río arriba tuvieron como resultado la fundación de Asunción, en plena civilización guaraní, lo que traería cierta recomposición a los conquistadores. Tendrían comida de sobra, recuperarían los kilos perdidos por la hambruna, contarían con unos tres sirvientes cada hombre de armas, y más de una mujer cada hombre. Oro no había, pero estaban un poco más cerca del paraíso. Y luego de un tiempo de vacaciones reemprenderían las expediciones hacia la "Sierra de la Plata".
En 1541, finalmente se decidió deshabitar el real de Buenos Ayres. Se quemaron las "instalaciones" y se erigió un poste en cuya punta se colocó una calabaza que contenía la notificación de la mudanza y las instrucciones de cómo llegar a la Asunción y de cómo obtener víveres en el camino.
Pero de aquella época nos queda una leyenda que relata Ruy Díaz de Guzmán (del que hablaremos en otra ocasión) en su obra "Anales del descubrimiento y conquista del Río de la Plata", y que se ha publicado siempre bajo el título de "La Argentina" (no confundir con la obra homónima de Martín Del barco Centenera, de quien también hablaremos en otra oportunidad). Por ahora sólo diremos que Díaz de Guzman era un mancebo de la tierra, es decir, un mestizo fruto de esas servidoras que los españoles tenían en la Asunción. Este hombre, sobrino de Irala, murió en 1629 y escribió dicha obra en sus últimos años de vida. Puede ser considerado como el primer historiador criollo (del área rioplatense). La obra llega hasta la fundación de Santa Fe por Garay.
Dice Díaz de Guzmán que durante la hambruna en Buenos Ayres, una mujer se fugó tierra adentro. A esta mujer la llamaban La Maldonada y en su fuga ayudó a una puma a dar a luz a su crías. Poco tiempo después, la mujer fue encontrada, raptada (¿y que iba a decir Díaz de Guzmán?) y llevada cautiva a vivir con los infieles. Posteriormente, un grupo de españoles la recapturó y la condenaron a morir, lo cual implica que la mujer no estaría muy cautiva de los indios. La pena se cumplió atando a La Maldonada a un árbol para que muriera devorada por las fieras o de inanición. El árbol se encontraba a orillas de un arroyo que, siempre según Díaz de Guzmán, se encontraba a algo más de una legua del asentamiento. Según el relato, esa noche apareció la puma que había sido ayudada por La Maldonada en su alumbramiento y defendió a la mujer de toda alimaña que quiso acecarse al árbol. Días más tarde, cuando los españoles fueron a buscar los restos de la mujer, la encontraron viva y con los pumitas (ninguno de apellido Aventín) a sus pies. Los hombres, según el relator, entendieron que su crueldad había superado a la de las fieras y decidieron volver al real con la mujer. El arroyo desde entonces fue conocido como el arroyo de La Maldonada y Uds. se darán cuenta que no se trata de otro más que del famoso arroyo Maldonado. Ésta es la primera leyenda acerca de Buenos Ayres de la que se da cuenta.

Así damos por terminada la primera parte de OJOS QUE NO VEN ("...la luz de un fósforo fue...") que pretendía dar cuenta de la primera Buenos Aires, de la proto-ciudad. La que no fue ciudad, la que no se fundó, de la que hasta ahora no se han encontrado restos materiales pero que existió y aunque no llegó a cambiar (durante mucho tiempo) el paisaje lo intentó. Y de eso se trata esta sección. De los cambios que tiene nuestro paisaje, nuestro habitat y del que mucho, poco o nada nos damos cuenta. Seguiremos contando historias, leyendas, verdades y mentiras pero también vamos a concentrarnos en las transformaciones que sufrió el lugar que habitamos o transitamos cada día cuando, como decía el General, vamos "...de casa al trabajo y del trabajo a casa...".

Hasta la próxima...

8 comentarios:

lucas dijo...

Conocía la leyenda del Maldonado, pero por ahí me dijeron que la historia es otra...
Paseando por Córdoba me doy cuenta que un arroyo en medio de la ciudad (como la cañada) me gusta más que una avenida Juan B. Justo; pero lo hecho hecho está.
Saludos

Anónimo dijo...

Si será machista Buenos Aires que ahora me vengo a enterar que el Maldonado es en realidad La Maldonada!!! Si esto es verdad debe haber una reparación histórica! Mujeres ¡Cortemos Pacífico para reivindicar la memoria de semejante mujer con tantos ovarios!(que gracias a FJTU tenemos el testimonio)

FJTU - F3R/n@nd0 dijo...

lucas:
no conozco Córdoba capital pero conozco por ejemplo Mendoza, con su río "asfaltado" y coincido con vos. No te olvides que para hacer la 9 de Julio tiraron toda una hilera de manzanas y con ellas parte de la historia de nuestra ciudad y de nuestro país (http://empedrados.blogspot.com/2006/03/empedrados-que-parecen-pero-no-son-ii.html#links). Y de eso se trata Ojos que no ven. Uno se acostumbra a andar por la Juan B. Justo o por la ) de Julio y se olvida del resto. Queremos acordarnos!

P@ulis:
en todo caso hay una trasposición. no te olvides que es "LA" Juan B. Justo (y Don Justo era hombre!)

saludos!

Anónimo dijo...

La cañada es un cause, un lecho de piedra, para esos típicos arroyuelos cordobeses (con régimen de crecida de acuerdo a lo que lleve en las cumbre a unos cuantos kilómetros), que cada tanto se mandaba una brutal crecida (esas que a veces se anuncian con hojitas y ramas y otras no) y se llevaba todo puesto, personas entre otras cosas). El Maldonado, para principios del siglo XX, era un arroyo infecto tan contaminado como el Cildañez, el Vera o cualquier curso de agua de los que rodea la ciudad (Luján, Reconquista, Morón, Sarandí), como todo río de llanura, era de ribaras barrosas y desmoronadizas y como mostraré en algunas fotos históricas, con mucho asentamiento en sus riberas, pocos puentes, muchos ahogados, una verdadera trinchera para el transporte que prácticamente dividía la ciudad en dos, en la medida que esta de desarrolló al NO; "la" J.B.Justo- Bullrich fue su lápida: a su vez entubó la cloaca, sirvió de vía de circulación y de puente continuo; una vasta y necesaria obra, como lo será dentro de poco "el corredor verde". La primera aleccionó a la naturaleza con la impiadosa inclemencia de las megalópolis para corregir un "accidente geográfico"; la segunda alecciona al hombre sobre su falta de capacidad de proyección a futuro en cuanto a la dinámica de las megalópolis como seres vivos se tratra. Un trabajo espléndido Toucedo.

Comandante Fidel dijo...

La verdad, estoy azorado: como nunca me movilizó especialmente esta parte de la conquista - y si bien sabía que lo habían arrasado a Don Pedro, bah, en realidad como Ud. bien contó, lo echaron a costa de mucha sangre de aborígenes - creía firmemente que había subsistido una presencia aunque sea efímera de contrabandistas, tratantes y otras sabandijas europeas. Sabe que pasa: 3 años de historia con los libritos de Ibáñez y entre ¡1976 y 1978!
Excelente su post, abrazo

FJTU - F3R/n@nd0 dijo...

empedrado:
Claro, conciso, brillante; pero ud. se me adelanta y me quita labia!! ya llegará (esperemos que sea en este siglo) un capítulo (o varios tal vez ya que no fue a un mismo tiempo) donde "Ojos..." dé cuenta de lo sucesido con los arroyos y zanjones que "desaparecieron" de la ciudad. Y por qué no, ud. puede ser autor de los que quiera. Si le parece, mándeme un mail para ponernos de acuerdo(pídale al Coman mi mail).
abrazo

Comandante:
yo también llegué a conocer a don Ibañez y le juro que me gustaría haber conservado uno. Pero claro, con la historia que le han enseñado, ud. no se sorprenderá de vivir en una ciudad que Mendoza no fundó, que no se llama Buenos Aires, etc.
Ah! las sabandijas contrabandistas vienen dentro de poco, no se lo pierda!!
abrazo
PS: como me hiciste la pera!!!! Don´t worry, be happy!!!

Anónimo dijo...

Acá por Villa crespo se rumoreaba que la Maldonado era la serpiente que descubrió Dolina, esa que tiene la cola por Liniers y engulle chabones por las alcantarillas de Palermo. Me parece que vos andás de joda con los refutadores de leyandas.

FJTU - F3R/n@nd0 dijo...

sonamo´!!!me descubrieron!!!

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