martes, abril 24, 2007

Crónicas Insólitas IV : Fuga en Devoto "Se armó la gorda" (o "El Gordo")

Los hechos
Las sábanas anudadas colgaban desde temprano pero nadie lo advirtió. Eran blancas como la misma pared. El hombre que las puso actuó rápido pero sin dejar huellas. En unos segundos completó los siete metros del muro. El plan estaba en marcha. Nada podía fallar aquella tarde del 16 de septiembre de 1994. Los hermanos Valor – Luis
y Andrés- caminaban serenos por el pabellón del Penal Federal de Villa Devoto. Los demás integrantes de la Superbanda los contemplaban nerviosos. Todos juntos, como si fuesen los actores de una obra de teatro, repasaron una vez más el guión. Era una jugada estudiada de ajedrez. Cada cual debía ocupar su rol y actuar en el momento preciso. La fuga se había ideado con dos meses de antelación. Algunos iban a salir unos minutos más tarde para asegurarse que nadie los estuviese vigilando. Las armas estaban preparadas, igual que el contacto externo. Todo comenzó en el patio de recreo del penal. Con sus amigos La Garza Sosa, Emilio Nielsen, Carlos Paulillo y Julio Pacheco, El Gordo Luis Valor logró llegar hasta el hospital penitenciario y de allí pasar hasta el sector de la muralla externa. Íban armados y decididos a no detenerse ante nada. -Soy la Garza y vengo para irme, gritó Sosa al secretario del hospital y a los dos oficiales que estaban en el lugar. Mientras los amenazaba con un arma los otros integrantes de la Superbanda tomaron guardapolvos para disfrazarse y facilitar su fuga. El único que no se vistió de blanco fue el jefe, el Gordo Valor, que prefirió ir vestido con el color enemigo, el gris de los guardiacárceles. Una vez disfrazados y con todo el personal del hospital encerrado en distintas oficinas, consiguieron franquear el acceso hasta la muralla externa.Cuando llegaron a la puerta que separa el hospital del acceso al puesto 2 de la muralla, el Gordo Valor disparó al cielo para demostrarle a los pocos guardias que los seguían que estaba dispuesto a fugarse. Un guardia apabullado entregó su llavero. En el puesto de vigilancia los esperaba el último obstáculo: dos guardias dispuestos a frustrar la fuga. El ayudante Luis Parada se parapetó contra una mocheta que oficiaba como única defensa. -Entregate Gordo, estas rodeado, gritó el guardia con el deseo de que ese grito se transformara en realidad. -Te voy a matar porque sos requisa, le replicó Valor y acto seguido le disparó dos veces sin acertar. Para ese entonces las cuerdas que habían hecho anudando sábanas ya colgaban del paredón que daba sobre la calle Bermúdez. Por ellas se descolgaron los cinco presos y a los tiros se subieron a dos autos que los estaban esperándolos.Luego de estar 244 días prófugo, la Policía Bonaerense logró detenerlo el jueves 18 de mayo de 1995.
El amigo Valor, la Garza Sosa (tapa de la Revista Viva), "Tractorcito" Cabrera y estas otras sabandijas son algunos de los famosos 12 apóstoles de Sierra Chica y, si bien los dos primeros no estuvieron en la toma de aquel penal, fueron sus acólitos los que hicieron empanaditas de "buches" y la convidaron a la Juez mientras le medían el aceite.
Semejantes nenes, acostumbrados a hacer cagar camiones blindados (lanzacohetes de por medio de ser preciso) y cargarse a los que fuesen necesarios; habían sido recluídos en la U2 de Villa Devoto (Unidad Penitenciaria N° 2 de Encausados del Servicio Penitenciario Federal); hoy, la última cárcel dentro de los límites de la Capital Federal, anulada y desmantelada la nefasta U1 de la Av. Caseros, aún en espera de su implosión.

La cárcel de Villa Devoto, ubicada en la zona más popular del muy concheto barrio, fue construída a fines de la década del '20 y, desde entonces, ostenta un record de escasísimas, por no decir casi insignificantes, fugas exitosas. Efectivamente, la solidez de la construcción de sus pabellones (que resisten el abandono y el paso del tiempo, sus múltiples muros perimetrales, la cantidad de centinelas apostados con armas largas, lo expuesto de sus patios, la vigilancia en todo ángulo que permiten sus puntos de observación, etc. han permitido mostrar una foja impecable en la labor de los "candados" o "cuidaperros" como se los conoce a los guardias penitenciarios en la jerga.
La penitenciaría sofocó múltiples motines y situaciones de desborde total; tres casos nos dan la medida: en 1962, en un sangriento motín donde 1800 presos se hicieron con el control de gran parte de la guardia de seguridad y los pabellones de la cárcel (no así el perímetro); se libró una batalla cruenta y sin cuartel, donde fueron muertos docenas de guardiacárceles y entre las vendettas y la represión un número aún mayor de presidiarios. En esa oportunidad y en medio de la confusión que alarmó a todo el barrio, familiares de ambos bandos y todas las fuerzas de seguridad, se produjo una de las pocas fugas exitosas: el célebre ladrón de bancos de nacionalidad uruguaya Villarino, quien fue capturado un par de meses después. La magnitud del hecho dio lugar a la célebre película "Los Evadidos", entre los actores apareciá el prometedor personaje Minguito, de Juan Carlos Altavista con su célebre sentencia: "fetivamente". En 1973, el 25 de mayo, el tío Cámpora ordenó la liberación de los presos políticos, entre los cuales se hallaban muchos tipos pertenecientes a grupos armados de lucha revolucionaria (Montoneros, ERP, FAR); especialmente los dos o tres sobrevivientes de la masacre de Trelew de 1972 (la Arrostito con una bala en la mandíbula, por ejemplo). La impaciencia de la muchedumbre, que acompañaba a "los muchachos" de la JP y otras organizaciones de izquierda que tenían listas para controlar que todos fuesen liberados, llevó a un intento de asalto a la penitenciaría (se llegó a colocar un bondi de la línea 109 de culata frente a los portones para derribarlos). La respuesta feroz: gases, tiros a mansalva y una caza del hombre llevada a cabo en un rastrilleje por las casas del barrio; un par de muertos muchos heridos y santas pascuas: entre 1975 y 1983 el que fue pabellón de mujeres (el más nuevo de la cárcel, construído en los sesenta),
alojó a centenares de presos políticos y detenidos desaparecidos (o "reaparecidos" a disposición del P.E.N. -poder ejecutivo nacional-) y no hubo ningún intento o plan conocido de intrusión o fuga; el penal era inexpugnable; cinturones de clavos de acero cerraron durante más de una década a las calles Pedro Lozano, Desaguadero y Nogoyá,
y vallas en zig zag, además de la suspensión del tránsito de colectivos hizo crecer el pasto entre los adoquines de la calle Bermúdez, el frente mismo de la penitenciaría; mientras pick ups con milicos de armas largas y reflectores patrullaban en un radio de más de diez cuadras. En 1978, se produjo el llamado "Motín de los Colchones": centenares de presos tomaron los pabellones que dan sobre Nogoyá
y prendieron fuego a los mismos ante un frustrado intento de toma y luego fuga, para evitar la represión de los guardias: no hizo falta, el humo y el fuego (anque alguna balita perdida) hicieron lo suyo y unos 70 internos pasaron a mejor vida. He vivido unos veinte años a menos de ciento veinte metros de la U2 y otros diez en el barrio; mis padres más de cuarenta y cinco: Helicópteros con "soles de noche", desnudando techos y azoteas ante la menor alarma, reflectores que bañan el barrio en 360° registrando el menor movimiento, detección en numerosas ocasiones de túneles cavados desde casas alquiladas, tomadas o abandonadas de la calle Desaguadero, iluminación "a giorno" las 24 hs.; severos cntroles de acceso para propios y ajenos, proveedores o visitas, que nunca se relajaron lo suficiente, hicieron de los muros de "La Gayola" una barrera casi insondable para ningún mortal, por osado que fuera; y el Gordo Valor se rajó por la entrada principal, descolgándose de una sábana anudada de siete metros (de película), a plena luz del día, escrachado por las cámaras de seguridad de la Shell del gallego De La Cruz; sobre una calle con tres líneas de colectivos, incesante tránsito, muchos comercios y atravesando sin gastar un cartucho la guardia de seguridad, muros, garitas, rejas y decenas de tipos armados con FAL, PAM, pistolas, etc... ¡¡Andaaaaa!!!!!!

viernes, abril 13, 2007

Los Nombres de las calles X - 2ºEd. Virreinal

Virrey Cevallos
Pedro Antonio de Ceballos Hoyos y Cortés Calderón fue un militar español y un fiel servidor de la Corona. Gobernador de Buenos Aires desde 1757 hasta 1766. De vuelta a España influenció en la Corte para crear un nuevo virreinato en el extremo sur de América. Al crearse en 1776 el Virreinato del Río de la Plata, fue nombrado virrey.
Una vez designado virrey, gobernador y capitán general de las provincias del Río de la Plata y supremo presidente de la Real Audiencia de La Plata zarpa de Cádiz el 12 de octubre de 1776 al mando de una expedición militar. El 21 de abril de 1777 llega a Montevideo al mando de 9316 hombres. Cevallos marcha por tierra hacia Colonia del Sacramento que estaba bajo el poder de los portugueses y a la cual rinde a discreción por segunda vez (ya lo había hecho en 1763). Para evitar su repoblación, el flamante virrey derriba partes de la muralla. Paradójicamente, por ello fue nombrado Marqués de la Colonia. Se dirige entonces hacia Río Grande de San Pedro, pero a mitad de camino lo alcanza la noticia de la paz firmada entre españoles y portugueses. Se dirige entonces hacia Buenos Aires para asumir el cargo de virrey el 15 de octubre de 1777. Como ya hemos visto en una oportunidad anterior, parte de las piedras de la muralla de la Colonia sirvieron para empedrar la cuadra de la actual Bolívar entre Alsina y Moreno, donde están la Iglesia de San Ignacio y el Nacional BsAs(colegio de San Carlos entonces), y que fuera la primera cuadra empedrada.
Cevallos había sido Gobernador de Buenos Aires durante 8 años y era un hombre conocido y bien querido en la ciudad que ahora ostentaba el título de capital virreinal. Lo querían los vecinos importantes y la gente humilde. Cevallos era un hombre tolerante y mesurado, y aunque celoso de sus funciones, justo. Para recibirlo en Buenos Aires, los vecinos y el Cabildo tiraron la casa por la ventana. El Cabildo hizo reemplazar el balcón de madera roída y apolillada por uno de hierro. Se multiplicaron los agasajos y las recepciones al punto que el mismo virrey tuvo que pedir que acabaran porque le impedían realizar sus labores. Se compusieron poemas y canciones en su honor. Una de ellas el "Canto de un guaso en estilo campestre" comenzaba:


"Aquí me pongo a cantar
abajo de aquestas talas,
del mayor guaina del mundo,
los triunfos y las hazañas..."


¿Les suena? Así que ya ven, Cevallos era el mayor guaina del mundo, dos veces vencedor de los portugueses. Pero hay más. Se dedicó a hacer que esta pequeña aldea con título virreinal fuera un poco más ordenada. Impuso multas para quienes hecharan basura en la calle. La emprendió contra el contrabando, el carnaval y el juego por dinero. Puso los primeros límites de velocidad en las calles porteñas: al que pasara del trote corto, la 1º vez lo multaban con $10; la 2º, azotes y cárcel.
Fumaba y armaba sus propios cigarros de chala. Era fanático del mate, al punto de hacerse enviar yerba a España. Ya virrey, impuso que para la cosecha de trigo, a los peones rurales se les diera mate 6 veces durante la jornada laboral (claro, no comían más que galleta y/o charque).
El Cabildo quiso retratarlo para lo cual contrató a un pintor. Don Pedro, que en principio había aceptado, se negó a posar para el artista al enterarse de que debería quedarse quieto 5 horas cada día. El virrey no tenía tiempo para esas frivolidades.
Cevallos no pasó ni un año en Buenos Aires como virrey. Casi 9 meses después de haber llegado, Don Pedro se embarcó a España. Hacia allí se dirigía a informar al monarca del éxito de su misión y a pedirle su autorización para casarse. Antes de venir a Buenos Aires por primera vez como gobernador, Don Pedro había estado a punto de casarse con una prima suya, pero desgraciadamente, la novia murió poco antes de la boda. Ésta era su última oportunidad. Se había enamorado de una porteña de alcurnia, Doña María Luisa Pinto. Él tenía 62, ella, 30. Pero el virrey tenía un problema. Él debía autorizar todos los casamientos que se realizaran en la Reina del Plata, excepto el suyo. Eso debía autorizarlo el monarca en persona. Si bien anticipó su luna de miel (varias veces) no quería que las viejas rancias y arpías de Buenos Aires hablaran de Doña María Luisa. LLegó a Cádiz el 17 de septiembre de 1778 pero nunca llegó a lograr su cometido. Murió en Córdoba, España, el 26 de diciembre de 1778. Fue envenenado con arsénico por alguno de sus enemigos de la Corte. Antes de expirar, pidió agregar un codicilo a su testamento. Nombró garante y albacea al obispo de Córdoba (España), donde lo obligaba a cumplir determinadas cláusulas reservadas que se referían a su prometida y su hijo. En realidad Don Pedro sabía que su prometida estaba embarazada al partir él hacia la península, pero nunca supo que el niño, bautizado Pedro Antonio como su padre, había nacido fuerte y sano.
Como dato adicional diremos que Pedro Antonio de Cevallos (h) fue un ferviente patriota desde 1810 y además se desempeño como hombre de confianza de Martín Miguel de Güemes.


Virrey Vertiz
Juan José de Vértiz y Salcedo fue un político colonial español nacido en México, que ejerció el cargo de Gobernador de Buenos Aires(1770-1776) y 2º Virrey del Río de la Plata (1778-1784).
Hijo de un importante político hispano, estudió en España y se formó como militar, interviniendo en varias campaña españolas, como las de Nápoles y Francia. Antes de ser virrey desempeñó el cargo de gobernador de Buenos Aires, tanto bajo la administración del Virreinato del Perú como del Virreinato del Río de la Plata, teniendo como prioridad el expulsar a los portugueses de la Banda Oriental (con éxitos nulos, por cierto).
Asumió como virrey en 1778, teniendo una obra de gobierno muy vasta, desarrollando la economía regional, colonizando tierras deshabitadas (o habitadas por indios, que es lo mismo), instalando intendencias por todo el virreinato y preparó el camino para que fuera fundada la Real Audiencia de Buenos Aires. En tarea social intentó agrupar a todos los artesanos en diferentes gremios, imitando el sistema vigente en Europa. Fundó el Protomedicato(parecido a una escuela de médicos), una casa cuna y el hospital de expósitos. Durante su gobierno se censó por primera vez la ciudad, que en aquél entonces contaba con 37679 personas y 3827 negros y entonces supo que podía aumentar los impuestos. Fue el responsable del primer paseo público de la ciudad, La Almeda, actual Paseo Colón. También se creó durante su gobierno el primer teatro de la ciudad, La Ranchería (hasta había que llevarse la silla o banqueta. ¡¡¡Todo un lujo!!!). Impuso el trabajo obligatorio, estimuló la elaboración de las carnes saladas y la utilización del añil. Fue conocido por el sobrenombre de "virrey de las luminarias" porque hizo instalar los primeros faroles a velas en las esquinas de Buenos Aires. Dichos faroles se encendían desde el toque de oraciones (20hs. apróx.) hasta casi la una de la mañana.
Tuvo un importante rol en reprimir la sublevación de Tupac Amaru II que fue una verdadera carnicería. Tupac Amaru II fue desmembrado vivo (y les costó bastante) después de un buen rato de ser torturado, y toda su familia ejecutada de distintas formas; formas que variaban en función de la edad y el sexo del/la condenado/a, no siendo perdonados ni las mujeres ni los niños. En 1784 pidió regresar a España, dejando el virreinato y entregándoselo a Nicolás del Campo. Murió en España en 1799.


Virrey Loreto
Gracias a su nombre completo, Don Nicolás Francisco Cristóbal del Campo Cuesta de Saavedra Rodriguez de las Varillas de Salamanca Solís García de Olalla y Sanchéz Salvador, el tercer virrey del Río de la Plata siempre fue conocido por su título: Marqués de Loreto. Sus comtemporáneos lo apodaban el "Bicho Colorado" por su cabellera pelirroja.
El hombre trabajaba a conciencia y estaba dispuesto a erradicar el contrabando. Razón de sobra para ganarse los mayores odios y problemas.
Y fue un visionario porque quiso convertirnos en el "granero del mundo". Fomentó la agricultura, particularmente de trigo e impulsó la contrucción de silos (subterráneos en aquella época,cuando las napas probablemente no fueran tan altas) para conservar el cereal. También fomentó los saladeros de carne, para lo que organizó expediciones a las Salinas Grandes. La carne salada y la harina de trigo se exportaban a Cuba para alimentar a los esclavos.
En 1785 quedó establecida la Real Audiencia de La Plata (aquí en Buenos Aires) y el virrey Loreto, como correspondía, fue su primer presidente.
Continuó con la pavimentación de calles; la actual Florida (del Correo por aquel entonces) fue empedrada.


Virrey Arredondo
Don Nicolás Antonio de Arredondo Pelegrin Haedo Zorrilla de San Martín y Venero, tal su nombre completísimo, fue el cuarto virrey del Río de la Plata.
Continuó empedrando calles y favoreció la creación de consejos vecinales y cuerpos de policía. Favoreció el establecimiento del Consulado de Comercio en Buenos Aires.
Permitió la importación de esclavos a cambio de cueros gracias, en parte, a un joven abogado, Mariano Moreno y su famosa Representación de los Hacendados.
Era fanático de las corridas de toros y de las recepciones. En el Fuerte había joda todos los miércoles y domingos; el anfitrión, el virrey.
Durante su gobierno, ocurrieron cosas extrañas, algo así como una revelión de la naturaleza. Hubo que afrontar invasiones de perros cimarrones y loros barranqueros. Todos debían matar un cupo. En otra ocasión, el Río de la Plata desapareción durante todo un día, casi podía cruzarse a caballo el río entre Quilmes y la Colonia (el tramo más corto). El hecho causó gran revuelo en la ciudad portuaria. Afortunadamente, a la tarde el viento cambió y el río volvió a su cauce normal.
Sin pena pero sin gloria se desempeñó 6 años en sus funciones.

Virrey Melo
Pedro Melo de Portugal y Villena, quinto Virrey del Río de la Plata, había nacido en Badajoz, España(donde a Tinelli le vendieron un buzón).
Le encantaba los juegos de bolos(bastante distinto al bowling) y bolas, el último, un clásico argentino hasta hace 30 años, las bochas.
Reglamento la provisión de agua y obligó a los aguateros a juntar el agua en el Retiro, dado que más al sur el agua se hallaba contaminada por el jabón de las lavanderas.
Debió enfrentar la primer revuelta de un "centro de estudiantes" por decirlo de algún modo. Un día de 1796, los alumnos del colegio de San Carlos(actual Nacional Buenos Aires), cansados de los castigos corporales y la larga jornada de estudio, decidieron revelarse. Rodeando a los celadores y tomando de rehenes a algunos profesores, se amotinaron con algunas armas en el primer piso de edificio, donde estaban sus habitaciones al mando de Juan Gregorio de Las Heras, futuro Granadero a Caballo y General del Ejército de los Andes, entre otras cosas. El virrey hizo rodear el colegio con el Regimiento Fijo de Veteranos. Luego de algunos minutos de resistencia los alumnos se rindieron.
Murió dos días después de caer de su caballo en un infortunado accidente, en Montevideo, el 15 de abril de 1797.

lunes, abril 02, 2007

Otro 2 de abril (una extraña efemérides)

Otro 2 de abril. Venticinco años. Número redondo (bodas de ...?); para una civilización occidental que, desde hace siete siglos se entregó al tiempo abstracto y mensurable en segmentos idénticos; tiempo que poco tiene que ver con el biológico o el de las emociones. Es fácil comprobar que comemos a "la hora de comer" y no cuando tenemos hambre; o conmemoramos "cuando hay que conmemorar" y no cuando nuestro estado de ánimo lo dicta.
Día curioso y contradictorio por excelencia en mis sentimientos es, sin duda, el de mi cumpleaños: como ocurre a casi todo el que se detenga a pensarlo o sentirlo, los años cronológicos por los que he transitado tienen muy poco en común con lo que para mí han durado... ¿cuánto dura un segundo en un avión que se desploma? ¿cuánto duran dos horas de amor? ¿cuánto dura la pesadilla de ver el rostro de la muerte violenta? ¿Cuándo el tiempo se vuelve eterno? ¿cuándo se escurre como agua entre los dedos? ¿quién dicta que se acelere o se prolongue? ¿quién más que nosotros mismos?



Otro 2 de abril. Venticinco años cronológicos del día que las clases '62 y '63 (en su gran mayoría) marcharon a la guerra, ese infierno bestial absurdo e incomprensible que forma una parte institucional de la vida y la demencia de los pueblos y quienes los dirigen.
Hace poco leí el libro de Edgardo Esteban y me asombró encontrar por primera vez expresado en palabras lo que siento habitualmente: él habla de una generación Malvinas; es grande su acerto. Yo diría que aquellos que nacimos entre los últimos años de la década de los cincuenta y los últimos de la siguiente somos los que formamos esa generación. Alguna de esas clases (en términos milicos) iba a vivir una guerra, pudo ser en el '78, fue después, pero iba a ocurrir como corolario de una era de sinrazón que se parece tanto a las que han transitado otros pueblos; muchas de esas camadas de hombres y mujeres habituarían sus azorados ojos de niños y adolescentes a situaciones, que hoy, parecerían de un pasado remoto: luchas facciosas del partido militar y las patotas sindicales; lucha revolucionaria en un país rico y con cierto nivel de reparto de la renta; enfrentamientos entre paramilitares, parapoliciales y grupos insurgentes urbanos armados; genocidio... y luego Malvinas: punto de inflexión. Hombres y mujeres. Miles de pibes con una angustia y temor que los convierte a todos en veteranos de la pavura; miles de familias, novias y amigos que pasaron a engrosar las listas de los otros, a esos que les pasan las cosas, tal como se caracterizaban las cosas por entonces.

A resultas de aquella derrota, la "generación Malvinas" vivió una esperanzante era de participación política que comenzó a morir por estos días, una semana santa, y feneció el 14 de mayo de 1989; cuando llegaron los sicarios de la imbecilidad colectiva a terminar el trabajo.
Por eso entiendo a los que quieren desfilar (aunque son ropas raras que no me recuerdan el duvet o el poncho), es todo lo que queda... muchos permanecen en silencio y siguen su vida, miles. Supongo que prefieren olvidar. Otros ya no están. Los milicos tendrán sus propios fantasmas: Balza, Quevedo, Piaggi o Seneildín se preguntarán que hacían en las filas de Parada, Menéndez, Giménez...
En cambio los pibes son historias calcadas, era muchachada semejante, no había arribado este país de desposeídos y obsequiados. Me refiero a los porteños, claro. Es claro que los pibes del litoral o del noroeste vivían otras realidades.
Pero la muchachada del 3 de La Tablada, del 7 de La Plata, del GADA de Ciudadela, el 6 de Mercedes y otras tantas unidades de por aquí, están hermanadas por muchas otras cosas. Acaso mi recordado Claudito Grosso no vivía a pocas cuadras de Esteban, Acaso Fernando Strafacce no es de mi barrio; Fernando Kalik de mi recordada UTN; y el flaco Lis Torti de la ENET 35?

Extraña efemérides. Los medios se nutren periódicamente; el discurso cambia, de austero y réprobo a exacerbado o burdamente chauvinista. Yo creo que es una fecha en la que como sociedad entramos en un coma profundo del que aún no salimos. ¿Qué festejan algunos? ¿Qué conmemoran otros? ¿Cuál es la gesta? ¿Qué consagramos esta fecha? Ahhh, gentes de tentaciones fáciles. ¿Qué será lo nuevo a entronizar como un santo grial, para luego despertarnos como párvulos plañideros del "yo argentino"? No tuvimos bastante: un pocho que ya no era tal; el mundial 78; la guita dulce; la democracia con la que se come y educa; el Plan Austral; las santas privatizaciones; el uno a uno... ¿Será que como todo eso nos avergüenza tanto, ponemos tanto vigor en celebrar esta extraña efemérides (que de pedo se respetó porque cayó un lunes, cosa que igual me vale un huevo), que aparece como prístino anhelo colectivo y no como demencia irresponsable? Hay tantas causas pendientes... hambre, desigualdad, justicia. La integridad territorial es un tabú, pero yo me atrevo a decir, sin faltar el respeto a la sangre derramada, que hay otras formas menos pelotudas que sentirse los campeones del mundo. No lo fuimos nunca, ni en lo moral ni en la determinación.

Yo los invito a pensar qué estaremos celebrando hoy, trayendo algunas imágenes "sucias" para correr la blanquísima nube de pedos en los que muchos todavía viven. Sepan disculpar aquellos que no compartan mis sentimientos.

Recordando lo que nos dejó un 2 de abril.






Abandono. Espera Angustiante. Incertidumbre. Terror



Improvisación. Esfuerzo estéril. Impotencia. Bronca y Furor. Futilidad.



Demencia bestial. Locura y Frenesí. Noches sin retorno a la Cordura.


Muerte. Muerte en el sucio turbal o el pedregoso monte.
Páramo maldito que en nada remeda nuestra tierra y no vale una sola gota de sangre.



Muerte. Promiscua, Impiadosa.



Desesperación, Frío asesino, Desolación, Desamparo.


Humillación de brazalete blanco. Mutilación, Estigmatización, Pesadilla Eterna.








Muerte y más Muerte.
Vidas troncadas en el fondo de la anegada, inmunda y helada fosa anónima.
Preciosas y jóvenes Vidas. Lo único verdaderamente irredento de esta historia.
Maldito el "honor" de morir por ese suelo yermo.
Maldito "privilegio" el de caer por el alma estéril de una sociedad de causas hipócritas y dirigentes cínicos padres de "derrotas calculadas".
Dios sabe que querrían estar con nosotros... en casa, de donde nunca debieron partir. Perdón.

La Reina del Plata vista por un pájaro(n)

Hace un tiempo tuve la oportunidad de viajar al sur en avión en un día maravilloso (lo que algunos llamaríamos "un día peronista")...