
Parece sencillo definirlos ¿no?. Sin embargo ¿cuáles son los verdaderos colores que anidan fuerte, exaltan o aprietan la garganta? ¿Los de la patria? ¿Los del barrio o el club? ¿Los de las naciones o de los hombres? ¿O serán falacias para sentir que pertenecemos a algo?, ya por necesidad de estrecharnos, ya por necesidad de aislarnos o peor aún: para aislar al prójimo por sus colores...
Yo prefiero pensar que los colores no son simbólicos, sino semánticos. Ninguna generación, ninguna clase social, comunidad o grupo de individuos puede alzar la bandera reivindicatoria; pero los colores hablan de qué hay de primario, emotivo y visceral en nosotros.


Para muchos, los colores de la casaca nacional son primarios por sobre todo lo demás: Fútbol y Patria; el deporte entendido como batalla épica de la argentinidad y el porteño a la cabeza. Cae Diego como el héroe mítico que se ofrenda a su pueblo; vuela a la inmortalidad Marito Kempes para evitar que los talentosos y hasta comunistas futbolistas polacos no conviertan su gol... La justa deportiva en la apoteosis nacional del '78 para acá, o quizás siempre. En todo caso no es patrimonio nacional, en el primer mundo también usan esto.


Algún jovatón naif de los sesenta, o nostálgicos en general, guardarán en sus retinas a "aquella" calle Florida; o quizás a las cabinas de telefonía pública de ENTEL de esa época.


Otros que han partido conservarán a Ezeiza en sus retinas (como éste de los setenta, cuando muchos llevaron el talento de miles de profesionales argentinos por el mundo; empujados por una sociedad brutal, el temor o la esterilidad de continuar aquí sus esfuerzos); y aún hoy cuando un Jumbo se pavonea por alguna pista ajena, devendrá en colores primarios para aquellos que, empujados por la crisis terminal de fines de siglo partieron y ven en el ave de aluminio los colores que irrigan ese cordón con el Buenos Aires que los vio alejarse, quizás por siempre.






En fin. Colores Primarios... ¿los de las veredas del barrio? ¡el color del pelo de la primera novia? ¿el torvo verde de los aterradores Falcon? ¿el de las golosinas de la infancia? ¿el de las bolitas de la niñez? ¿serán mañana los de el monitor teñido de windows, o los de las pantallas de los celulares?¿La bandera de ceremonias? ¿El color de algún rosal? ¿La pantalla de la televisión? ¿La tapa de un disco?

Colores Primarios ¿Cuáles serán los tuyos? ¿De qué color son tus sueños?
3 comentarios:
disculpe ud este atrevimiento fundado en una semi-plena ignorancia. Yo creo que esos colores semánticos a veces visibles, otras no, nos incluyen. En el barrio, en el club, en política, en sociedad, en cultura todos queremos pertenecer (por eso la publicidad de: "pertenecer tiene sus privilegios"). algunas elecciones serán más pasionales que racionales, por ejemplo: elegir el granate o el ovalo azul. otras estarán más relacionadas con nuestra cultura y educación, y serán una mezcla de pasión y razón, como ud bien nombra a YPF, Subterraneos de BA, Ferrocarriles Argentinos, Aerolineas, la selección, el patriotismo. otras finalmente tendrán que ser exclusivamente racionales: PJ, UCR, PC, PS.
Ya sé que es discutible cuan pasional o racional es nuestra elección. en todo caso será humana. será cuestión de pertenecer. de incluirse.
Para mi los colores de mi vida son el puro blanco con el globo de redes rojas de mi amado Huracán, el gris de los empedrados de Zavaleta y Pedro Chutro que nunca terminan de resignarse y salen a sol ayudados por los camionazos que rompen el asfalto; los de la calesita del gallego (que dios lo guarde) de Pepirí y Caseros; los grises de las paredes de los nobles y centenarios edificioos de Parque de los Patricios. GRACIAS POR LA FOTO DEL BERNASCONI, ME VAN A HACER LAGRIMEAR LA PUTA
Cada vez mejor, Albeto de Parque Patricios
Querido FJTU
Sí, de eso se trata. Pero no solo por pertenencia, sino por aquello que nos remite a esa dulce compañera del ayer: la melancolía, prima cercana de lo que nos resulta entrañable, extrañable, lejanamente familiar; son cosas que han mutado y que, en apariencia inanimadas, cobran vida para resucitar al cerrar los ojos a ese niño/joven/otro yo, que ya no está o que está correteando en otra dimensión repitiendo esa liturgia como en una cinta de Moebius... Son aquellas cosas que llora la melodía mágica y embriagadora que a los porteños nos eriza la piel cuando estamos lejos: el tango.
Alberto: ¿Y si encima te cuento que mi vieja y mi tía hicieron la primaria en el Bernasconi entre fines de los '30 y principios de los '40? ¿Y si te digo que mi vieja nació en Zavaleta y Alcorta, vivió en la curva de Luna y luego en Colonia y Los Patos? ¿Y si te cuento que mi abuela se fue con sus primeros 94 abriles en la Colectiva Valentín Alsina, donde vivía desde el '44? y que mi abuelo era vitalicio carnet 027 del globo y que en su bulo tomaban mate con tucho Méndez y Masantonio... Albertito, esa barriada sí tiene sangre porteña en sus alcantarillas.
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