miércoles, mayo 24, 2006

La Primera Morgue

Buenos Aires era sólo una "villa", un pueblucho que no podía competir en importancia ni en población con Salta, ni Asunción, ni Córdoba. En un pueblito todos se conocen. Bueno, no siempre. Buenos Aires era también un puerto, y en un puerto siempre hay gente de paso. Ya en aquella época el puerto de Buenos Aires era bastante concurrido para estar en uno de los confines del mundo. Tampoco imaginen que se llenaba el estuario de buques extranjeros pero el contrabando era bastante activo.
Lo que quiero contarles es que de vez en cuando, aparecía algún muerto tirado por ahí, casi siempre en la calle o en un baldío. Si no era reconocido inmediatamente se lo trasladaba a la morgue para que quien lo reconociera retirara el cadáver. Pero no fue hasta bien entrado el siglo XIX que la ciudad contó con una morgue en regla. ¿Dónde estaba entonces la morgue? En el único lugar donde podía estar; el único lugar por donde todo el mundo pasaba. Y si, lo tiraban en la puerta del Cabildo; el que lo reconocía se lo llevaba o avisaba a los deudos. ¿Pero y si nadie lo reconocía? Pues bien, cuando los cabildantes se pudrían(valga la redundancia) de sentir el olor a podrido del muerto, lo envíaban al cementerio de pobres.
El cementerio de San Miguel Arcángel, igual que todos los cementerios de entonces, estaba en el atrio de la iglesia homónima que aún hoy se encuentra en la esquina de Suipacha y Bme. Mitre. Allí tenían su último lecho los pobres, los huérfanos, los convictos, los ajusticiados, los que no tenían familiares conocidos y, por supuesto, los NN. Si bien el atrio no necesariamente tiene que ser el que actualmente conocemos, toda iglesia con más de 150 años enterraba gente en su predio. Si ud. piensa en casarse elija la iglesia que le guste y después de la ceremonia salude a los familiares y amigos desde donde quiera, pero no diga que no le avisé: no siempre el atrio es el lugar más feliz



¡¡Felicidades!!...


(Gracias Comandante por la foto)

1 comentario:

Comandante Fidel dijo...

Querido FJTU:
Tremenda y espeluznante actualidad la de su post
Las aceras del cabildo, el palacio municipal, el consejo deliberante, la casa rosada, el ministerio de economía y tantos otros baldosones linderos ¡siguen sembrados de cadáveres! Sí, cadáveres políticos; solo que a éstos, aunque todos los reconocen enseguida, nadie se atreve a tocarlos por repugnancia, ni se los llevan ¡por lo que pesan estos muertos!!...

Además, hace unos veinte años se casó allí por primera vez cierta prima mía (que ya volteó tres muñecos: 2 divorcios 1 difunto), con siniestras y sospechosas coincidencias: el cura, amigo de la familia, era el teniente de la capilla del cementerio de Flores; ese primer marido, desapareció trágicamente en una campaña antártica (se iba seis meses por año el muy reno) y ella se metió cojn eso del tablero ouija y esos mambos ¡Algo me olía a podrido!¡Juira Bicho!

La Reina del Plata vista por un pájaro(n)

Hace un tiempo tuve la oportunidad de viajar al sur en avión en un día maravilloso (lo que algunos llamaríamos "un día peronista")...