viernes, junio 02, 2006

Megalópolis: el nido (novela atroz por entregas) Parte X



X
No había recorrido Irina los tres metros que la separaban de la habitación de su hermano, cuando llegó hasta el edificio la onda de choque de la explosión en el parque. La fuerza expansiva fue tremenda: como una muñeca de trapo rebotó contra las paredes del pasillo y cayó sobre el piso alfombrado.
- ¡Chicos, chicos!
- Estoy bien - dijo aturdida, mientras su padre, en pijamas, la ayudaba a incorporarse
- ¿¡Qué pasó!? - su madre con una mano apretaba a puño cerrado la tela de su salto de cama y con la otra tocaba aterrada la pared del pasillo: varias rajaduras habían provocado la caída del material incluso del revoque fino.
Entraron en la habitación de Marcos pisando losfragmentos de vidrio de los desaparecidos ventanales. El chico, arrodillado sobre una silla, miraba absorto la negrura tras el hueco del ventanal.
Se acercaron y la hermana le puso las manos sobre los hombros; él ni lo notó. Sus ojos veían algo atravesando el viento y el polvo que éste arrastraba, que el resto de ellos no lograba percibir.
- ¿Estás bien? - le dijo su padre sacudiéndole fragmentros de vidrio del pelo
- Sí, papá: lo vi a tiempo y me tiré bajo la cama
- Andá, prendé la tele a ver si dicen algo - le dijo el hombre a Irina
- Hijito, ¿qué viste?, ¿fue en el parque?
- No sé viejo, creo que sí; pero llegó con tanta rapidez que...
Con la manga del pijama, el hombre secó un rastro de sangre de la frente del muchacho
- Tenés una astilla de vidrio; desinfectate, andá - y salió tras su hijo hacia la sala donde la chica había prendido el receptor.
- ¡Tengan cuidado con los vidrios! - gritó la madre desde la habitación de Irina -Estoy limpiando ¡qué desastre! - añadió
El rumor de las voces de los vecinos se escuchaba en los pasillos y en los pisos contiguos. Tocaron el timbre y el padre fue a abrir: era un amigo que vivía en el consorcio
- Cacho, los ascensores no andan y el edificio está todo rajado - le dijo en voz baja
- ¿Qué pasó?
- ¿No oiste?, en el Parque Municipal viejo, parecía la guerra. debe haber reventado algo. Los de la radio dicen que puede ser otra grieta que abrió el terremoto... qué se yo. La posta es que se escucharon diez millones de tiros y explosiones ¡cómo de bombas!- estaba aceleradísimo - Metele, agarrá a los pibes y la señora y vamos todos abajo.
Marcos apareció junto a ellos: ya estaba vestido.
- Yo voy bajando - anunció
- ¡Tené cuidado - le dijo el padre mientras insensible por el shock, apagaba el televisor - ¡Vamos! - urgió a las mujeres - ¡Abríguense!- manoteó una radio portatil al salir
Las escaleras eran una interminable procesión; la gente bajaba más por curiosidad que por temor. Muchos ni se inmutaron ¡al fin y al cabo eran las dos de la madrugada!
Justo a esa hora se cortó la luz.
En el departamento de Policía tuvieron indicios inmediatos de la gravedad de lo ocurrido; aunque nada encajaba con nada.
Duronea estaba en su oficina desde que llegó de la reunión en la oficina del forense. El jefe había ido a poner la cara en la conferencia de prensa del intendente y le había asignado al Grupo Gris, que tenía dependencia estratégica directa de la jefatura Central y solo era convocado en contadas ocasiones, para casos extremadamente difíciles: la élite de la élite.
Pese a sus años en la fuerza, Duronea nunca se dejaba de asombrar por los resortes que podía mover el poder político y los despliegues de recursos, hombres y elementos que podía provocar una interferencia en sus ambiciones.
Cuando Aguirre le comunicó sobre el intruso en la torre, mandó a buscar a Robacio.
- El Principal en línea dos, señor - le indicó el operador del conmutador
- ¿Walter?
- Diga comisario...
- Métase un cohete en el culo y venga a mi oficina: hay problemas en el Parque
Cuando Robacio llegó, Aguirre estaba solicitando por radio apoyo aéreo. Duronea modulaba por un aparato portátil colocado sobre su escritorio, en una frecuencia especial. Lo rodeaban varios hombres.
- ¿Hay problemas Capitán? preguntó al jefe del Grupo Gris
- Sí, muy graves - la voz llegaba ansiosa; había interferencia y estática
- ¿Hubo bajas o...?
- Sí, cortó Aguirre
- Capitán, estoy sujeto a presión para resolver esto cuanto antes ¡¿No pueden bajar a un loco hijo de puta?!
- Lo que necesito es un helicóptero artillado
Se miraron con Robacio y otro oficial del comando de operaciones.
- Si está seguro de lo que hace, ahí lo tendrá. Estoy en sus manos, no me defraude Aguirre
- Comprendo - la voz surgía tensa por el aparato
- ¿Necesita evacuar a alguien?
- Sí
- Le mando entonces uyn par de móviles sanitarios
- Espero
La comunicación finalizó
- Que releven la máquina de la escuela de cadetes por un Agusta artillado - ordenó sin dirigirse a nadie en particular - Que se subordine tácticamente al jefe del grupo gris - miró a Robacio
- Walter, mejor vamos para allá
Quince minutos después, caminaban por el garage del segundo subsuelo del edifico para tomar un móvil. Un suboficial llegó corriendo y los alcanzó.
- ¡Comisario!, ¡Hubo una explosión en el Parque!, ¡No tenemos comunicación alguna!
- ¿Y quién reportó entonces?
- Todos los móviles del perímetro señor; hay uan columna de polvo gigantesca y un corte de luz generalizado. Defensa Civil puso en alerta a toda su gente, van a evacuar creo...
Duronea subió inmediatamente al auto imitado por Robacio
- Avise a los puestos que voy en el móvil 1114
- Sí señor
Con un chirrido de neumáticos el coche se lanzó hacia la rampa y partieron como demonios.
Había señales en el trayecto de que la ciudad comenzaba a conocer las noticias.
Robacio, desde el equipo del auto, interrogaba al operador del comando radioeléctrico.
- ¿Hay comunicación con el helicóptero?
- Negativo 1114
- Que alisten otra aeronave
- Okey, pero avisan de tráfico aéreo que no va a haber condiciones para reconocimiento
- ¿Cómo es eso?
- La columna de escombros y polvo pasa los setecientos metros d3e altura; y un calor fortísimo y focalizado, está formando un microcentro de baja presión que genera ráfagas de viento arrachadas muy fuertes: no hay visibilidad ni margen de seguridad
- Comprendido. Avise al oficial a cargo del perímetro que llegamos en quince minutos al acceso oeste del predio
- Fuerte y claro 1114, comprendido
Dos ambulancias los pasaron velozmente cuando tomaron por la avenida que llevaba a los complejos habitacionales. Se hicieron más evidentes los signos de conmoción. A tres cuadras de los monoblocks, no pudieron seguir avanzando: an autos, camioneta y vehículos de todo tipo, la gente se estaba autoevacuando.
Alñ apearse del coche, Robacio notó una fina garúa sobre su rostro: extraña sensación. se pasó la mano por la cara.
- Tierra - sentenció
- Busquemos a la gente de Defensa Civil - sugirió el Comisario
Como Robacio estaba de uniforme, pronto se les acercó un joven oficial.
- Buenas noches, señor
- ¿Quién moviliza a esta gente? - le pregunto respondiendo el saludo con la venia
- Hay gente de Defensa Civil y varios grupos de Emergencias de la Municipalidad. Usan de centro comando el trailer que ven ahí - señaló cien metros hacia a delante
Observaron también varios móviles de la televisón y radiales: técnicos y operadores montaban febrilmente antenas satelitales y equipos de sonido. Había por doquier reflectores portátiles y linternas, porque en la zona el corte de luz era total; el sonido de los grupos electrógenos llenaba la noche.
Corrieron hacia el semirremolque con las siglas "DC" y se identificaron ante esta gente.
- No sabemos qué pasó en el Parque - les aclaró un joven con brazalete, que radio en mano dirigía la evacuación
- No había en derredor nadie, por el operativo de seguridad que ustedes montaron y entre los efectivos que acordonaban la zona del dispositivo, no hay más que un par de contusos y aturdidos
- ¿Qué hacen ustedes entonces?
- Preventivamente evacuamos los tres complejos más cercanos. Hay daños severos de mampostería y el viento que se está levantando, empuja la nube de escombros hacia aquí; no sabemos si hay algo tóxico en suspensión, ni nada con respecto a esos sólidos en suspensión que caen como ceniza
Empezaron a arribar micros fletados para llevar a la gente a sitios seguros, para poder pasar la noche.
Robacio divisó a un par de suboficiales, que con máscaras antigases, seguían apostados en el perímetro que coincidía con el alambrado del campo de golf y los lindes del supermercado. Al acercarse, le tendieron una máscara para él.
- Hubo una explosión en la torre y después el apagón - explicó uno de ellos - Fue súbito y total, hasta los equipos de reflectores. Después otra explosión, mayor, como de impacto, como si hubiera caído una bomba a tierra - las voces apagadas por las máscaras, estaban cargadas de nerviosismo - Después, contrastando más oscuro que la noche misma, vimos como se levantaba un surtidor de tierra, una columna de metros y metros de alto, de escombros proyectados con fuerza y velocidad al cielo
Llegó duronea tosiendo, Robacio le pasó su máscara y se tapó con un pañuelo la boca y las fosas nasales.
- ¡No sabemos qué más pasó! - declaró el otro suboficial
- ¡Los especialistas estaban ahí!agregó el primero
- ¿El helicóptero? - preguntó Robacio
- ¿No huele
- Sí, ya lo suponía
El viento traía un fuerte olor a combustible de aviación, junto con polvo y humo acre.
- Cayó,seguro: fue una de las cosas que explotó - sentenció por último el subordinado
- Sí, ya sé - dijo Duronea
Tosiendo, se acercó nuevamente al coordinador de Defensa Civil.
- Me avisaron que el comando de región aérea cerró los aeropuertos - dijo - convocamos a todas las ambulancias de emergencias disponibles - lo atajó el muchacho
- Bien
Desde un patrullero, gritó un agente
- ¡¿El Comisario Duronea?!
- ¡Sí, voy! - se sacó nuevamente la máscara y contuvo unos pasos la respiración
El polvillo hacía arder los ojos. Le extendieron el micrófono de la radio del auto
- Duronea - dijo secamente
- Bien, gracias, vamos para ahí
Se volvió y le dijo a Robacio
La Jefatura me manda al equipo de Bomberos de Siniestros; van a intentar forzar el acceso por la entrada principal norte
Consiguieron dos máscaras con nuevos filtros y lucharon contra la marea humana que abandonaba el lugar en sentido contrario al de ellos.
Continuará...

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