jueves, diciembre 29, 2005

Un cuento de navidad

Este cuento transcurre en Buenos Aires, en las navidades de 2005 y, como muchas otras cosas que transcurren en la ciudad de la furia, lo tiñe la sospecha de ser trucho, tan trucho como los abetos nevados, porque como en cada navidad, el calor en esta ciudad hace que el asfalto se levante. Este es un cuento imaginario que alguna vez le relataría a un nieto que me preguntase, como ya he hecho yo con mis abuelos, ¿cómo fueron los años de la segunda década infame?... El relato que sigue está teñido de toda la subjetividad que emana de mí y de aquellas cosas que a mis ojos emocionan o conmocionan, es un relato de un día cualquiera de las fiestas de 2005, un cuento K...



Este es un cuento extraño con un final incierto que casi con certeza empieza hace 30 años y se puede dividir en dos mitades casi exactas... la primer parte es el encadenamiento catastróficos de sucesos que va desde el derrumbe de la economía del país en el ocaso del gobierno de Isabel, Rodrigazo mediante, pasando por la experiencia disciplinadora del desempate social que significó el genocida "proceso", la inoperancia y rapacidad de los políticos de los partidos tradicionales, la práctica política como vaciamiento del discurso y enriquecimiento ilícito o tráfico de infuencias; una democracia formal, recuperada con escasa lucha popular, en cuyo advenimiento indudablemente gravitó con peso exponencial la pesadilla de Malvinas; por último una desigual pulseada entre un Estado dimensionado para otro contexto, su corrupción, y el convencimiento general de la incapacidad de autoadministrarnos que alimento las fauces sedientas de la patria contratista y privatista... pero detrás de todo ello, nosotros, los protagonistas, un pueblo temeroso de los cambios, entre los menos revolucionarios y más burgueses del mundo, que se fue cocinando como rana al fuego...
Continuará...


En medio de estos avatares, el golpe de estado económico que sufre el gobierno de Alfonsín y la incapacidad de esta administración de ofrecer un equilibrio entre la recuperación de las conquistas sociales y la idioscincracia prepetua del "curro" (palabra que en boca de Minguito, revela el estigma que a casi todos nos alcanza); sumada a la inescrupulosidad para recuperar espacio político por parte del Justicialismo y los continuos amagues militares, terminaron para siempre con el país que conocimos (para bien o mal) y llegó el "mesias" Carlos Saúl de Anillaco... El proceso por todos conocidos tene ribetes fantásticos que condujeron a la realidad del cuento que voy a empezar a narrar, pero el cóctel se podría resumir así:
Con el guiño de su amigo del norte y, maquiavélicamente decifrando con lucidez la interna de las FFAA a principios de los '90, sin vacilación (porque al muy HDP se lo puede señalar por cualquier cosa pero no por vacilar), erradicó las veleidades de los militares carapintadas de un plumazo y r{apidamente desarticuló presupuestariamente y desde la lisonja o la amenaza a la histórica pretensión política de las FFAA, secundado por muchos militares que se enriquecieron con las ventas ilegalesd e armas, con jóvenes entusiasmados porque les dió a los cuadros y tropa lo que les gustaba: actividad, y all{i los desperdigó por el Golfo, Chipre, la ex Yugoslavia, la frotera Irán, Irak, etc. El personaje más enigmático de este proceso, sin dudas, fue el Gral. Balza... qué contará la historia de él? el golpe de gracia para el poder militar: el "Caso Carrasco" que acabó con el poder que sobre la ciudadanía masculina detentaron las FFAA durante tantos años...

Por otra parte, hábilmente desarticuló a un sindicalismo que tuvo una paciencia inusitada con la depredación de las conquistas históricas de su movimiento. Lo hizo en un par de movimientos: primero. los hizo participar de las privatizaciones, cuando las bases aún no habían reaccionado; luego, con la pérdida de un masa crítica de millones de trabajadores sindicalizados que podrían haber intentado movimientos más importantes de resistencia, les saldó las millonarias deudas de los agujeros negros de las arcas sindicales: USD 120 a la UOM de Lorenzo, USD 250 a Unión Ferroviaria de Pedraza... ; por último y para terminar el trabajo (finish the dirty job), luego de su reelección, se vieron pobladas las bancas de la cámara de diputados con ingente cantidad de nombres que votaron las leyes más infames de la década o callaron frente a los decretos de necesidad y urgencia: Baldassini, Pepe, Cavallieri, Triacca, Rodríguez son solo alguno de los nombres de esta "épopeya", que culmina con el enriquecimiento de estos personajes, sus subalternos y sobras a sus "batatas" en múltiples hechos de corrupción, tan filmados, investigados, confirmados e impunes que consiguieron su "naturalización" frente a la mirada de la opinión pública que siguió jugando al sálvese quien pueda, al "a mi no me tocó", al "yo me pongo el parripollo y veraneo en Buzios", o a la crítica pasiva e inoperante, porque ojo!, el agua de la olla se calentaba y las ranas estaban adentro (nosotros).

Entonces, los más lúcidos o desesperados, los que comenzaron a marchar y a hacer sentir su voz desde el interior comenzaron a pagar su precio con gotas de sangre y esas gotas eran vidas... y entonces vino la carpa blanca y las miles de miles de manifestacones que empezaron a formar el huracán que se desataría en 2001... Y mi cuento aún no empezó, continuará...





De lo que ocurrió de la furia de diciembre de 2001 a la presente navidad es tan difícil dar cuenta... Por un proceso poco comprensible la masa de la ciudadanía (y cuando digo masa, hablo de ese conjunto dramáticamente crítico que forma una inmensa mayoría), terminó por lapidar y sellar el desteñido panorama que se acababa de dibujar. Poco importa la represión de Duhalde, el quiebre de la legalidad constitucional, la criminalización de la protesta social; los manejos cambiarios, la espada de Damocles, la desesperación, los suicidios, la suspención de la sentencia a muerte como identidad popular, pero, sin duda, el fin del estado-nación (aquí y acullá), poco importan los siniestros grupos foraneos y vernáculos que vaciaron el país al lavar sus deudas y ahora tienen fundaciones de "ayuda"... porque por una imbecilidad o ignorancia que atraviesa todos los estratos sociales, por omisión o inacción todos nos sentamos en este nuevo escalón del descenso como comunidad con una pasividad pasmosa, como si el pequeño esfuerzo de juntarnos y reconocernos como un todo complejo pero incluyente nos agotó en pocos días para apagarse como las últimas brasas de un asado de madrugada... y ojo!, no importa donde esté parado cada uno ni cómo haya caído la taba, TODOS DESTROZAMOS EL LUGAR EN EL MUNDO QUE ELEGIMOS PARA VIVIR, hoy ya no hay una "buena vida" para nadie por las tierras donde el gobierno K, que se manda las suyas como tantos, brilla con la inusitada intensidad que otorgan los logros que ya nadie se animaba a pedir; y atención que lo que digo es que un gobierno mínimamente aceptable porque las prácticas políticas son las porquerías de siempre, a veces parece, le queda grande a una sociedad sin concierto ni acierto... ruego disculpas a los esclarecidos de mente y sanos de conciencia que no pueden sumar y a aquellos que nunca claudicaron pero, lamentablemente, permítanme decírselos son minorías heterogeneas que se expresan a veces por intereses tan diversos que la voz no resuena... perdón nuevamente para las honrosas excepciones de compromiso y coherencia. Decía que entonces, sentados en la vereda donde se pone el sol llegó la noche de navidad donde la estrella que guía es la del gobierno K, y aquí empieza mi cuento de navidad : érase una vez un tipo como yo vea, que sentado sobre su ácida y decepcionada mirada del mundo que lo rodeaba, salió a trabajar la víspera de nochebuena como todos los días en la ciudad de la furia...

Continuará


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